La inquietante historia de Irma Grese, la temida ‘hiena de Auschwitz’

Pasó de ser una adolescente con problemas a convertirse en una de las guardias más sádicas que jamás haya trabajado dentro de un campo de concentración nazi.

Desde el desquiciado médico Josef Mengele hasta el trastornado ministro de Propaganda Joseph Goebbels, los nombres de los más cercanos colaboradores (y colaboradoras) de Adolf Hitler se han convertido en sinónimo de crueldad.





Y entre todos esos personajes malvados de la Alemania Nazi, emerge una de las mujeres más temidas: Irma Grese.

Considerada por la Biblioteca Virtual Judía como «la más notoria de las criminales de guerra nazis», Grese cometió crímenes que fueron especialmente brutales incluso entre sus compatriotas nazis.

La vida temprana de Irma Grese

Irma Grese nació en 1923, hija de padres agricultores que disentían del partido Nazi. Según las transcripciones de su juicio, cuando Grese tenía 13 años, su madre se suicidó al enterarse de que su marido la estaba engañando con la hija del dueño de un pub local.

La vida temprana de Irma Grese
Es distinguida como una de las tres mujeres más abominables del nazismo.

Pero Grese tendría muchos más problemas durante su infancia, incluidos algunos en la escuela. Una de las hermanas de Grese, Helene, contó sobre el maltrato que sufrió Grese y su imposibilidad de defenderse. Mortificada por lo que vivía en la escuela, Grese se retiró cuando era solo una adolescente.

Para conseguir su propio sustento, Grese trabajó en una granja y luego en una tienda. Como muchos alemanes, fue hechizada por Hitler y, a los 19 años, la joven mujer encontró un empleo como guardia en el campo de concentración de Ravensbruck, donde apresaban exclusivamente a mujeres.

Un año después, en 1943, Grese fue trasladada a Auschwitz, el campo de concentración y exterminio más grande e infame de los nazis.

Servicio con las SS

Grese, una nazi leal, dedicada y obediente, ascendió rápidamente al rango de supervisora, el segundo rango más alto que podría otorgarse a las mujeres en las SS. Con tanta autoridad, Irma Grese estaba facultada para desatar un torrente de sadismo letal sobre sus prisioneros.

Servicio con las SS
El ascenso se produjo a causa de su enorme fanatismo nazi y el considerable sadismo que desarrolló.

Aunque es difícil comprobar los detalles de los abusos de Grese, varios estudiosos del tema señalan que mucho de lo que se ha escrito sobre las mujeres nazis está empañado por el sexismo y los estereotipos. Sin embargo, hay pocas dudas de que Grese merece sus múltiples apodos: «La hiena de Auschwitz», «La bella bestia», «La cancerbera» o «La perra de Belsen».

En su libro Five Chimneys, la sobreviviente del Holocausto Olga Lengyel contó que Grese tuvo muchas aventuras con otros nazis, incluido Mengele. Cuando llegó el momento de seleccionar mujeres para la cámara de gas, Lengyel señaló que Irma Grese habría elegido deliberadamente a las prisioneras más hermosas debido a los celos y el despecho que le causaban.

Usando siempre pesadas botas, látigo y pistola, entre otros elementos, Irma Grese era conocida por dejar que perros se lanzaran encima de las presas para devorarlas, asesinar a internas a tiros a sangre fría, torturar a niños, abusar sexualmente y dar palizas sádicas con látigos trenzados hasta provocar la muerte de las víctimas.

Según los testimonios que se conocieron durante su juicio:

El terror mortal inspirado por su presencia la complacía indudablemente y la deleitaba. Porque aquella muchacha veinteañera carecía en absoluto de entrañas. Con mano segura escogía a sus víctimas, no sólo de entre las sanas, sino de entre las enfermas, débiles e incapacitadas.

Las que, a pesar de su hambre y penalidades, seguían manifestando un poco de su belleza física anterior, eran las primeras en ser seleccionadas. Constituían los blancos especiales de la atención de Irma Grese.

Por último, la Biblioteca Virtual Judía escribió que Grese tenía pantallas de lámparas hechas con la piel de tres prisioneros muertos.

No obstante, a medida que los aliados debilitaron el dominio de los nazis sobre Europa, Grese pasó de destruir la vida de los demás a intentar salvar la propia.

El final de ‘La bella bestia’

En la primavera de 1945, los británicos arrestaron a Grese y, junto con otros 45 nazis, Grese fue acusada de crímenes de guerra en el Juicio de Bergen-Belsen, realizado entre septiembre y diciembre de 1945.

El final de 'La bella bestia'
Irma Grese y Josef Kramer, detenidos por las autoridades británicas poco después de la liberación del Campo de concentración de Bergen-Belsen.

Grese se declaró inocente, pero los testimonios de testigos y supervivientes sobre los abusivos métodos de Grese hicieron que la condenaran a muerte.

El 13 de diciembre de 1945, Irma Grese fue ahorcada. Según cuentan, sus últimas palabras fueron: «Schnell!» (¡Rápido!). Al parecer después de su ejecución su cuerpo fue mutilado e incinerado para que después las cenizas fueran arrojadas a un desagüe.

Con solo 22 años, Irma Grese tiene la distinción de ser la mujer más joven ahorcada bajo la ley británica durante el siglo XX.

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