Si bien en los tiempos actuales algunos están haciendo teletrabajo, modalidad que permite conciliar la vida laboral y la personal además de reducir atascos, en general muchos están habituados a pasar gran parte del día en la oficina. Incluso a los compañeros de trabajo se les considera “la segunda familia”, pues se suele compartir más tiempo con ellos que con la propia.
Así entonces, no es extraño que se establezcan vínculos que sobrepasan el límite de la camaradería y que se formen verdaderas amistades en el entorno laboral. Celebras fiestas con ellos, sales de cañas, pasas horas trabajando en ese importante proyecto… y, es probable, que alguien termine llamando tu atención. Enamorarse de un compañero es algo que puede pasar, y antes de dar cualquier paso adelante debes analizar los pros y los contras de iniciar una relación amorosa con alguien a quien ves cada día en el trabajo, pero, ¿y si ese alguien es además tu jefe?
El asunto se torna más complicado. En ocasiones los empleados perciben en su jefe como un ejemplo a seguir, una especie de mentor. Su jerarquía permite brindarte ánimo y respaldo, y si además te atrae, las condiciones están más que dadas para darle paso al amor. Si los astros se alinean y resulta que tu superior no tiene pareja, tal vez podríais valorar comenzar una relación. Sin embargo, existen bastantes variables.
El punto de vista de la empresa
Conocer la política de la compañía respecto a relaciones amorosas es fundamental a la hora de tomar una decisión. No olvides que se trata de una persona con la que pasas demasiado tiempo y si la atmósfera entre vosotros se enrarece podrían complicarse las actividades laborales, tanto para vosotros como para el resto de compañeros.
Si la relación propuesta no cumpliese con la política empresarial, necesitará mucha discreción sostenerla, lo que puede conllevar a incomodidades, presiones y estrés, sin dejar a un lado los inconvenientes que se desatarían en caso de que esta unión saliese a la luz.
La jerarquía puede ser un problema
Hay que admitirlo, por más que se trate del jefe más enrollado del mundo, es difícil que tenga relaciones de igualdad con sus subalternos. La doctora Suzanne Chan-Serafin, en un estudio titulado ‘Los peligros de salir con tu jefe’, examinó los efectos negativos de los romances jerárquicos de oficina, llegando a determinar que estas relaciones desiguales pueden perjudicar al integrante de menor estatus. Halló un sesgo de género (los hombres que establecían romances con mujeres en cargos superiores tenían mayor probabilidad de sufrir consecuencias negativas en sus carreras laborales) y también que a muchas de esas personas involucradas con sus superiores se les reducían las oportunidades de prosperar. Pese a ello, no hay que desfallecer por completo, muchos romances en estas circunstancias sobreviven y consiguen avanzar.
En un artículo del portal Psychology Today, la abogada y analista de comportamiento Wendy L. Patrick ofrece algunas recomendaciones que pueden ayudar a superar el estigma:
Discreción profesional
Los profesionales realizados se comportan en consecuencia. En el lugar de trabajo, los negocios son los negocios. Cualquier desacuerdo, deseo o incluso discusión relacionada con problemas personales se relega al exterior de la oficina, jamás en el lugar de trabajo.
Transparencia
Finalmente, los rumores y chismes cobran interés cuando involucran un elemento de secreto y tabú. Es decir, suele ser más divertido hablar de una pareja que niega estar junta. Sin embargo, cuando tales relaciones se reconocen abiertamente, de inmediato se pierde el elemento escandaloso.
Igualdad de oportunidades
Una queja común que se presenta contra un jefe que tiene una relación con un subordinado es que le está otorgando un trato preferencial. Un jefe inteligente puede contrarrestar esta percepción siendo siempre respetuoso con todos, incluida su pareja, ofreciendo las mismas oportunidades y beneficios a todo el equipo.
Asociaciones laborales
Solo los romances en el lugar de trabajo que son respetuosos, auténticos y emocionalmente sólidos pueden sostener el escrutinio y resultar en éxito.
Si tu jefe no te corresponde
Si es el caso, y tu jefe definitivamente no está interesado en ti, lo mejor que puedes hacer es tratar de alejarte de él. Si esto no es posible, tal vez puedas proponer un traslado a un departamento diferente. Procura hacerte a la idea de que la relación no irá para ninguna parte en vez de ilusionarte con supuestas señales e intenta centrar tu atención únicamente en el trabajo para que puedas deshacerte poco a poco de esa obsesión.