La ciencia ha demostrado ser increíblemente beneficiosa. A través de ella, se ha logrado la cura de algunas personas del VIH, se han tratado enfermedades infecciosas que en el pasado eran letales con antibióticos y se han logrado avances significativos en el combate contra el cáncer.
No obstante, también tiene la capacidad de emprender investigaciones aparentemente caprichosas y sin relevancia científica evidente, como la del porro perfecto. El propósito no es meramente recreativo, sino encontrar la forma ideal de aprovechar las bondades del cannabis , sin que se conviertan en perjudiciales.
Pero la realidad es clara: lo que se ha presentado esta semana en un congreso de química es exactamente el mejor procedimiento para preparar la marihuana y confeccionar un porro con ella.
Se han examinado desde el proceso de trituración de la planta hasta el enroscado del porro. También se han considerado estudios anteriores que examinaban si los efectos eran más intensos al fumar o al vaporizar el cannabis.
De esta forma, han llegado a una conclusión sobre cómo sería el porro perfecto, un aspecto que debería tenerse en cuenta en los países donde se permite la legalización del cannabis hasta ciertos límites. Porque la dosis no es lo único que importa, solo hay que ver sus resultados.
El porro perfecto según la ciencia
Es importante recalcar que este estudio sobre el porro perfecto todavía no se ha publicado. Sus resultados solo se han dado a conocer en la Conferencia y Exposición Canadiense de Química, que se celebró recientemente en Vancouver. Por tanto, es necesario tener una visión cautelosa de estos.
Los autores, pertenecientes a la empresa Delic Labs, especializada en la investigación de cannabis y psilocibina, utilizaron un aparato que replica al organismo humano, inhalando las muestras y luego analizando la composición del humo producido.
Lo primero que evaluaron fue si era mejor triturar mucho o poco la marihuana para crear el porro perfecto. Experimentaron con dos tamaños: partículas de 1 mm o de 5 mm. Los resultados fueron bastante diferentes, ya que las más pequeñas eran más eficientes y proporcionaban una dosis mayor de tetrahidrocannabinol (THC), un compuesto que es el principal responsable de los efectos psicoactivos del cannabis. En contraste, con las partículas más grandes, aunque no se obtenía tanto THC, el porro duraba más.
En su búsqueda del porro perfecto, también analizaron qué parte ofrece más THC. Sorprendentemente, es la parte posterior donde el dispositivo detectó una dosis más alta de este compuesto. También había más cannabidiol (CBD), que es un componente no psicoactivo, responsable de los efectos terapéuticos del cannabis.
El cannabis no es un juego
Tanto este estudio como el que concluyó que los efectos son mayores cuando se vaporiza el cannabis en lugar de fumarlo, están destinados a comprender mejor la capacidad de esta droga para generar esos efectos psicoactivos que se buscan en entornos recreativos y se quieren evitar en entornos terapéuticos.
Es cierto que el cannabis puede ofrecer ciertos beneficios, especialmente a nivel de alivio del dolor. Pero su uso sin control puede ser muy preocupante. Se conocen muchos efectos dañinos del consumo de marihuana, desde alteraciones del ritmo cardíaco hasta cáncer, incluyendo varios trastornos emocionales. Incluso puede desencadenar episodios psicóticos en personas predispuestas a ellos. Todo esto sin olvidar que a menudo es la puerta de entrada al consumo de otras drogas.
Por lo tanto, a pesar de que los científicos analicen cómo sería el porro perfecto, debemos tener en cuenta todo esto. A veces, una misma sustancia puede ser letal y salvar vidas, todo depende de la dosis o los principios activos que se extraigan. Con el cannabis ocurre algo similar. Tal vez no tan drástico, pero está claro que, aunque sea necesario investigarlo, e incluso hay quien considera importante legalizarlo en ciertos contextos, no se puede tomar a la ligera. Es una droga que causa efectos que no deben considerarse como un juego.
