Desde el estallido de la pandemia, en todos los países europeos, aunque de manera diferente, los gobiernos han tenido que bloquear muchas actividades comerciales como hoteles, restaurantes, bares, peluqueros, gimnasios, discotecas y muchas otras.
Otras han tratado de contener el colapso generalizado de la economía, sin embargo, tras meses de incertidumbre, cuarentena y consumos a sollozos, llegaron también los problemas de disponibilidad de las materias primas.
Quienes sufren más son las industrias químicas que producen productos poliméricos para diferentes sectores (barnices, plásticos, embalajes, automóviles) y la industria electrónica que se quedó sin semiconductores.
Algunas materias primas, indispensables, casi han desaparecido del mercado y sus precios se han duplicado con creces desde finales del año pasado. El problema que lamentan algunas empresas es que el aumento de los precios es sólo un aspecto: las materias primas no se entregan, y si se entregan es con retraso y en cantidades menores respecto a las del pedido.
Esto desencadena retrasos en cascada en las entregas de los pedidos, y las empresas se encuentran en la paradójica situación de no poder cumplir con la entrega de los pedidos. La consecuencia es que diferentes empresas se han visto obligadas a reducir la capacidad productiva de las plantas con un impacto negativo también en la ocupación.
¿A qué se debe la crisis de las materias primas?
Esta es la pregunta principal que todo el mundo se hacía al principio, y es una combinación de varios factores, de los cuales el más importante es la relocalización salvaje, durante décadas, hacia el llamado “Extremo Oriente” de todos los productos químicos básicos europeos. Con el fin en ahorrar mano de obra y en medio ambiente, la producción se ha dedicado a los monómeros, los “pequeños bloques” de la química, que queda descubierta.
Estas empresas hipotetizaban una reducción de la demanda debido a la pandemia y planearon una reducción de la producción. El repentino estallido de la industria química y automovilística en Europa ha causado un cortocircuito entre demanda y oferta.
Otro factor es el fuerte arranque de la economía de Cina, que se guardó para sí la producción, dejando las migajas a Europa y Estados Unidos pagadas a precio de oro.
Por último, pero no por ello menos importante, las subvenciones a la construcción promulgadas por muchos gobiernos para impulsar las economías. Estas subvenciones han creado un aumento de solicitudes también de acero y hierro con el mismo reflejo en las cotizaciones respectivas.
¿Cuáles serán los reflejos en la economía?
Si recomienza la cadena de aprovisionamiento pero aumentan sólo los precios, subirá la inflación con repercusiones que serán probablemente aceptables. Si la cadena de abastecimiento seguirá siendo insuficiente nos encontraremos en una situación paradójica que nos impedirá reemprender la producción velozmente, porque lo que nos servirá se produce en la otra parte del mundo y no en nuestro territorio. Por el momento sólo podemos suponer, tendremos que esperar algunos meses para que todo vuelva a funcionar, desde las plantas químicas hasta los embarques de contenedores, también éstos (obviamente) en caos.
La voz de las empresas
Hemos contactado con algunas empresas que trabajan en sectores diferentes. Una empresa que fabrica maquinarias textiles en Como, Italia, nos cuenta que tienen problemas para comprar PLC (chip de control industrial) porque no hay disponibilidad en el mercado. Como tienen pedidos por cumplir, han tenido que desempolvar los viejos sistemas de relés, un salto atrás de 20 años. Una empresa que fabrica resinas epoxi en Polonia, una de las pocas que quedan en Europa, ha reducido fuertemente su funcionalidad porque, lamentablemente, los monómeros llegan desde India y China. “La capacidad de producción en marzo llegó al 63% contra la demanda que debería hacer trabajar las máquinas al 100%.” El administrador de una empresa que produce barnices, sobre todo metálicas, Cromas refiere que “es una gran pena tener pedidos y dificultar para cumplirlos porque faltan las materias primas. Las dichas materias llegan con retraso y, a menudo, en cantidades menores, con cotizaciones altas imposibles de revertir a nuestros clientes. Esperamos que la situación mejore pronto.”
El nudo de los transportes
Como mencionado anteriormente, también los transportes navales están en caos y, es bien sabido que, casi todas las materias primas se transportan por mar en contenedores. El bloque repentino de la economía debido a la primera ola pandémica causó una distribución de contenedores y de los barcos para transportes que no colima con las exigencias del mercado, de manera que los contenedores y los barcos están parados aquí en Europa vacíos y las materias primas por transportar se encuentran en China y en todo el “Extremo Oriente” sin medios de transporte. Esto ocasiona un aumento de las cotizaciones y de la durada del transporte, la “China Container Industry Association” ha publicado un informe que demuestra que ya en Enero el promedio de los tiempos de transporte habían pasado de 60 días en 2019 a 100 días a finales de 2020.
Conclusiones
Lamentablemente la pandemia detuvo muchas actividades, de un día a otro, a través de un decreto. El mundo, en pocas semanas se paralizó, realmente. Ahora se trata de intentar una recuperación rápida que no es tan simple como apretar un botón. La descentralización tiene que replantearse, debilita quien abusa de ella en nombre de un ahorro que debería evaluarse cuidadosamente.