¿Cuándo se considera que envejecemos? Este interrogante puede sonar más a un dilema filosófico, ya que antes necesitamos definir qué entendemos por vejez. ¿Es solo una cuestión de edad o también influyen nuestro vigor y energía? ¿Acaso la sabiduría afecta cómo se nos ve en términos de edad? Existen múltiples preguntas en esta línea, pero un grupo de investigadores de Alemania, Luxemburgo y Estados Unidos ha optado por un enfoque más pragmático, enfocándose únicamente en cómo se percibe la vejez a nivel humano.
Durante nuestra infancia, tendíamos a pensar que nuestros abuelos eran ancianos al llegar a los 60 años. No obstante, esa percepción cambia cuando quienes alcanzan esa edad son nuestros padres, y ya no los vemos como tan mayores. Este fenómeno continúa conforme envejecemos nosotros mismos. Empezamos considerando a los veinteañeros como adultos completamente formados, para luego verlos como jóvenes inexpertos. Más adelante, nos damos cuenta de que quizá fuimos excesivos al considerar «viejos» a los de 35. Y al llegar a los 60, definitivamente no nos sentimos ni remotamente viejos.
Estos investigadores decidieron explorar cómo cambia la percepción de la vejez en dos contextos distintos: entre generaciones sucesivas y a lo largo de la vida de una misma persona. El análisis fue publicado recientemente en la revista Psychology and Aging y utilizó datos provenientes del German Aging Survey .
¿A qué edad consideramos viejas a las personas en diferentes generaciones?
El estudio involucró a 14,000 individuos nacidos entre 1911 y 1974, quienes fueron observados durante un período de 25 años. Al inicio del estudio, los participantes más jóvenes contaban con 40 años, mientras que los más ancianos superaron los 100 años al finalizar.
Se les solicitó a todos responder a diversas preguntas relacionadas con el envejecimiento. Una de estas preguntas era a qué edad considerarían vieja a una persona.
Los participantes nacidos en 1911, al alcanzar los 65 años, indicaron en promedio que una persona se vuelve vieja a partir de los 71 años. Por otro lado, los que cumplían 65 años y habían nacido en 1956 percibían que la vejez comenzaba a los 74 años. Las mujeres, tanto de una generación como de otra, tendían a indicar una edad más avanzada en comparación con los hombres. Sin embargo, aquellas personas que vivían solas o que padecían enfermedades consideraban que la vejez llegaba mucho antes.
También existen cambios en la percepción individual sobre la vejez
No solo entre distintas generaciones se observan estas variaciones. Una misma persona podría aumentar la edad que considera como inicio de la vejez en un año cada cuatro o cinco años que se le consulte.
¿Por qué ocurre esto?
Es evidente que las condiciones de vida han mejorado considerablemente en las últimas décadas. La esperanza de vida ha aumentado significativamente en muchos países. No solo vivimos más años, sino que también disfrutamos de una mejor calidad de vida. Anteriormente, alguien de 30 años podía ser considerado ya viejo, como lo demuestran algunas fotografías de época. Hoy, esa edad es considerada el pleno florecimiento de la vida.
El proceso de envejecimiento puede medirse de maneras más objetivas actualmente. Por ejemplo, es posible medir la longitud de los telómeros en los cromosomas, un factor que se ha revelado como un importante indicador del envejecimiento. Otros marcadores, como ciertos rasgos epigenéticos, también son indicativos, aunque no son perceptibles externamente.
Centrándonos en cómo nos percibimos a nosotros mismos y a los demás, es claro que las apariencias han cambiado notablemente en los tiempos recientes. Sin embargo, según este estudio reciente, el incremento en la percepción de la vejez se ha ralentizado en los últimos años, indicando que las diferencias con respecto a encuestas anteriores están disminuyendo.
¿La percepción de la vejez es universal?
Este estudio presenta una limitación significativa, ya que solo involucró a participantes de Alemania. La esperanza de vida ha experimentado incrementos notables en algunas partes del mundo, mientras que en otras ha variado menos. Adicionalmente, la percepción de qué tan viejos nos vemos puede estar fuertemente influenciada por factores culturales. Por lo tanto, no podemos considerar estos resultados como universalmente aplicables. Sería valioso realizar investigaciones similares en diferentes países.
Sin embargo, este estudio nos ayuda a entender por qué tendemos a ver más jóvenes a quienes antes considerábamos viejos. Esto puede deberse, en parte, a que nos acercamos a esa edad y preferimos no pensarlo, y en parte porque nuestro aspecto general mejora a medida que aumenta la esperanza de vida. Esto último puede ser un consuelo considerable.
