En 1921, Alfred Watkins, un entusiasta de la arqueología, realizó un descubrimiento asombroso. Se percató de que varios sitios antiguos en Gran Bretaña se alineaban misteriosamente. Descubrió que tanto monumentos artificiales como naturales estaban conectados por senderos lineales. Nombró a estos caminos ‘líneas ley’, abriendo así las puertas a un universo de creencias sobrenaturales y místicas.
Entonces, ¿qué son realmente las líneas ley? Según expertos, son líneas invisibles que atraviesan el mundo, parecidas a las líneas de latitud y longitud, jalonadas de monumentos y características geográficas naturales. Algunos sostienen que estas líneas canalizan corrientes de energía esotérica, y en los puntos donde se cruzan, se concentran focos de energía que ciertas personas podrían utilizar.
Naturalmente, las líneas ley no están libres de controversia. Aunque la idea seduce a muchos, hay quienes la ven con escepticismo, considerando su componente paranormal como pura coincidencia.
Entonces, ¿cuál es la realidad?
Alfred Watkins: Su asombroso hallazgo
Nacido el 27 de enero de 1855 en Hereford, Inglaterra, en el seno de una familia acomodada con negocios en la ciudad, Alfred Watkins creció inmerso en los quehaceres familiares, adquiriendo un profundo conocimiento de la región.
Además, Watkins tenía una gran pasión por la fotografía, estableciéndose como un respetado fotógrafo paisajista y artesano. Incluso inventó el ‘Watkins Bee Meter’, un exposímetro compacto para fotógrafos viajeros.
Hoy en día, Watkins es recordado no tanto por su obra fotográfica, sino por su teoría sobre las líneas ley.
De acuerdo con el Museo Tate , Watkins tuvo su epifanía sobre las líneas ley el 30 de junio de 1921. Estando en una colina en Blackwardine, observó en un mapa una alineación perfectamente recta de varios sitios antiguos. Desde la cima, su perspectiva pareció confirmar esta observación, que luego profundizó desde otros puntos elevados de la zona.
Watkins afirmó que sus descubrimientos no estaban influenciados por otras teorías y que sus observaciones arrojaban resultados sorprendentes en diferentes áreas. Planteó que seguir estas líneas podría revelar sitios no marcados en los mapas, como claros en bosques, trincheras o muescas en lomas.
La visión de Watkins resonaba con otras teorías de alineamiento, sugiriendo que los antiguos humanos estaban conectados con una fuerza etérea , mayormente desapercibida en la modernidad, y construían sus lugares sagrados en puntos donde esa fuerza era más intensa.
A pesar de ello, la teoría de Watkins no convenció a todos, y hasta hoy, la existencia de las líneas ley sigue siendo un tema de debate.
La evolución de la mitología de las líneas ley a lo largo del tiempo
Watkins presentó las líneas ley como alineaciones rectilíneas que interconectan distintas estructuras históricas, monumentos, yacimientos prehistóricos y lugares de culto. No obstante, no les confería una dimensión mística.
En su obra «The Old Straight Track», exploró esta teoría detalladamente, argumentando que las líneas ley eran antiguas vías comerciales usadas por las comunidades prehistóricas de Inglaterra, facilitando un desplazamiento rápido y directo entre puntos.
Sin embargo, la comunidad arqueológica británica, en su mayoría, desestimó esta hipótesis de Watkins, señalando la improbabilidad de que las sociedades prehistóricas recorrieran trayectos perfectamente rectos para comerciar, dadas las dificultades geográficas del terreno, como las colinas empinadas.
Pero la idea de Watkins, aunque marginal en su origen, fue solo el comienzo. En los años 60, un hombre llamado Tony Wedd revivió la teoría, aportando una perspectiva inédita: en 1961 sugirió que las líneas ley eran utilizadas por humanos prehistóricos para comunicarse con extraterrestres , describiéndolas como senderos para ovnis. Posteriormente, en 1969, John Michell expandió esta idea en su libro «The View Over Atlantis», introduciendo la noción de “energías terrestres”.
