Corea del Norte es famoso por ser un lugar del que todos desean huir debido a la escasez de bienes básicos. Mientras la mayoría de la población sufre constantemente, los dictadores se centran en su propio enriquecimiento. La situación se complica aún más con las sanciones impuestas por Estados Unidos, lo que obliga a Corea del Norte a buscar formas creativas de obtener ingresos. Así, además de traficar drogas y hackear compañías de criptomonedas, también dirigen un gran estudio de animación, lo cual es sorprendente.
Fundado en 1957, el exitoso estudio de animación norcoreano, Scientific Educational Korea (SEK), tenía como objetivo principal servir como herramienta de propaganda del régimen. Al principio, sus trabajos consistían en series animadas que ensalzaban a la dinastía Kim y en fábulas que promovían los valores del Juche , la ideología oficial del Partido de los Trabajadores de Corea. Con el tiempo, el estudio se convirtió en una vía menos riesgosa para obtener divisas extranjeras, esenciales para la economía del régimen.
Por otro lado, se ha revelado que diversas compañías de animación han contratado los servicios del SEK para reducir costos . En el pasado, estas negociaciones se realizaban abiertamente, pero la situación cambió cuando la comunidad internacional impuso sanciones a Corea del Norte tras sus pruebas nucleares en 2006. Desde entonces, las oportunidades para el estudio han disminuido drásticamente. Aun así, sigue siendo subcontratado en secreto por empresas que buscan ahorrar dinero, ya que la economía norcoreana sigue en una situación precaria.
Un destacado catálogo
La magnitud del SEK es verdaderamente asombrosa. En su mejor época, a principios del siglo XXI, tenía 1600 empleados, lo que le permitía animar 60 películas al año. En comparación, los estudios de animación más conocidos del mundo, Pixar y Ghibli, cuentan con 1233 y 190 empleados respectivamente. Aunque se enfocaban en una producción industrial, la calidad del trabajo parecía estar a la altura de los estándares globales. Esto se evidencia en sus negocios con 70 compañías de todo el mundo. Entre sus obras destacadas están la película francesa Corto Maltese: Secret Court of the Arcanes, la serie italiana Simba: The King Lion, además de colaborar en la animación de Avatar: The Last Airbender y la serie de las Tortugas Ninja .
En los años noventa, el gobierno de Corea del Sur intentó aliviar las tensiones con el norte, promoviendo la cooperación económica entre ambos países. Como resultado, la empresa surcoreana Iconix envió técnicos a Corea del Norte para capacitar a sus animadores en técnicas modernas. De esta colaboración nació Pororo the Little Penguin , una serie infantil que se convirtió en un ícono nacional.
Posteriormente, se unieron en colaboración con Nelson Shin , considerado un pilar de la animación en Corea del Sur. Shin, quien nació en Corea del Norte y huyó al Sur a los 13 años debido a la guerra de Corea, emigró a Estados Unidos y trabajó en la industria del cine, ayudando a animar los sables láser en la película original de Star Wars. Más tarde, regresó a Corea del Sur y fundó AKOM Production , un estudio de animación que ganó fama por producir Los Simpson .
Cuando se encontraba en la etapa de preparación para la producción de Empress Chung, una película inspirada en el conocido cuento coreano sobre una hija que se sacrifica para devolver la vista a su padre, Nelson Shin se topó con representantes del SEK. Decidió asociarse con ellos para reducir costos, confiando al estudio norcoreano la responsabilidad de la producción principal del filme. Empress Chung se destacó por ser la primera película en estrenarse de manera simultánea en las dos Coreas.
Gracias a los contactos importantes que hizo durante ese proyecto, el SEK fue subcontratado a través de AKOM para trabajar en la animación de la película de Los Simpson y la de Futurama (titulada Bender’s Big Score). Es sorprendente pensar que producciones tan populares fueron animadas por empleados de uno de los regímenes más opresivos del mundo.
Complicaciones geopolíticas y operaciones secretas
Desafortunadamente, en Corea del Norte las cosas buenas no suelen durar. Su primer ensayo nuclear en 2006 provocó grandes tensiones internacionales, resultando en sanciones económicas que se intensificaron en 2009 tras otra prueba nuclear. Desde entonces, nada ha sido igual para el SEK. Se vieron obligados a centrarse nuevamente en sus metas nacionales, creando 50 episodios adicionales de la conocida serie The Boy General , un programa que narra el ascenso de Kim Jong Il al poder en un entorno medieval. La mayoría de las colaboraciones internacionales se desvanecieron, manteniendo solo a China como socio, o al menos eso parecía.
Recientemente, se descubrió a través de un servidor norcoreano mal configurado que compañías de animación chinas, colaborando con productoras estadounidenses, han estado subcontratando al SEK para trabajar en proyectos como Invincible, la serie original de Amazon, Iyanu Child of Wonder, que se estrenará este año en Max, y Dahliya In Bloom, una serie japonesa también próxima a estrenarse este año, entre otros.
Por lo visto, las empresas chinas subcontratan al SEK sin informar a las productoras estadounidenses. De esta forma, pueden aprovechar los bajos salarios en Corea del Norte mientras dedican más tiempo a otros proyectos. Aunque esta práctica ha sido común, actualmente solo las empresas chinas se arriesgan a mantenerla debido a las sanciones. Es sorprendente ver que los norcoreanos siguen mostrando competencia a pesar de la difícil situación en su país. Sin embargo, es desalentador ver cómo estas limitaciones políticas afectan a la población, todo por la ambición de los líderes de mantener su poder.
