Más allá del miedo: Desentrañando nuestra percepción del terrorismo

Es mucho más factible perder la vida en un siniestro vial que por actos terroristas. No obstante, el pensador Eran Fish sostiene que es válido tener un temor más pronunciado hacia el terrorismo.

Desde hace tiempo, el temor hacia el terrorismo ha crecido notablemente. En Estados Unidos, cerca de una de cada tres personas vive con la inquietud de ser blanco de un ataque terrorista . Mientras que en Europa, el terrorismo se ha posicionado reiteradamente entre los temores más grandes de la población, ocupando el primer puesto en 2016 y 2017 .





Aunque las personas no sientan «pánico», sí existe una tensión palpable y sus acciones reflejan esta preocupación. Gran parte de la sociedad siente que, después del 11 de septiembre , todo cambió. Para los ciudadanos de Israel, es probable que esta percepción se haya modificado tras lo sucedido el 7 de octubre de 2023.

Entonces, ¿es válido este recelo hacia el terrorismo? Hay quienes opinan que no tiene fundamentos.

Sugieren que hay peligros más inminentes y riesgosos en nuestra vida diaria. Por citar un caso, en Europa estás 50 veces más propenso a fallecer en un percance ciclístico, 85 veces más vulnerable ante una ola de calor, y más de 4.000 veces más expuesto a un accidente vial que a un atentado terrorista. Bajo esta perspectiva, se argumenta que nuestra preocupación hacia el terrorismo es alimentada por medios que buscan el sensacionalismo y sesgos cognitivos. Una revisión objetiva de los riesgos demostraría que este miedo es infundado.

Sin embargo, de acuerdo con un reciente artículo de Eran Fish , el temor hacia el terrorismo no es infundado. Hay razones sólidas para temer más a actos terroristas que a accidentes viales.

El temor a lo impredecible

El primer punto que presenta Fish radica en que es válido sentir miedo ante situaciones que implican un peligro aleatorio e indiferenciado. Imagina que, de la noche a la mañana, tu gobierno instaurara una lotería de la muerte. Diariamente, se seleccionaría al azar a una persona para ser ejecutada. Sería coherente tener inquietud y miedo respecto a esta situación. (Este es el argumento de una historia llamada «La Lotería» del novelista Shirley Jackson ).

Fish considera que con el terrorismo ocurre algo similar. En sus palabras:

A diferencia de otros crímenes violentos, el terrorismo tiende a dirigirse a un conjunto de individuos elegidos al azar… Cualquier persona podría ser la próxima.

Los actos terroristas buscan afectar indiscriminadamente para infundir miedo en la ciudadanía, en vez de enfocarse solo en blancos militares o estatales. Para la gente común, el terrorismo es como una ruleta de la muerte.

Pero, al comparar con los siniestros viales, hay una diferencia. A pesar de que más personas mueren en estos incidentes, su vida se ve comprometida por decisiones específicas que tomaron. Somos conscientes del riesgo, pero aún así decidimos manejar. Eso genera un cambio importante desde el punto de vista psicológico y filosófico.

Temor frente a horrores que se pueden evitar

El segundo enfoque que presenta Fish señala que el terrorismo es un acto deliberado que puede evitarse. Los incidentes viales son precisamente eso, incidentes. Aunque afecciones como las cardíacas y el cáncer representan más del 50% de los decesos a nivel global (una cifra significativamente mayor que las víctimas del terrorismo), no son del todo evitables. Todos en algún momento enfrentaremos el final, y ese desenlace bien podría ser por alguna enfermedad. Las muertes naturales son un proceso inherente a la existencia.

Sin embargo, esto no aplica al terrorismo. No se percibe que la detonación de un explosivo en un establecimiento sea algo natural. En cambio, el terrorismo es visto como un tema de protección, y se tiene la creencia de que la raíz del problema (el radicalismo) puede tener solución.

Inquietud por la falta de protección social

La tercera propuesta de Fish sostiene que es válido sentir miedo ante la vulnerabilidad, especialmente cuando quienes deberían garantizar nuestra seguridad (como el gobierno) no cumplen su función.

Según el filósofo inglés Thomas Hobbes , la principal misión de un Estado es ofrecer o evitar aquello que los individuos por sí mismos no pueden. Renunciamos a nuestra soberanía individual y cedemos ciertas libertades con la esperanza de que el aparato estatal actúe en beneficio colectivo. Desde la perspectiva de Hobbes, la prioridad de cualquier entidad gubernamental es brindar seguridad, como protegernos de una invasión externa. Sin embargo, el Estado no tiene la capacidad de evitar fallecimientos por causas médicas o accidentes viales, y, en parte, son responsabilidad de cada individuo.

Un miedo con fundamentos

Fish finaliza argumentando que es plenamente lógico sentir mayor temor ante la posibilidad de morir por un acto terrorista que por otras causas mortales: tales eventos no deberían acontecer en lo absoluto.

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