Durante este período, las líneas ley empezaron a ser percibidas con un matiz más esotérico y espiritual. Ya no se consideraban simplemente vestigios de la actividad humana antigua; se transformaron en “líneas de energía” invisibles perceptibles solo para algunos.
En enero de 2023, la BBC entrevistó al artista Bone Tan Jones, quien afirmó haber caminado desde Londres a Stonehenge siguiendo una de estas líneas ley:
Siempre me han fascinado las líneas ley. Crecí en contacto con la naturaleza, así que para mí tiene sentido la existencia de corrientes energéticas que fluyen a través de la Tierra.
La transición de las líneas ley desde rutas comerciales antiguas a fenómenos más místicos es peculiar.
En las décadas de 1960 y 1970, las líneas ley se asociaron con varios movimientos contraculturales. David Newnham, escribiendo para The Guardian en 2000, observó que la teoría de las líneas ley evolucionó y se ramificó, adaptándose a diversas modas y tendencias, y se fue enredando cada vez más en un laberinto de misticismo, neopaganismo y superstición.
Aunque Watkins consideraba su hipótesis como científica, nunca pudo demostrarla definitivamente. La adición de elementos sobrenaturales no contribuyó a su verificación.
No obstante, en la década de 1980, los académicos Tom Williamson y Liz Bellamy abordaron las líneas ley desde una perspectiva científica, y sus investigaciones destacaron un fallo fundamental en la teoría original de Watkins.
Nuevas interpretaciones sobre las líneas ley
La investigación de Williamson y Bellamy, aunque no descartó por completo las líneas ley, sí introdujo serias dudas. Al analizar las ubicaciones de varios sitios arqueológicos en Inglaterra, descubrieron que la densidad de puntos de referencia era tan elevada que, en esencia, se podía trazar una línea recta en cualquier dirección y conectar múltiples sitios. Esto sugiere que la creación de un mapa de líneas ley podría ser una tarea arbitraria.
Tom Brooks, otro investigador, propuso una idea fascinante: matemáticos avanzados vivían en Gran Bretaña hace 5.000 años, mucho antes de que los griegos desarrollaran la geometría. Brooks, al igual que Watkins, estudió sitios antiguos (1.500 en total) y encontró que todos se ubicaban sobre una red de triángulos isósceles, que supuestamente guiaban a las civilizaciones antiguas.
Los hallazgos de Brooks parecerían apoyar la idea de las líneas ley.
Sin embargo, para demostrar la tendenciosidad de estos datos, Matt Parker, de la Escuela de Matemáticas de la Universidad Queen Mary de Londres, aplicó irónicamente las técnicas de Brooks a las antiguas tiendas Woolworths.
“Sabemos poco sobre las viejas tiendas Woolworths”, comentó jocosamente a The Guardian en 2010, “pero conocemos sus ubicaciones. Pensé que si las analizaba, podríamos comprender mejor la vida en 2008 y cómo la gente compraba utensilios de cocina a bajo precio y CD en oferta”.
Sorprendentemente, tres tiendas Woolworths cerca de Birmingham formaban un triángulo equilátero perfecto. Parker destacó que su «hallazgo» se ajustaba a la hipótesis al «ignorar la mayoría y seleccionar solo unas pocas coincidencias».
El experimento de Parker llegó a una conclusión similar a la de Williamson y Bellamy: al seleccionar un conjunto específico de datos de un grupo más amplio, se puede respaldar casi cualquier teoría.
¿Significa esto que las líneas ley no existen definitivamente? No necesariamente. Pero sí pone de manifiesto cómo los datos pueden ser manipulados para promover una idea específica, ignorando aquellos que no se ajustan a la teoría.
En resumen, cualquiera podría trazar un mapa de líneas ley conectando varios sitios antiguos de manera lineal y argumentar que fueron construidos intencionalmente en esa ruta, al igual que podrían formar un triángulo con tres tiendas Woolworths y atribuirle un origen místico.