Los renos y los alces poseen anchas y palmeadas astas. Los carneros tienen fuertes cuernos. En el reino animal, es común que los machos desarrollen “armas” especializadas, que son fundamentales para ganar peleas. Pero los humanos también lo hacen, según señala un nuevo estudio de la Universidad de Utah (EE.UU.).
La parte superior del cuerpo de los hombres está construida para golpes más poderosos que las mujeres.
Golpear puede haber sido parte de nuestra historia evolutiva
De acuerdo con el profesor David Carrier, del Departamento de Biología de la Universidad de Utah y autor principal de la investigación:
En los mamíferos en general, la diferencia entre machos y hembras es a menudo mayor en las estructuras que se usan como armas.
Durante años, Carrier ha estado explorando la teoría de que generaciones de agresiones interpersonales entre hombres han moldeado por mucho tiempo las estructuras de sus cuerpos para especializarse en tener éxito combatiendo.
Una de las predicciones que se derivan de eso, es que si estamos especializados en golpear, se podría esperar que los hombres sean particularmente fuertes en los músculos asociados con el golpe.
Trabajos anteriores han demostrado que las proporciones de la mano no son solo para la destreza manual, sino que también protegen la mano formando un puño.
Otras investigaciones analizaron la fuerza de los huesos de la cara (como un probable objetivo de un golpe). Y el papel de los talones, que bien puestos en la tierra, pueden proporcionar potencia adicional a la parte superior del cuerpo.
En promedio, los hombres tienen un 75% más de masa muscular y un 90% más de fuerza que las mujeres, pero no se sabe por qué.
Ahora, para estudiar más a fondo las diferencias físicas entre géneros relacionadas con la fuerza de sus golpes, Carrier y su equipo diseñaron un experimento que busca comprender por qué evoluciona este dimorfismo entre hombres y mujeres.
Imitando los movimientos de un golpe
Para probar su teoría, los investigadores tuvieron que medir la fuerza de los puñetazos de 20 hombres y 19 mujeres, pero con precaución. Si golpeaban directamente una bolsa u otro objeto, corrían el riesgo de lastimarse las manos.
Entonces, les fue armada una especie de manivela que pudiera imitar los movimientos de un golpe. También midieron la fuerza de los participantes al tirar de una línea hacia adelante sobre su cabeza, similar al movimiento de arrojar una lanza. Con esto, se buscaba probar una hipótesis alternativa de que la fuerza de la parte superior del cuerpo de los hombres puede haberse desarrollado para la cacería con lanzas.
Previamente, durante el proceso de selección, a los participantes se les pidió llenar un cuestionario de actividad. Calificaron solo aquellos que estaban en el rango ‘activo’, es decir, personas con muy buen estado físico y activas.
Si bien los niveles de estado físico eran bastante uniformes, el poder promedio de los hombres durante un movimiento de golpe fue 162% mayor que el de las mujeres. Incluso el hombre menos poderoso fue aún más fuerte que la mujer más poderosa. Esa distinción entre géneros, dice Carrier, se desarrolla con el tiempo y con un propósito:
Evoluciona lentamente, y este es un ejemplo dramático de dimorfismo sexual que es coherente con el hecho de que los hombres se vuelvan más especializados para el combate, y los hombres pelean de una manera particular, que es lanzando golpes.
La diferencia no fue tan significativa en la prueba de fuerza de tiro hacia adelante, lo que apoya aún más la teoría de que la parte superior del cuerpo masculino se ha especializado más para golpear que para lanzar armas.
Rompiendo un legado de violencia
La idea de que los hombres pueden estar diseñados para pelear no suena nada bien. No obstante, eso no significa que los hombres actuales estén destinados a llevar la vida violenta de sus antecesores. Según explica Carrier:
La naturaleza humana también se caracteriza por evitar la violencia y encontrar formas de cooperar y trabajar juntos, tener empatía, cuidarnos, ¿verdad?
Hay dos lados de lo que somos como especie. Si nuestro objetivo es minimizar todas las formas de violencia en el futuro, entonces comprender nuestras tendencias y cuál es nuestra naturaleza realmente ayudará.