Al llegar el 11 de septiembre de cada año, recordando el devastador ataque a las Torres Gemelas y al Pentágono, se vuelve a hablar de Tania Head. Esta mujer atrajo la atención mundial con su relato conmovedor como una de las escasas personas que logró sobrevivir en los niveles más altos de la Torre Sur durante el atentado. Su emocionante narrativa, combinada con su valentía y fortaleza para asistir a otros afectados por la tragedia, la elevó al estatus de icono. No obstante, todo resultó ser una invención.
En efecto, Tania Head no era en verdad quien decía ser. Su nombre auténtico era —y sigue siendo— Alicia Esteve Head. Originaria de Barcelona, ni siquiera se encontraba en Nueva York en el fatídico día en que los aviones de American Airlines y United Airlines, secuestrados por al-Qaeda, impactaron las Torres Gemelas. La farsa fue finalmente expuesta años más tarde, cuando un reportaje del The New York Times sacó a la luz las inconsistencias en su historia.
El episodio de Tania Head resulta especialmente sorprendente, ya que impactó al mundo entero con su engaño. Su fábula inspiró a millones de personas tras uno de los atentados más letales de la historia. La mujer catalana se valió de un momento de enorme fragilidad para ganarse un lugar en el centro de la escena y optó por retirarse de la esfera pública cuando se descubrió la verdadera naturaleza de sus actos.
El dramático relato de Tania Head sobre su rescate en las Torres Gemelas
Tania Head se presentaba como la hija de diplomáticos y ostentaba una formación académica impresionante, afirmando ser graduada de Harvard y Stanford. Además, aseguraba haber ocupado cargos ejecutivos en corporaciones financieras de gran prestigio, desempeñándose en distintas partes del globo, desde Estados Unidos hasta Singapur, incluyendo Argentina, Francia, Países Bajos y Reino Unido.
En la mañana del 11 de septiembre de 2001, Tania Head aseguraba encontrarse en la Torre Sur del World Trade Center, trabajando para Merrill Lynch y finalizando el papeleo para la fusión de dos compañías. Según su versión, estaba en el piso 96 cuando el primer avión impactó la Torre Norte. Logró descender al piso 78 para esperar el ascensor, momento en el cual la segunda aeronave colisionó con su edificio, desatando el caos total.
En su versión de los hechos, Tania Head sostenía que había sufrido heridas en su brazo derecho. Incluso, afirmaba haber sido salvada por un hombre que llevaba un pañuelo rojo en la cara, posteriormente identificado como Welles Crowther. Este joven de 24 años, que perdió la vida ese mismo día, es recordado como El héroe de la Pañoleta Roja por su audaz labor al rescatar al menos a una docena de personas atrapadas en la Torre Sur.
Pero el cuento no termina ahí. De acuerdo con la mujer, durante su escape se encontró con un bombero agonizante que le confió su anillo matrimonial para que lo entregara a su esposa. Una tarea que supuestamente llevó a cabo tan pronto como pudo. Pero el clímax emotivo de su historia era la supuesta pérdida de Dave, su futuro esposo, quien se encontraba en la Torre Norte y falleció aquel mismo día. La pareja tenía planeada casarse en octubre, apenas unas semanas más tarde.
Los relatos de rescates increíbles y de héroes anónimos que sacrificaron sus vidas para salvar a otros son comunes cuando se revisan los eventos de ese trágico día de 2001. ¿Quién, entonces, tendría el corazón tan duro como para cuestionar las declaraciones que Tania Head empezó a compartir en las redes de sobrevivientes surgidas tras el 11 de septiembre?
La leyenda crece
Tania Head estableció su propia comunidad en línea para apoyar a los sobrevivientes de los ataques del 11 de septiembre. Su proyecto se unió a la Red de Sobrevivientes del World Trade Center (World Trade Center Survivors’ Network) en 2004, y su carisma y fortaleza la catapultaron al rol de presidenta de la entidad.
Desde ese momento, se convirtió en un referente para aquellos que sobrevivieron a los ataques. No solo concedió entrevistas a diversos medios y ofreció conferencias en universidades, sino que su figura quedó eternizada en encuentros con políticos prominentes, incluido Rudolph Giuliani , el alcalde de Nueva York en la época de los ataques a las Torres Gemelas.
