La infancia es una de las edades más importantes y decisivas en la vida de una persona, por lo que poder solucionar los problemas de conducta en esta etapa puede ser determinante en el desarrollo futuro del niño. Algunos de los trastornos más comunes que suelen padecer son aquellos relacionados con la conducta o el comportamiento, y que pueden ser externalizados con ira, enfado, discusiones, oposición o agresividad. Vamos a conocer un poco más en profundidad sobre este tema y cómo acudir a un psicólogo infantil es la mejor manera de poder tratar estos problemas desde el inicio.
Si hay una etapa en la vida en la que nuestra personalidad empieza a desarrollarse y vamos adquiriendo las primeras nociones sobre quiénes somos, esa es la infancia. Se trata de una fase vital para el desarrollo de una persona, por lo que si durante ese tiempo se padece algún tipo de trastorno que no se trata a tiempo o no se hace cómo es debido, lo más probable es que pueda afectarnos en el futuro, tanto en la adolescencia como en nuestra vida adulta. Por eso es tan importante prestar la mayor atención a los niños y estar atentos a cualquier indicio de algo que no marche correctamente.
Dentro de los trastornos relacionados con la salud mental de los más pequeños, algunos de los más comunes entre la población son aquellos que están relacionados con los problemas de conducta en niños. Es en la infancia cuando podemos encontrar los primeros síntomas de este tipo de problemas y que suelen ser externalizados por el niño en forma de ira, enfado, agresividad, oposición o discusiones. Comportamientos que no implican simplemente portarse mal de manera constante, si no que suponen una forma de comportarse inusual para un niño de esa edad. Vamos a conocer primero cuáles son y en qué consisten algunos de estos trastornos de la conducta en los pequeños.
Trastorno de oposición desafiante
El trastorno de oposición desafiante o TOD suele aparecer a partir de los ocho años, aunque nunca después de los doce. Consiste en que el niño presenta una actitud desafiante o de oposición ante todas las personas que les rodean, desde sus familiares, maestros, cuidadores y especialmente, niños de su misma edad como compañeros del colegio. Por lo que se trata de un trastorno que afecta a todos los ámbitos de su vida y que le puede llegar a afectar mucho en el futuro.
Algunas de las reacciones más comunes que suelen tener los niños que sufren el trastorno de oposición desafiante, son estar a menudo enfadados e, incluso, llegar a perder los estribos por ello, negarse a cumplir lo que los adultos les piden, y por ello, generar grandes discusiones, presentar signos a menudo de resentimiento o rencor, molestar a posta a otras personas de su entorno para crear conflicto o culpar a terceras personas de sus propios errores y de su mal comportamiento.
Trastorno de la conducta
Otro de los trastornos principales que se suelen dar en la infancia es el relacionado con la conducta. Los niños que lo padecen muestran un patrón en el que las agresiones a terceras personas y violaciones graves de las reglas y normas sociales son algo continuo. Esto conlleva a que los niños tengan dificultades para relacionarse con el resto de compañeros y es más probable que puedan lesionarse debido a esos excesos de violencia.
Algunos de los casos concretos de comportamiento en este tipo de trastornos son faltar al colegio, escaparse de casa, causar daño a sus compañeros o a los animales, pelearse constantemente, mentir, robar o dañar la propiedad, por mencionar solo algunos ejemplos concretos.
Cómo tratar este tipo de trastornos
Ahora que ya conocemos un poco más en qué consisten exactamente los trastornos relacionados con el comportamiento y la conducta, vamos a explicar cuál es la mejor forma de hacerles frente y tratarlos. Como todos los problemas relacionados con la salud mental, la mejor solución es siempre acudir a una terapia infantil con un psicólogo profesional y especializado en este tipo de problemas. Lo esencial aquí es acudir a un experto en cuanto notemos los primeros síntomas, ya que será mucho más fácil y rápido poder tratarlo cuando empieza a aparecer que si ya lleva mucho tiempo asentado en el niño. Por eso, la máxima es siempre consultar con un psicólogo ante la menor duda, ya que en este caso, es siempre mejor prevenir que curar.
Un psicólogo profesional analizará cada caso concreto, identificando las conductas del niño y catalogando exactamente el tipo de trastorno para poder iniciar una terapia personalizada que le lleve a dejar atrás esos problemas de comportamiento y de conducta que tanto daño le están haciendo en su día a día y de cara a su futuro.
El papel de los padres
A la hora de iniciar una terapia con un menor de edad, los padres tienen que cumplir un papel fundamental en su tratamiento. Es importante que el psicólogo les explique en profundidad a los padres cuál es el problema que padece su hijo exactamente y cuáles son las medidas que se van a tomar en la terapia para poder tratarlo con eficacia. Además, también es necesario que el profesional les explique a los padres una serie de directrices para poder reaccionar de manera correcta al comportamiento del niño y que ayudarán a que la terapia siga su curso efectivo.
Así, la relación entre padres e hijos se verá reforzada y el menor podrá ver cómo un cambio de comportamiento lleva a una serie de ventajas que tienen que ser reforzadas, sobre todo en las primeras etapas de la terapia. Combatir los trastornos de conducta infantiles es un trabajo en equipo en el que todos en la familia tienen que aportar su granito de arena para que el niño pueda dejar atrás con facilidad las malas conductas y de comportamiento para empezar a cambiar su vida a mejor.