Si bien Michael Jackson dejó una huella histórica en la música y el baile, al llamado ‘Rey del Pop’ también se le recuerda por su controversial vida marcada por múltiples cirugías estéticas, drogas, adicciones, escándalos sexuales con niños y un montón de rumores que le siguen rodeando tras más de una década de su fallecimiento.
Un documental lanzado en 2019 con el título ‘Killing Michael Jackson‘, cuyo tema principal son las circunstancias de su muerte, revela impactantes secretos que el artista estadounidense guardó escrupulosamente en vida.
El filme, producido por la firma inglesa Zig-Zag Productions y estrenado inicialmente solo en Reino Unido, Italia y Suecia, reúne las declaraciones de los detectives que participaron en la investigación preliminar del caso.
La autopsia de Michael Jackson
Scott Smith fue uno de los oficiales de la Policía de Los Ángeles (EE.UU.) que obtuvo acceso exclusivo mientras se llevó a cabo la autopsia de Michael Jackson. Cuando tuvo en frente al cadáver del famoso, al detective de inmediato le llamó la atención un particular detalle que difería por completo con el aspecto que el público habitualmente presenciaba en los espectáculos de la estrella. Esto dijo Smith en el documental, citado por Daily Express:
Lo que era extraño, que me encontraba mirando periódicamente era su cabeza, su cuero cabelludo. Cada vez que salía en público llevaba una peluca para disimular la calvicie.
El artista tenía tatuado el cuero cabelludo, lo que también le servía para disimular la falta de cabello natural.
En 1984, a Jackson literalmente se le quemó la cabeza. Su cabello prendió fuego cuando filmaba un material publicitario para Pepsi. Por fortuna, gracias a un tratamiento médico, el artista pudo ocultar las secuelas de las quemaduras de segundo grado provocadas por ese accidente.
Sin embargo, el detective Smith detalló la impresionante magnitud de las lesiones que Jackson había ocultado durante tantos años:
Mirando su cuero cabelludo, la parte superior de su cabeza estaba severamente marcada. Casi no tenía cabello en los costados, en comparación con el aspecto que tendría en público con el cabello suelto, eso era un poco diferente.
Calmando el dolor
Al cuerpo sin vida del ‘Rey del Pop‘ se le podían observar otras cicatrices en su rostro, especialmente en la nariz y detrás de las orejas. También tenía marcas en la base del cuello, en sus manos, brazos y otras partes del cuerpo.
La conclusión del detective Smith es que todas esas cicatrices explicarían, al menos en parte, el hecho de que Michael Jackson acudiera frecuentemente a fuertes analgésicos como el Propofol. Este medicamento, según el informe de toxicología, fue el que terminó matando al artista luego de que le fuera administrada una dosis “como para derribar a un rinoceronte”.