¿Cómo debes guardar el vino en verano para evitar la oxidación?

Los meses más calurosos del año ponen en peligro el estado óptimo de tus alimentos y bebidas favoritos. Y el vino, por su delicadeza y por la importancia de disfrutarlo en su mayor esplendor, requiere una atención especial. Una mala conservación puede alterar irremediablemente las cualidades del vino.





La mejor solución para conservar el vino y evitar su oxidación es tener una vinoteca en casa. No hay que ser un experto enólogo para tener una. Si consumes vino con cierta regularidad y te gusta disfrutarlo en su punto más exquisito, ya tienes razones suficientes para buscar una vinoteca que se adapte perfectamente a tus requisitos de espacio o precio.

Mientras buscas la nevera de vinos ideal para tu casa, puedes ir aplicando los consejos más básicos para que tu vino sobreviva a las altas temperaturas estivales. Estos son los puntos clave que debes tener en cuenta.

Cómo conservar el vino en perfecto estado

Temperatura. Lo primero que tenemos que tener en cuenta es que, ya sea un vino tinto, rosado, blanco o espumoso, debe conservarse a una temperatura de entre 10 y 15ºC. En invierno puede parecer algo más fácil, pero en verano cualquier desliz puede someter al vino a una temperatura incorrecta y dañar sus propiedades y su sabor. Es importante mantener siempre la temperatura en ese rango y de forma estable.

Eso sí, conviene recordar que, mientras que en un momento dado podemos un vino blanco en el congelador para poder servirlo más fresco, lamentablemente no podemos hacer lo mismo con un tinto. El frío extremo hará perder sabor y textura en esta especialidad, por lo que es mucho mejor recurrir a alternativas como, por ejemplo, meter la botella en un recipiente con agua fría y sal.

Si la mejor opción que tenemos para guardar el vino a buena temperatura es la nevera, hay que tener en cuenta cuántos días pasará la botella ahí antes de que la abramos. Los vinos blancos pueden estar en la nevera entre una y dos semanas antes de consumir, pero los tintos son algo más delicados y debemos acortar en la medida de lo posible el tiempo que pasan en nuestro frigorífico.

Luz. La luz es otro gran enemigo que en verano se mantiene siempre al acecho. Debemos mantener nuestras botellas de vino protegidas de la luz solar y de la luz artificial. Si no es posible guardarlas en un sótano o una habitación en plena sombra, intenta alejarlas de focos de luz como lámparas, pantallas o ventanas.

Humedad. El tapón del corcho requiere un ambiente con alta humedad para que no termine secándose.  Concretamente, debe estar alrededor del 70%. Si el tapón se seca, no será capaz de conservar el vino en buen estado, lo cual afectará a su calidad y su sabor.

Posición. Otro truco que debemos llevar a cabo para mantener el corcho en buen estado es guardar la botella en posición horizontal. De este modo, la bebida del interior se mantiene en contacto con el tapón de corcho y permite su elasticidad y su humedad.

Cómo guardar el vino una vez abierto

Y, ahora bien, cuando ya he abierto la botella, ¿cómo la conservo? Cuando son pocas personas las que consumen vino en casa siempre está el dilema cómo guardar la botella ya abierta y cuánto tiempo aguanta en buen estado. Lo ideal es minimizar la cantidad de aire que hay en el interior.

Para ello, existen bombas de vacío que permiten eliminar el oxígeno de la botella y mantener el vino en buen estado. También conviene hacerse con un tapón de rosca para colocarlo en la boquilla. Ambos son instrumentos baratos y fáciles de conseguir. Un truco más casero es utilizar una botella más pequeña, aunque con determinados tipos de vino parece algo doloroso. Y ahora sí: una vez abierto, toca guardarlo siempre en la nevera, esta vez en posición vertical, y consumirlo antes de 2 o 3 días.

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