Durante mucho tiempo se ha pensado que el principal inconveniente de los tatuajes es el arrepentimiento. Sin embargo, una reciente investigación indica que existen preocupaciones más serias que esa.
Actualmente, los tatuajes se han convertido en una forma popular de expresar la individualidad o conmemorar momentos importantes. A pesar de esto, aún hay mucho que desconocemos sobre sus efectos prolongados en la salud. La preocupación por los componentes tóxicos en las tintas tatuajes ha estado en el foco de atención en Europa durante la última década. Asimismo, estudios han revelado que la tinta introducida en la piel no se queda fija en un solo lugar.
El organismo identifica la tinta de los tatuajes como un elemento ajeno que necesita ser expulsado, desencadenando una reacción inmunológica que resulta en que muchas partículas de tinta se acumulen en los ganglios linfáticos. Sin embargo, aún quedaba una incógnita: ¿de qué manera la presencia de tinta de tatuaje en el sistema linfático afecta la salud de una persona?
Para esclarecer esta situación, un grupo de investigadores de la Universidad de Lund en Suecia, realizaron un extenso estudio para determinar si los tatuajes podrían incrementar el riesgo de desarrollar linfoma maligno, un tipo poco común de cáncer que impacta a los leucocitos (linfocitos). Los resultados de esta investigación fueron publicados recientemente en la revista eClinicalMedicine .
En Suecia, donde más del 20% de la población está tatuada, este país es uno de los que tiene mayor cantidad de personas tatuadas en el mundo. Suecia también posee una tradición consolidada de mantener registros poblacionales exhaustivos, como el Registro Nacional de Cáncer que registra a todas las personas diagnosticadas con esta enfermedad.
El estudio abarcó a todas las personas en Suecia diagnosticadas con linfoma entre los 20 y 60 años desde 2007 hasta 2017. Por cada paciente con linfoma, se seleccionaron al azar tres individuos del mismo sexo y edad que no padecían linfoma (los «controles» usados para comparar).
Los participantes completaron un cuestionario sobre varios aspectos de su estilo de vida, y a aquellos con tatuajes se les preguntó sobre el tamaño de sus tatuajes, la edad a la que se hicieron el primero y los colores utilizados en los mismos. El estudio contó con la participación de 5.591 personas (1.398 casos y 4.193 controles).
En la investigación se descubrió que quienes tienen tatuajes presentan un riesgo un 21% mayor de desarrollar linfoma en comparación con aquellos que no tienen tatuajes, incluso después de ajustar variables como el tabaquismo y el nivel educativo, ambos factores potencialmente asociados tanto con la decisión de tatuarse como con el riesgo de linfoma.
Es crucial recordar que el linfoma sigue siendo una enfermedad poco común y que el incremento del riesgo se basa en una tasa inicial bastante baja. Según datos de la Junta Nacional de Salud y Bienestar, en 2022 se diagnosticaron 22 casos de linfoma por cada 100,000 habitantes entre las edades de 20 y 60 años en Suecia.
¿El tamaño no importa?
Independientemente del tamaño de los tatuajes, no se observaron diferencias significativas en el riesgo. Lo que sí influye es la antigüedad del tatuaje: los riesgos son más altos tanto en tatuajes muy recientes (hechos en los últimos dos años) como en los muy antiguos (de hace más de diez años).
No es adecuado emitir recomendaciones sobre tatuajes basadas únicamente en este estudio. Se requiere más investigación para fundamentar tales consejos. No obstante, los resultados actuales sugieren que las personas tatuadas deben estar alerta a posibles efectos en su salud y buscar atención médica si surgen síntomas que puedan relacionarse con sus tatuajes.
La cultura del tatuaje parece ser una tendencia perdurable. A medida que más personas eligen tatuarse, es una obligación social asegurar que esta práctica se realice de la manera más segura posible.
Es evidente la necesidad de investigar más a fondo para entender mejor las consecuencias de los tatuajes en la salud. Actualmente, este mismo equipo de investigadores de la Universidad de Lund está finalizando estudios sobre dos tipos de cáncer de piel y está por iniciar nuevas investigaciones para determinar si los tatuajes incrementan el riesgo de padecer enfermedades relacionadas con el sistema inmunitario, como la tiroiditis y la sarcoidosis .