En 1939, una familia desesperada se presentó en el hospital de Ticrapo (Perú), suplicando por la vida de su hija de cinco años mientras exigía una explicación. Aquella niña, Lina Medina, padecía de dolor abdominal desde hacía algunos días, y en la zona afectada era evidente una protuberancia. Sus padres, muy preocupados, pensaban en lo peor: que se trataba de un tumor. No obstante, después del primer examen, el escenario cambió radicalmente: Lina no sufría ninguna enfermedad, sino que estaba en el séptimo mes de embarazo.
Tras un giro imprevisto del destino, seis semanas más tarde, Lina Medina trajo al mundo a un niño que desafió cualquier pronóstico científico. Se le practicó una cesárea porque su pelvis era demasiado pequeña. A partir de ese día, Lina se convirtió en la madre más joven de la historia: una niña que dio a luz a un bebé con tan solo cinco años, siete meses y 21 días.
El pequeño nació el 14 de mayo de 1939 y pesó 2.700 gramos. Sucedió un milagro: el bebé no tenía ninguna malformación, estaba completamente sano y adquirió el nombre del médico que lo ayudó a nacer, Gerardo. Pocos días después, Lina y Gerardo fueron dados de alta.
Tras aquel acontecimiento, surgieron muchas preguntas, y los expertos empezaron a estudiar el curioso hecho. A diferencia del resto, los endocrinólogos pediátricos no descartaban que fuera posible.
Un caso poco común
Según la teoría, se estima que uno de cada diez mil niños presenta una condición poco frecuente denominada pubertad precoz, circunstancia que hace que un niño alcance la madurez sexual antes de cumplir los ocho años. Se calcula que las niñas tienen diez veces más probabilidades de desarrollarse de esta manera en comparación con los niños.
Un estudio posterior señaló que Lina podría haber experimentado su primer período menstrual a los dos años y medio de edad. Los registros médicos hacían alusión a que la formación de los senos de la niña se llevó a cabo cuando esta cumplió los cuatro años, mientras que a los cinco manifestó una ampliación pélvica considerable. Sus caderas empezaron a ensancharse, además de experimentar una maduración ósea correspondiente a una edad superior. Según los expertos, la pequeña quedó embarazada cerca de su quinto cumpleaños. Su morfología ya era la de una mujer pequeña, aunque inmadura.
Aunque la pubertad precoz permite explicar el embarazo de Lina, aún falta un dato importante en la ecuación: ¿Quién dejó embarazada a la pequeña? Teniendo en consideración la probabilidad tan baja de 10.000 contra 1, difícilmente el padre podría haber sido un niño que también tuviera pubertad precoz.
El hecho es que la joven madre nunca reveló a los expertos el nombre del padre de su hijo. De hecho, su propio padre llegó a ser arrestado acusado de violación infantil. Sin embargo, fue puesto en libertad y los cargos se retiraron por no contar con pruebas sólidas.
Un posible rito vinculado al hecho
Según un artículo publicado en 1955 que puso un especial énfasis en el caso, en un gran número de aldeas autóctonas de Perú se llevaban a cabo festivales religiosos a lo largo del año. En determinadas ocasiones, estas festividades terminaban en actos sexuales en grupo, lo que podría ser una explicación posible en el caso de Lina Medina.
El acontecimiento generó tanto ruido que algunos medios impresos ofrecieron a Lina y a sus padres cantidades exorbitantes de dólares a cambio de ceder los derechos de su historia y, por ende, permitir una entrevista y grabación. Los periódicos locales no fueron los únicos interesados en la primicia, ya que los estadounidenses también realizaron diversas ofertas orientadas a presentar a Lina y a su hijo en un espectáculo freak. Todas las propuestas recibieron una respuesta negativa por parte de la familia.
Tal fue la resolución de Lina que ha evitado a lo largo de toda su vida cualquier atisbo publicitario relacionado con este asunto. Algunos aseguran que ese suceso es sinónimo de fraude, pero el silencio de la joven madre ha sido una evidencia innegable, puesto que nadie de su círculo familiar se aprovechó de lo poco frecuente del nacimiento para obtener un beneficio económico. Por otra parte, los registros médicos de aquel entonces incluyen una documentación extensa sobre el caso de Lina. Además, varios expertos han validado dichos registros a lo largo de los años, comprobando las radiografías con el esqueleto del feto, biopsias y diversas fotografías que el equipo médico realizó al efectuarse el nacimiento.
El hermano menor de la familia Medina
Uno de los hechos confirmados de la historia es que el pequeño Gerardo creció con la idea de que Lina era su hermana mayor. No descubrió la verdad sobre su nacimiento hasta que alcanzó la pubertad. Algunos años más tarde, en 1955, Gerardo anunció que quería ser médico. Desafortunadamente, y a pesar de contar con una salud óptima, Gerardo murió en 1979 debido a causas naturales, cuando apenas tenía 40 años de edad.
Actualmente, Lina tiene más de 80 años. Contrajo matrimonio con Raúl, un hombre que sería el padre de su segundo hijo en 1972 y a quien conoció en la década de 1970. Trajo a este niño al mundo 33 años después del nacimiento de su primer hijo, teniendo en ese momento 39 años.
Raúl murió en 2009. Desde entonces, se ha sabido muy poco de Lina Medina, que sigue negándose a hablar sobre su vida y sobre cómo se convirtió en la madre más joven de la historia.