Botero en la subasta de Pietrasanta, la ciudad mágica del artista en Italia

Si Fernando Botero ha decidido vivir en Italia, es por una ciudad llamada Pietrasanta. Situada cerca de la costa de la Toscana, a unos cien kilómetros de Florencia, Pietrasanta es un lugar suspendido entre el mar y las canteras de mármol blanco de los Alpes Apuanos.





Para rendir homenaje a la ciudad que lo adoptó, el Maestro donó una de sus acuarelas a la subasta benéfica que se celebrará en Sotheby’s el 12 de septiembre de 2020 a las 19.00 horas en el Claustro de Sant’Agostino. Bautizada El Gran Don del Arte, la subasta reunió a artistas de renombre internacional: además de Botero, Igor Mitoraj, Kan Yasuda, Jiménez Deredia y Jo Endoro también donaron sus obras por una causa que no es solo artística. De hecho, las ganancias se donarán tanto al Hospital Versilia, en primera línea durante la emergencia de Covid-19, como a familias y empresas en dificultades debido a la pandemia.

“Estamos orgullosos de leer las cartas con las que los artistas nos informan que aceptan nuestra invitación” dice el alcalde Alberto Giovannetti. “En sus palabras no solo está el deseo de donar una obra de arte, sino un abrazo sincero, la voluntad de apoyar la recuperación y devolver a Pietrasanta ese espíritu vivo y creativo que los fascinó. Un agradecimiento especial, por supuesto, para el maestro Botero, que desde hace 30 años ha decidido homenajearnos con su presencia”.

Monja, 2006
Monja, 2006

La obra que Botero ha decidido donar para apoyar la iniciativa benéfica, se titula Monja, 2006 y retoma uno de los temas más queridos por el artista colombiano, es decir, las monjas y madres superiores, que junto a las jerarquías eclesiásticas, cardenales y obispos, se han convertido en protagonistas de los lienzos del artista desde principios de los años sesenta. Formas inmóviles y pesadas, cuya inmensa gravedad se refleja también en las inconfundibles esculturas a las que el artista ha dado forma a lo largo de su carrera. Los grandes pintores del Renacimiento florentino, en primer lugar Piero della Francesca, pero también Andrea Mantegna, Masaccio y Paolo Uccello, inspiraron al artista, que realizó su primer viaje a Italia en 1954. Es en Florencia donde Botero, admirando los grandes lienzos de estos pintores, cultivó su pasión por la plasticidad a través de la plenitud de la forma, la organización del espacio y la armonía cromática que se convertirán en las características más evidentes de todas sus obras, pictóricas y escultóricas.

Pero es en Pietrasanta, en este pequeño pueblo de Versilia, donde el artista nacido en Medellín decidió abrir su estudio en la década de 1980, a unos pasos de la Catedral y de los talleres de los artesanos, que trabajan diariamente con mármol blanco de la Canteras de Carrara.

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