El logro científico de 2024 que podría transformar la lucha contra el VIH

Una inyección bianual con eficacia casi total podría revolucionar la prevención del VIH, aunque su éxito dependerá del acceso a nivel mundial.

A lo largo de las últimas décadas, se han conseguido avances significativos en la lucha contra el VIH. Sin embargo, uno de los grandes retos ha sido siempre el desarrollo de una vacuna eficaz. En 2024, la ciencia ha dado un paso decisivo con lenacapavir, un tratamiento revolucionario que promete proteger contra el VIH durante seis meses con una única dosis.





Esta innovadora inyección ha sido reconocida como el Avance Científico del Año por la revista Science, gracias a sus impresionantes resultados. En un importante ensayo clínico llevado a cabo en junio, lenacapavir logró prevenir por completo las infecciones por VIH entre adolescentes y mujeres jóvenes en África, lo que ha renovado la esperanza de erradicar nuevas infecciones.

Un futuro libre de nuevas infecciones por VIH

Lenacapavir destaca por su capacidad para administrarse semestralmente como profilaxis preexposición (PrEP), lo que facilita la continuidad del tratamiento y elimina muchas de las barreras relacionadas con el estigma y las dificultades sociales, especialmente en regiones con altas tasas de transmisión.

A diferencia de los tratamientos antivirales tradicionales, este fármaco actúa directamente sobre la cápside del VIH, una proteína que protege el material genético del virus. Durante mucho tiempo, esta estructura fue considerada un objetivo inaccesible para los medicamentos. Sin embargo, los investigadores de Gilead Sciences han logrado desarrollar un compuesto capaz de reforzar la cápside, evitando así que el virus infecte las células humanas.

De una epidemia devastadora a un futuro con nuevas esperanzas

El camino recorrido en la lucha contra el VIH ha sido largo y difícil. Durante los años 90, esta infección era vista como una sentencia de muerte, ya que destruía el sistema inmunológico. La introducción de terapias antirretrovirales en 1996 cambió este panorama, permitiendo a millones de personas vivir con el virus como una enfermedad crónica y controlable. Además, en 2011, se confirmó que el tratamiento también sirve como una herramienta para prevenir la transmisión, lo que marcó un hito en la historia de esta enfermedad.

A pesar de estos avances, los desafíos no han desaparecido. Los medicamentos orales PrEP, como los aprobados en 2012, demostraron ser efectivos, pero su adopción ha sido limitada en países con menos recursos. Las mujeres jóvenes y adolescentes en África enfrentaron numerosas barreras para mantener la adherencia al tratamiento. El cabotegravir, una opción inyectable introducida en 2021, mejoró ligeramente esta situación, aunque su elevado coste impidió que tuviera un impacto significativo a nivel global.

El progreso hacia las metas establecidas por ONUSIDA, que busca reducir las nuevas infecciones a menos de 370.000 para 2025 y 200.000 para 2030, se ha ralentizado. Sin embargo, los recientes resultados obtenidos con lenacapavir podrían marcar un antes y un después en este camino.

Los retos de hacer llegar lenacapavir a todos los rincones

A pesar de su prometedor potencial, la distribución global de lenacapavir enfrenta importantes desafíos. Su disponibilidad dependerá de factores como las regulaciones nacionales, su coste y la infraestructura sanitaria de cada región.

Aunque Gilead ha establecido acuerdos con fabricantes de genéricos para ofrecer versiones más accesibles en 120 países en desarrollo, existen preocupaciones sobre las naciones de ingresos medios, como Brasil, que podrían quedar fuera de estos beneficios. Además, muchos sistemas de salud en el mundo carecen de los recursos necesarios para garantizar una distribución adecuada de este tratamiento.

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