No obstante, un aura de enigma rodeaba la historia de Tania Head y su dramática salida del World Trade Center. A pesar de su aparente credibilidad dentro de la Red de Sobrevivientes, una pesquisa de los periodistas David Dunlap y Serge Kovaleski del The New York Times comenzó a mostrar grietas en su narrativa.
Otros miembros del grupo de apoyo le dijeron a National Geographic que las solicitudes de entrevistas de dicho medio empezaron a inquietar a la mujer. Tanto es así que se rehusaba a proporcionar detalles que permitieran a sus amigos defenderla frente a cualquier información potencialmente perjudicial que pudiera divulgarse.
Tania Head no estaba dispuesta a identificar al bombero que la rescató de la Torre Sur. Tampoco revelaba en qué hospital había sido atendida por sus heridas en el brazo. Además, un aspecto anteriormente ignorado empezó a generar crecientes sospechas: todos los demás personajes clave de su historia habían fallecido, por lo que era imposible corroborar la autenticidad de sus declaraciones.
Pero lo que finalmente hizo añicos su fachada fue la historia sobre su prometido, Dave. Aunque el hombre realmente existió y perdió la vida en la Torre Norte, su familia negó tener cualquier relación con Tania Head. Además, las versiones de la mujer acerca de la seriedad de su relación, que supuestamente culminaría con un matrimonio en octubre de 2001, eran inconsistentes.
El 27 de septiembre de 2007, The New York Times publicó un artículo que desmanteló el mito de Tania Head. La investigación de Dunlap y Kovaleski, bajo el título En una historia de supervivencia del 11-S, las piezas no cuadran, causó conmoción a nivel mundial. No solo desacreditó la narrativa de rescate que Tania Head había sostenido durante años, sino que también reveló que no era graduada de Harvard ni de Stanford y que tampoco había trabajado para Merrill Lynch. Antes de que la historia fuera publicada, la junta directiva de la Red de Sobrevivientes del World Trade Center la destituyó como presidenta y cortó todo vínculo.
La verdadera Tania
Aunque la prensa estadounidense fue quien desveló la falsedad de Tania Head, el diario La Vanguardia fue el que descubrió su identidad real. Tania, de hecho, era Alicia Esteve Head, oriunda de Barcelona. No era hija de diplomáticos, sino de una familia de empresarios que había sido noticia en 1992 por un escándalo de fraude. Tanto su padre, Francisco Esteve Corbella, como su hermano, Francisco Javier Esteve Head, fueron condenados a prisión por este crimen.
Alicia Esteve Head no estaba en Nueva York ni en ninguna otra parte de Estados Unidos durante los ataques del 11 de septiembre. El medio citado también reveló que su lesión en el brazo se originó durante su tiempo en Cataluña. Aunque los detalles exactos de la lesión nunca se esclarecieron, ella había afirmado haberla sufrido en un accidente de Ferrari a alta velocidad con su novio.
Una vez expuesta, Alicia regresó a Barcelona y se mantuvo en relativo anonimato, convirtiéndose su paradero en objeto de especulación. En 2008, un correo electrónico llegó a la Red de Sobrevivientes del World Trade Center alegando que se había quitado la vida, lo que también resultó ser falso.
En 2012, Robin Gaby Fisher y Angelo J. Guglielmo publicaron el libro The Woman Who Wasn’t There (La mujer que no estaba allí), narrando la farsa de Tania Head. El libro se convirtió también en un aclamado documental. Como resultado, la mujer fue despedida de su trabajo en una compañía de seguros en Barcelona, alegando que su presencia podría dañar la confianza de los clientes.
Tras un largo período de silencio sobre su ubicación, se la avistó en Los Ángeles, California, en 2021. Ese mismo año, se informó que había regresado nuevamente a Barcelona para iniciar su propia empresa de renovaciones. Dado que no había obtenido dinero ni otros beneficios durante su tiempo en la Red de Sobrevivientes, técnicamente no había cometido un delito. Sin embargo, Alicia Esteve Head quedará para siempre en la memoria colectiva como «la impostora del 11-S».