Hace más de un siglo, Nikolai Kondratiev descubrió que las economías capitalistas tendían a formar ciclos de 50 a 60 años de auge seguidos de depresiones. En los últimos años, sin embargo, la tendencia ha cambiado drásticamente: las crisis se han vuelto más recurrentes y contagiosas. Incluso con el fin de la pandemia a la vista, las perspectivas económicas siguen siendo sombrías.
¿Cuánto durará la recuperación?
A pesar de que oficialmente la crisis de las hipotecas subprime terminó en junio de 2009, los efectos adversos sobre la economía en general se dejaron sentir durante mucho más tiempo. Según Forbes, la tasa de desempleo no volvió a los niveles anteriores a la recesión hasta 2014, y los ingresos medios de los hogares tardaron en recuperarse hasta 2016.
Los efectos a largo plazo de las subidas de tipos también podrían ser «más potentes», o mejor dicho, más duraderos de lo que se piensa. Esto incluye no sólo la disminución del poder adquisitivo y del consumo privado, sino también el aumento de los eventos crediticios, como los impagos, especialmente en el sector inmobiliario.
Consecuencias de la recesión
En octubre, el FMI preveía que el crecimiento mundial podría caer hasta el 2,7% en 2023. Excluyendo la crisis financiera mundial y la peor etapa de la pandemia, ese sería el año más débil para la economía mundial desde 2001. El Banco Mundial fue mucho más pesimista en sus previsiones, pronosticando que la economía mundial crezca sólo un 1,7% este año, un fuerte descenso respecto al 3% que predijo en junio.
En cuanto al sector bancario, a juzgar por los resultados del 4º trimestre, la situación sigue siendo tranquila y estable. Sin embargo, el hecho de que las entidades financieras hayan aumentado las provisiones para insolvencias sugiere que el sector podría seguir enfrentándose a un entorno económico más difícil. Esperemos que las agencias de calificación hagan esta vez sus «deberes» advirtiendo a los inversores de las posibles pérdidas asociadas a los escenarios de impago.
Los activos digitales vuelven al primer plano
Al observar la decadencia del sistema financiero mundial en 2008, Satoshi Nakamoto decidió hacer realidad la idea de Stuart Haber y W. Scott Stornetta de crear una cadena de bloques privada. En cierto modo, esto ha llevado al desarrollo de una nueva industria basada en blockchain y los “Smart contracts”, valorada en aproximadamente 2.910 millones de dólares en 2021.
Aunque la tecnología de libro mayor distribuido revolucionó FinTech y trajo una ola de innovaciones en todos los Servicios Financieros, las criptomonedas hoy desempeñan un papel central en el ecosistema, lideradas por Bitcoin y Ethereum. Gracias a un reciente impulso, la capitalización total del mercado de criptomonedas volvió a superar los 900.000 millones de dólares. A menos que el sentimiento de aversión al riesgo afecte al mercado, la cifra podría superar pronto el billón de dólares.
¿Qué podría salir mal?
A pesar de que Bitcoin ha dado pasos importantes hacia la adopción masiva, el mercado de criptomonedas sigue siendo muy volátil y propenso a tendencias cíclicas de precios. Según datos de FinBold y mencionados en el informe de IANS, el número de direcciones millonarias de Bitcoin se situó en 28.007, lo que representa una caída de alrededor del 71,73% o 71.085 direcciones desde el 2 de enero del año pasado.
La buena noticia es que sigue habiendo proyectos perspectivos en el mercado. A la larga, podrían permitir un mayor desarrollo y consolidación del sector. La mejor manera de detectar esas joyas es leyendo el Whitepaper, y los artículos, y haciendo preguntas, como cuál es su jurisdicción, en qué planea gastar dinero, si su contrato inteligente fue auditado, etc. Recuerde, se compra la empresa, no sólo un activo digital.
Si cree que un proyecto en particular tiene futuro, porque ofrece una solución al problema al que la gente se enfrenta constantemente, entonces probablemente sea un buen comienzo. Por último, es de mencionar que el cripto invierno aún no ha terminado. Desde el punto de vista técnico, la cotización del Bitcoin sigue en la zona de sobrecompra por lo que una serie de noticias negativas podría provocar una corrección del precio.