Freud: el psicoanalista que no amaba la música

Sigmund Freud es considerado el padre del psicoanálisis, una disciplina que revolucionó el estudio de la mente humana y sus conflictos. Sin embargo, hay un aspecto de la vida de Freud que llama la atención por su contraste con su obra: su falta de interés y disfrute por la música. Tú sí puedes disfrutar de la música y acompañar tus apuestas en el casino en vivo con ella.





Freud confesó en varias ocasiones que no le gustaba la música, que no le producía ninguna emoción ni placer, y que incluso le resultaba molesta e irritante. En una carta a su amigo Wilhelm Fliess, escrita en 1897, Freud escribió:

No tengo ningún sentimiento por la música, porque me falta el órgano musical; me aburre o me irrita, según mi estado de ánimo.

¿Por qué Freud no lograba apreciar la música? ¿Qué implicaciones tiene este hecho para su teoría psicoanalítica? ¿Qué nos dice esto sobre la relación entre la música y el inconsciente?

Posibles explicaciones

No hay una respuesta definitiva a estas preguntas, pero se han propuesto varias hipótesis para intentar explicar el rechazo de Freud hacia la música.

Una de ellas es que Freud tenía un déficit auditivo o una amusia, es decir, una incapacidad para procesar o interpretar los sonidos musicales. Sin embargo, esta teoría no parece muy plausible, ya que Freud no mostraba problemas para escuchar otros tipos de sonidos, como el habla o el ruido ambiental.

Otra posibilidad es que Freud tuviera una personalidad racionalista y analítica, que le impedía conectar con el lenguaje simbólico y emocional de la música. Freud valoraba mucho la ciencia y la lógica, y desconfiaba de las manifestaciones artísticas o religiosas, que consideraba formas de ilusión o sublimación. La música, al no tener un significado claro y unívoco, sino más bien ambiguo y subjetivo, podría haber representado para Freud una amenaza a su sistema de pensamiento.

Una tercera hipótesis es que Freud tuviera una resistencia inconsciente a la música, debido a algún trauma o conflicto psíquico reprimido. La música podría haber evocado en Freud recuerdos dolorosos o deseos prohibidos, que él prefería evitar o negar. Por ejemplo, se ha sugerido que Freud podría haber asociado la música con su padre, quien tocaba el violín y era aficionado a la ópera, pero con quien Freud tenía una relación conflictiva y ambivalente. Otra posibilidad es que Freud temiera perder el control de sus impulsos sexuales o agresivos al escuchar música, ya que esta tiene un poderoso efecto sobre el cuerpo y las emociones.

Lo interesante de este hecho

El hecho de que Freud no le gustara la música es interesante por varias razones. En primer lugar, porque muestra una paradoja entre su obra y su vida: mientras que el psicoanálisis se basa en la exploración del inconsciente y sus manifestaciones simbólicas, Freud rechazaba una de las formas más universales y expresivas de comunicación inconsciente: la música.

En segundo lugar, porque plantea un desafío a su teoría psicoanalítica: ¿cómo explicar la experiencia musical desde el punto de vista del psicoanálisis? ¿Qué papel juega la música en el desarrollo psíquico, en la estructuración de la personalidad, en la resolución de los conflictos internos? ¿Qué tipo de mecanismos psicológicos intervienen en la percepción, la apreciación y la creación musical?

En tercer lugar, porque abre un campo de investigación interdisciplinar entre la psicología, la música y otras áreas del conocimiento. La relación entre Freud y la música ha sido objeto de estudio por parte de diversos autores, que han intentado analizar las influencias mutuas entre el psicoanálisis y la música, tanto a nivel teórico como histórico y cultural. Asimismo, se han desarrollado nuevas perspectivas y métodos para estudiar los fenómenos musicales desde una óptica psicoanalítica, como por ejemplo el análisis musical, la musicoterapia o la etnomusicología.

Freud fue un genio de la psicología, pero también un ser humano con sus limitaciones y contradicciones. Su aversión hacia la música es una de ellas, y nos invita a reflexionar sobre las complejidades y misterios de la mente humana. La música es una forma de arte que nos conecta con nuestro inconsciente, con nuestras emociones, con nuestra identidad y con los demás. Por eso, quizás Freud se perdió una de las fuentes más ricas y profundas de conocimiento y placer que existen.

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