El aspecto de Félicette definitivamente es muy distinto al del astronauta tradicional. Su peso era de tan solo dos kilos y medio y había pasado la mayor parte de su vida en las calles de París. Y es que Félicette era un gato, uno de los 14 entrenados por científicos franceses para vuelos espaciales.
En 1963, viajó a donde ningún felino había ido antes. Seleccionada por su comportamiento tranquilo y bajo peso, Félicette fue atada a un cohete el 18 de octubre de ese año. Permaneció 15 minutos en un vuelo vertiginoso hacia las estrellas antes de regresar a salvo a la Tierra.
Aun así, su legado ha sido olvidado en gran medida, mientras que otros animales espaciales como la perra Laika y el chimpancé Ham han sido celebrados, Félicette se convirtió en una nota al pie de la historia.
Esta es la historia del único gato que viajó al espacio y sobrevivió.
¿Por qué Francia envió felinos al espacio exterior?
Durante la década de 1960, la «carrera espacial» había comenzado a calentarse. Tanto la Unión Soviética como los Estados Unidos estaban haciendo una serie de avances emocionantes, lo que llevó a los franceses a lanzar su propio programa espacial.
Ya habían sido enviadas ratas en cohetes, pero eso no fue tan asombroso como la perra soviética Laika, que fue al espacio en 1957, o el chimpancé estadounidense Ham que la siguió en 1961.
De hecho, las ratas no ofrecieron a los científicos muchos conocimientos. Y todo el objetivo de enviar animales al espacio era comprender cómo los vuelos espaciales podrían afectar la fisiología humana. Entonces, los científicos franceses dirigieron su atención a otro animal: el gato.
Así lo explicó el veterinario Michel Viso, director de exobiología del Centro Nacional de Estudios Espaciales de Francia:
El gato era uno de los animales más utilizados para los estudios de neurofisiología en ese momento.
Dicho de otro modo, tenía sentido utilizar un animal que los científicos ya entendían bien. Entonces, dado su nuevo propósito, los científicos del Centre d’Enseignement et de Recherches de Médecine Aéronautique (CERMA) adquirieron 14 gatos, todas hembras, y comenzaron a entrenarlas como “astronautas”.
Inicialmente llamaron a una de los gatas ‘C 341’. Más tarde, la tranquila felina de esmoquin sería conocida como Félicette.
Félicette y su viaje al espacio exterior
Félicette y las otras 13 gatas fueron sometidas a un riguroso proceso de selección para ver cómo reaccionarían ante los vuelos espaciales. Con electrodos en sus cerebros, soportaron confinamiento, fuertes ruidos de cohetes e incluso sesiones de centrifugación que revuelven el estómago durante varios meses.
De todos los gatos, Félicette surgió como uno de los seis candidatos para ir al espacio. Los científicos la eligieron porque había mantenido su peso (otros gatos del programa habían aumentado de peso) y porque tenía un comportamiento tranquilo y equilibrado.
Así lo describió uno de los científicos de CERMA:
Félicette era la gata adecuada para el trabajo. Cualquier reacción de pánico de su parte la habría descalificado del programa, ya que habría hecho que las señales de su cerebro fueran imposibles de leer.
Así entonces, Félicette fue elegida para la misión final. El 18 de octubre de 1963, en Hammaguir, Argelia, fue cargada en un cohete Véronique AG1 y lanzada al espacio a las 8:09 en punto. Según el veterinario Viso:
El cohete trepó muy alto, casi 157 km. Después de 15 minutos de volar a través de las estrellas, regresó a la tierra como una heroína francesa.
Los medios apodaron cariñosamente al “astrocat” Félix, en honor a la popular caricatura. Debido a que Félicette era en realidad hembra, más tarde modificaron su nombre a la forma femenina.
Por desgracia, para el felino, sus días estaban contados.
El legado del primer gato en el espacio
La fama de Félicette no duró mucho. Poco después de su regreso a la tierra, los científicos la sacrificaron para poder estudiar su cerebro.
A partir de entonces, el impresionante legado de Félicette comenzó a desvanecerse. ¿Pero por qué? ¿Por qué se olvidó a Félicette mientras que otros animales como el chimpancé Ham y la perra Laika son recordados y celebrados?
Según el historiador y editor Robert Pearlman:
Puede ser una cuestión de cómo se desarrolló la historia. El esfuerzo que llevó al lanzamiento de humanos al espacio, y luego, en última instancia, a la luna, fue la carrera espacial entre los Estados Unidos y los rusos.
Dado que los franceses nunca lanzaron humanos al espacio, más tarde se asociaron con la Agencia Espacial Europea, atenuando sus primeros logros junto a los rusos y estadounidenses. Como tal, la historia de Félicette fue lentamente olvidada.
De hecho, hasta los mismos franceses se olvidaron de ella. Cuando apareció una serie de sellos en honor al vuelo espacial de Félicette, erróneamente la retrataron como un gato macho llamado Félix, tal como lo habían hecho los medios inicialmente.
Pero eso comenzó a cambiar en 2017, cuando un hombre llamado Matthew Serge Guy organizó una campaña de Kickstarter para obtener un monumento de bronce en honor al Astro-gato.
Durante los últimos 54 años, la historia del primer y único gato que viajó al espacio se ha olvidado en gran medida. Ella se merece un homenaje adecuado.
Aunque otros animales en el espacio, como Laika el perro y Ham el chimpancé, son bien conocidos dentro de la cultura popular y tienen memoriales duraderos, muy pocas personas saben que un gato fue al espacio. Ahora es el momento de que ‘The Astrocat’ obtenga el homenaje que se merece.
La campaña de Guy fue un éxito. Recaudó más de $ 57,000 para crear una estatua para Félicette, que ahora está instalada en la Universidad Espacial Internacional en Estrasburgo, Francia.
Posteriormente, la Université Toulouse III anunció que nombrarían su próximo observatorio en honor a Félicette. El observatorio está programado para abrir en 2023 y tiene al «Astrocat» como su logotipo.
Como tal, Félicette finalmente está obteniendo el reconocimiento que se merece. Su contribución a los viajes espaciales puede ser pequeña, y ciertamente fue involuntaria, pero fue una contribución de todos modos.