En las últimas décadas, la humanidad ha experimentado una gran evolución y múltiples transformaciones. El papel de las nuevas tecnologías aplicadas en la agricultura en la actualidad ha permitido combinar innovación y sostenibilidad. No se trata de moda o capricho, su objetivo es hacer frente a la creciente demanda de alimentos ante el constante crecimiento de la población mundial, a la escasez de recursos y a las cada vez mayores preocupaciones en materia medioambiental.
Agricultura de precisión, donde la tecnología y el campo se encuentran
La agricultura moderna y sus tecnologías tienen en la agricultura de precisión uno de los pilares más reconocibles y utilizados. El uso de la tecnología en la agricultura proporciona ventajas competitivas para aquellos que la implementan en su flujo de trabajo. El conocimiento basado en datos ayuda a optimizar la gestión de los cultivos, aumenta la eficiencia operativa y fomenta las prácticas agrícolas sostenibles. De entre estas ventajas, quizá la más significativa es el uso racional y eficiente de los recursos naturales.
Aunque pueda ser paradójico, la agricultura tradicional es uno de los principales emisores de gases de efecto invernadero, gracias a prácticas como la labranza, que libera el carbono secuestrado en el suelo, y una de las principales causas de escasez de agua, debido a las prácticas de riego abusivas y sin control. Si bien la conservación de recursos no es el objetivo principal de la agricultura de precisión, es un resultado inherente cuando se aplica la cantidad de nutrientes y agua necesaria, sin desperdiciar. Otra ventaja relacionada con el medioambiente es la reducción del uso de pesticidas y otros productos químicos al usar técnicas como la rotación de cultivos o los cultivos de cobertura.
La tecnología agrícola más habitual en el campo a nivel mundial son los sensores, aunque no es la única. Otras herramientas ganan presencia a pasos agigantados y, a día de hoy, son imprescindibles para lograr el mayor rendimiento posible. Las más importantes son las siguientes:
- Imágenes de satélite para monitorizar los cultivos: Cuanto más grande es el campo, más complicado y costoso es conocer las condiciones de las plantas y del suelo. Por eso, las imágenes de satélite son un excelente aliado, que permite no solo analizar de forma visual las plantas, también sirven de base para otras funciones avanzadas, como la detección de plagas y enfermedades, la predicción del rendimiento, la creación de mapas de productividad para la aplicación de tasa variable de insumos, etc.
- Maquinaria con GPS integrado: Gracias al sistema de posicionamiento global, los agricultores pueden controlar y guiar la maquinaria por el campo para gestionar los recursos con mayor eficacia. Por ejemplo, trazar rutas más efectivas que eviten pasar por el mismo sitio más de una vez.
- Sensores IoT: El Internet de las Cosas (IoT) busca crear una red de dispositivos interconectados entre sí. Esto permite recopilar y compartir datos en tiempo real entre sí, mejorando el conocimiento sobre las condiciones del campo y la toma de decisiones, lo que favorece una mayor eficiencia y productividad.
El camino por recorrer hasta alcanzar la agricultura sostenible
A medida que la agricultura moderna evoluciona, aumenta la productividad, pero hay otros objetivos secundarios que deben cumplirse, entre los que se encuentra la sostenibilidad y el cuidado del medioambiente. Pese a que se han alcanzado ciertos compromisos, todavía falta para poder afirmar que este objetivo se ha cumplido.
Uno de los principales pasos a dar es la reducción de los gases de efecto invernadero, legislando para crear una descarbonización efectiva que ayude a no contribuir al empeoramiento de las condiciones climatológicas que sufren los agricultores de muchos países del mundo. En esta misma línea se busca crear una economía circular en la agricultura, minimizando los residuos, reciclando los nutrientes y adoptando prácticas que den prioridad a la salud medioambiental a largo plazo. Para ello, la agricultura regenerativa es una excelente variante para contribuir a una buena salud del suelo, la biodiversidad y el secuestro de carbono.
Otra de las ideas clave dentro de este camino es la búsqueda de una agricultura centrada en la comunidad local. En muchos países, la agricultura es el medio de vida de muchas personas y fomentar los modelos agrícolas locales reducen la huella de carbono asociada al transporte de larga distancia, promueve la seguridad alimentaria y favorecen la seguridad económica de los agricultores de la zona. Aquí se incluyen también la inclusión de los agricultores en el desarrollo de nuevas soluciones adaptadas a las condiciones específicas de cada región y la colaboración con otros agentes del sector.
La unión entre agricultura y tecnología está remodelando la forma en que cultivamos la tierra y alimentamos al mundo. La tecnología en la agricultura revolucionará aún más el campo a medida que surjan nuevos avances y metodología. Algunos de esos avances están relacionados con la inclusión de la IA a niveles no vistos anteriormente, las nuevas capacidades de computación directamente en el dispositivo que recoge los datos (Edge Computing), plataformas de datos colaborativas o mayor transparencia en los datos, gracias a la tecnología Blockchain. Todos ellos jugarán un papel fundamental en la construcción de un planeta sostenible.