La impresionante escena, como de película, fue grabada por un dron en Nueva Zelanda.
Stewart manifestó a la prensa local que inicialmente no sintió miedo, pero cuando observó a esta orca abrir la boca muy cerca de sus pies entendió que era prudente regresar al kayak.
En Nueva Zelanda, es ilegal nadar a menos de cien metros de estos animales.