En el futuro, un gran asteroide similar al que exterminó a los dinosaurios hace 66 millones de años, volverá a chocar con la Tierra. Así lo advirtió en 2019 el profesor de ciencia Bill Nye durante la Conferencia de Defensa Planetaria de la Academia Internacional de Astronáutica en Maryland (EE.UU).
Nye, quien además ejerce como director ejecutivo de la Sociedad Planetaria, señaló que impactos catastróficos como los ocurridos a finales del período Cretácico no se limitan al pasado, y dijo:
La Tierra será golpeada por otro gran asteroide, el problema es que no sabemos cuándo ocurrirá. La probabilidad es muy baja, pero será un evento de consecuencias muy altas. Si sucede, será como un ‘Ctrl-Alt-Delete’ de todo.
No obstante, a diferencia de los dinosaurios, “no tenemos que sentarnos y esperar a que la fatalidad caiga sobre nosotros”. En lugar de esto, podemos hacer algo respecto a la amenaza del impacto de asteroides, y debemos comenzar a prepararnos ya mismo, enfatizó el científico.
Si bien la NASA ya tiene detectados casi todos los asteroides (más del 90%) que representan mayor peligro para la Tierra, aún existe una gran cantidad de meteoritos sin descubrir que pueden causar desastres “a escala local”, indicó Nye.
¿Cómo evitar el impacto con un gran asteroide?
El experto explicó que si descubrimos el avance de un gran asteroide hacia nuestro planeta, la comunidad internacional tendrá que unificar sus fuerzas para enfrentarlo.
En caso de tener suficiente tiempo —años o, preferiblemente, décadas—, podríamos lanzar una sonda que vuele junto al asteroide, empujándolo fuera de su curso a través de un “tirón gravitacional”.
Sin embargo, en caso de no tener tiempo, tendríamos necesariamente que atacar el asteroide usando una o varias naves para desviar su trayectoria a través de la fuerza bruta. O podríamos detonar un arma nuclear cerca de la roca, pulverizando gran parte de su superficie, acción que también modificaría su curso.
Por último, el profesor Nye mencionó una estrategia denominada ‘Abejas láser’, que consiste en enviar hacia el asteroide un “enjambre” de pequeñas naves espaciales. Cada una de estas enfocaría un rayo láser en un mismo punto de la roca, pulverizando el material y causando una erupción de chorro. Este chorro actuaría como una especie de propulsor capaz de colocar al asteroide en otro camino.