Aunque solemos asociar a las abejas con su valiosa labor como polinizadoras en la cadena alimentaria, estas pequeñas criaturas poseen habilidades sorprendentes, como resolver problemas matemáticos, reconocer rostros e incluso usar herramientas.
En 2021, un vídeo publicado originalmente en X (antes Twitter) mostraba a un par de abejas aparentemente desenroscando la tapa de una botella de Fanta para alcanzar el líquido azucarado de su interior.
En un mundo donde los contenidos manipulados por inteligencia artificial son cada vez más comunes, cabe preguntarse si este momento es genuino o simplemente una obra de edición digital. Sin embargo, podría ser que las abejas realmente trabajasen juntas para mover una tapa ya suelta.
Sea como sea, resulta fascinante imaginar si estos insectos tienen la capacidad cerebral suficiente para llevar a cabo tal «robo» de refresco.
De acuerdo con ViralHog, empresa que gestionó la licencia del vídeo, el incidente fue grabado en São Paulo, Brasil, por un trabajador durante su pausa de almuerzo.
«Un cliente me regaló un refresco, pero las abejas me lo quitaron enseguida», relató la persona que compartió el vídeo.
La habilidad con la que estas dos abejas parecen desenroscar la tapa ha dejado perplejos a muchos internautas, quienes no tardaron en cuestionarse cómo es posible que en un cerebro tan diminuto exista tal nivel de inteligencia.
Más allá del tamaño del cerebro
En los últimos años, hemos aprendido que el tamaño de un cerebro no siempre determina su capacidad.
Por un lado, animales pequeños como las abejas tienen cuerpos mucho menos complejos, lo que implica que sus cerebros, aunque pequeños, son suficientes para controlar sus funciones vitales. Además, el rendimiento cognitivo parece depender más de la complejidad de las conexiones neuronales que del tamaño del cerebro en sí.
En 1962, el zoólogo Karl von Frisch, quien más tarde recibiría un Premio Nobel por sus investigaciones sobre las abejas, afirmó que el cerebro de los abejorros era demasiado pequeño para pensar, atribuyendo sus proezas a simples instintos.
No obstante, esta afirmación ha sido cuestionada en numerosas ocasiones desde entonces.
Inteligencia en un cerebro diminuto
A pesar de tener una cabeza del tamaño de una semilla de hierba, las abejas han demostrado habilidades sorprendentes en investigaciones recientes. Estas incluyen aprender observando a otras abejas, usar herramientas, contar hasta el cero e incluso resolver operaciones matemáticas básicas.
La pregunta sigue siendo: ¿cómo un cerebro tan pequeño podría permitir a las abejas realizar algo tan complejo como desenroscar la tapa de una botella?
Karl von Frisch defendía la idea de que las abejas realizaban hazañas intelectuales asombrosas exclusivamente por instinto y que fallaban cuando se enfrentaban a situaciones completamente nuevas.
Abrir una botella no es una tarea que las abejas estén diseñadas para realizar en su entorno natural, lo que lleva a von Frisch a mantenerse escéptico. Podría ser que, impulsadas por la recompensa dulce, simplemente empujaran una tapa ya suelta sin mucha intención.
Sorprendentes capacidades
Sin embargo, la naturaleza siempre encuentra formas de sorprendernos. En el cerebro de una abeja, una sola neurona puede conectarse con hasta 100.000 otras células, lo que demuestra una eficiencia impresionante.
En un estudio realizado en 2017, abejorros fueron entrenados para empujar una pelota hacia una portería a cambio de una recompensa. Los insectos aprendieron observando a otros y corrigiendo sus errores, mostrando habilidades que antes se creían exclusivas de mamíferos y aves.
«Hubo un tiempo en que el uso de herramientas se consideraba exclusivo de los humanos, luego se atribuyó a primates, más tarde a aves y ahora sabemos que muchas especies pueden imaginar cómo usar objetos para alcanzar un objetivo», explicaron los investigadores.
A pesar de su reducido tamaño neuronal, las abejas son capaces de mucho más de lo que solíamos creer. Así que, la próxima vez que disfrutes de una bebida al aire libre, no pierdas de vista tu refresco, por si tienes unas invitadas inesperadas.