La trayectoria de las muñecas sexuales es considerablemente extensa.
Lo que inició como figuras armadas con trozos de tela, moldeadas a partir de goma o simplemente infladas han estado evolucionando al punto de convertirse en representaciones humanas compuestas de silicona con rasgos realistas. El avance vertiginoso de la robótica y la inteligencia artificial sin duda llevará a que estas muñecas cada vez se parezcan más a nosotros, y posiblemente sean más convencionales.
Observando el auge de las muñecas sexuales, un equipo de psicólogos de la Universidad de Nottingham Trent (NTU) en el Reino Unido decidió investigar y aprender más sobre las personas que las utilizan.
Así anunciaron los resultados de su trabajo en una publicación del Journal of Sex Research:
Presentamos el primer análisis de la personalidad, el interés sexual y las características relacionadas con el riesgo de los dueños de muñecas sexuales.
El equipo, conformado por el doctor Craig Harper y las doctoras Rebecca Lievesley y Katie Wanless, reunió a 158 propietarios de muñecas sexuales para el estudio a través de anuncios colocados en destacados foros de discusión en línea para propietarios de muñecas.
Al mismo tiempo, reunieron a otros 135 hombres (no propietarios) como grupo de control que respondieron a una tarea de encuesta en una plataforma de crowdsourcing que exploraba predictores psicológicos de la sexualidad y el comportamiento sexual.
Luego, a ambos grupos se les entregó una serie de encuestas anónimas que investigaban sus fantasías sexuales, personalidades, funcionamiento emocional, estilos de relación y agresión sexual.
Lo que revelaron las encuestas
Según informaron los investigadores:
Los propietarios de muñecas sexuales eran significativamente más propensos a ver a las mujeres como objetos sexuales, a reportar un mayor derecho sexual y a ver a las mujeres como incognoscibles que a los no propietarios.
También reportaron una autoestima sexual más baja, aunque no eran más o menos propensos a la agresión sexual, a fantasear con el sexo coercitivo o a tener problemas con la emoción y el apego.
Los hallazgos son políticamente relevantes, ya que algunos han propuesto prohibir las muñecas sexuales realistas, en particular las que tienen aspecto infantil, porque sugieren que este tipo de muñecas promueve la pedofilia y provoca un aumento en los delitos sexuales.
Pero según los psicólogos de la NTU, se debe hacer todo lo contrario.
Dicen que sus resultados indican que el uso de muñecas sexuales puede reducir el riesgo de ofensas sexuales por parte de sus propietarios. Las muñecas podrían servir como una salida inocua para manejar las inseguridades sexuales y de relación.
En general, nuestros datos sugieren que los hombres que poseen muñecas sexuales no son notablemente diferentes de los que no son propietarios en muchos aspectos importantes.
Los hallazgos del estudio deben tomarse con pinzas, ya que se basan en datos autoinformados.
Aunque los investigadores tomaron grandes medidas para proteger el anonimato de los sujetos, no pueden garantizar que los participantes fueran honestos al responder algunas preguntas muy personales de la encuesta sobre un tema controvertido.
Para concluir, el equipo explicó:
Esta primera investigación psicológica de los propietarios de muñecas sexuales parece apoyar la opinión de que el uso de muñecas es una respuesta funcional a una historia de mala calidad o relaciones rotas, que a su vez son posiblemente atribuibles a diversas creencias sobre la falta de conocimiento de las parejas sexuales potenciales, estilos de apego menos seguros y niveles más pobres que el promedio de autoestima sexual.