Las gafas de sol, ¿por qué usarlas también en invierno?

En las últimas décadas las gafas de sol se han ido convirtiendo en un accesorio imprescindible. A sus componentes protectores y saludables se le suma la moda, lo que ha dado lugar a que en la actualidad encontremos modelos como las Gafas de sol Tom Ford, en las que la máxima protección solar se combina con el diseño y la elegancia. No obstante, la gran mayoría de las personas que utilizan gafas de sol lo hacen únicamente en el periodo estival, un hábito que, sin embargo, debería extenderse al resto de meses del año.





Proteger nuestros ojos, proteger nuestra salud

Aunque nos encantan los días soleados, la protección de nuestro cuerpo en esos periodos es imprescindible. Los ojos, al igual que otras zonas de nuestro cuerpo como la piel, sufren mucho la exposición solar y solamente si los protegemos podremos evitar la aparición de patologías oculares futuras. No obstante, según los últimos datos, en España seguimos comprando gafas que no cuentan con ningún sanitario previo. En concreto, un 30% de las gafas que compramos no nos protegen, un hecho que podríamos evitar si recurrimos a tiendas especializadas en este producto, como es el caso de Mr Sunglass.

A esta realidad hay que sumarle el hecho de que la mayoría de los españoles solo usa gafas de sol en verano, dejando a nuestros ojos desprotegidos el resto del año. Para evitar que esto ocurra, empresas como mr sunglass, comercializa sus gafas de sol todo el año.

Gafas de sol en invierno: ¿Cuál es la razón?

El hecho de que en invierno casi no veamos al sol, no significa que sus rayos solares no nos alcancen. Tanto en otoño como en invierno, usar gafas de sol es necesario porque:

  • La radiación solar: no se paraliza en esta época del año. Por eso, aunque no notemos con tanta intensidad su calor, los rayos solares nocivos para nuestros ojos están ahí.
  • La seguridad al volante debe ser máxima: cuando conducimos debemos sentirnos cómodos. En este sentido, las gafas de sol aumentan sea cual sea la época del año la capacidad visual, la concentración, la comodidad visual y, por supuesto, el tiempo de reacción, lo que en este tipo de situaciones se vuelve imprescindible.

Proteger nuestros ojos, proteger nuestra salud

  • El viento y el frío afectan a nuestros ojos: cuando en invierno decidimos salir a hacer deporte o a perdernos en la naturaleza, con frecuencia nos exponemos a fenómenos como el viento o el frío. Exponer nuestros ojos a ello de manera directa, puede provocar sequedad e incluso irritación en la zona de los párpados.
  • Las nubes nos engañan: cuando vemos que el cielo está nublado tenemos la tendencia a pensar que no hay sol. Una realidad errónea, ya que igual que en invierno el sol puede quemar nuestra piel –y de hecho lo hace sorprendentemente en días nublados-, también puede hacerlo con nuestros ojos.
  • Los reflejos en la nieve y el hielo: son mayores. De hecho, en invierno los brillos de sol son mayores y, en consecuencia, hay menos sombra. Por ello, la luz del sol que se refleja en el hielo o en zonas nevadas se vuelve elevadamente dañina para nuestros ojos.

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