La prueba inequívoca de que Hitler nunca huyó a Sudamérica

Un historiador relata cómo se demostró el suicidio del dictador alemán.

A través de una imagen de rayos X conservada en los documentos de los servicios especiales de Estados Unidos se pudo legitimar una parte de la mandíbula de Hitler que se preserva en Moscú.





La muerte voluntaria de Adolf Hitler se habría probado con la ayuda de una imagen de rayos X tomada a la mandíbula del líder alemán, radiografía que fue conservada durante varios años en documentos secretos de los archivos especiales de Estados Unidos, según lo reveló el historiador Vasilii Jristofórov, director del Instituto de la Historia rusa de la Academia de Ciencias de Rusia, en un reportaje publicado en 2018 por el medio RIA.

De acuerdo con lo relatado por el historiador, en la década anterior un profesor estadounidense se valió de una parte de la mandíbula de Hitler que conserva el Archivo Central del Servicio Federal de Seguridad (FSB) de Rusia, para indagar sobre las circunstancias que rodearon el fallecimiento del caudillo nazi.

El profesor solicitó que le fueran mostrados fragmentos de aquella mandíbula y, en cierto momento, “sacó de su carpeta” la imagen de rayos X que tenía de esa misma parte del cuerpo de Hitler, lo cual sorprendió a todos los trabajadores del Archivo.

Tras efectuar una cuidadosa comparación entre los fragmentos de la mandíbula y la imagen de rayos X, el profesor aseguró que “coincidían”.

Según Vasilii Jristofórov, la imagen de la mandíbula, hasta ese momento desconocida y sin ningún registro de su existencia, se encontraba desde que terminó la Segunda Guerra Mundial en manos de los servicios especiales estadounidenses.

Ante esto, el historiador concluye que no hay ninguna prueba objetiva que indique la huida de Adolf Hitler a Sudamérica, como aseguran varios investigadores:

Un nutrido grupo de investigadores sigue argumentando que Hitler logró escapar y que vivió a salvo en Sudamérica casi hasta fines de la década de 1970, que tuvo hijos allí. Pero no se proporciona una sola evidencia objetiva. En cambio, toman el testimonio de personas que ya no existen, y es imposible verificar si estas personas existieron.

La versión oficial de la muerte de Hitler señala que se suicidó en Berlín el 30 de abril de 1945, totalmente asediado por la ofensiva de las fuerzas soviéticas.

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