Las llamadas comerciales no solicitadas, conocidas como spam telefónico, son una constante en el día a día. No sólo son una molestia, sino que también pueden suponer un riesgo de fraude. A pesar de que existen normativas que intentan regular estas prácticas, su aplicación ha sido insuficiente, permitiendo que persistan. La Ley General de Telecomunicaciones busca proteger a los consumidores, pero las estrategias que utilizan algunas empresas de telemarketing, como las llamadas automáticas, complican el panorama.
Las llamadas automáticas, o «robollamadas», se generan mediante sistemas que marcan números al azar. Al contestar, muchas veces los usuarios se encuentran con un silencio incómodo o con la ausencia de un operador disponible. Esta táctica se utiliza para identificar números activos y recopilar información sobre las respuestas, con el objetivo de mejorar futuras campañas de marketing. Este tipo de llamadas no sólo es molesto, sino que también puede derivar en posibles fraudes. Por eso, es esencial que los usuarios tomen medidas para protegerse. En un mundo donde la comunicación juega un papel crucial, manejar adecuadamente las llamadas de spam ayuda a preservar la tranquilidad y la seguridad personal.
Una estrategia para lidiar con las llamadas de spam
Las llamadas de spam se han convertido en una molestia diaria, y aunque existen medidas como la Lista Robinson, estas no siempre logran evitar las interrupciones, tanto en el hogar como en el trabajo. Si bien es difícil eliminarlas por completo, hay formas de reducir su frecuencia. Una estrategia sorprendentemente efectiva consiste en hacer perder tiempo a los operadores.
Cuando recibas una llamada, en lugar de recurrir a métodos convencionales como aplicaciones de bloqueo o rechazar números desconocidos, puedes hacer preguntas que confundan al operador. Por ejemplo, después de escuchar su presentación, podrías preguntar:
¿De dónde habéis sacado mi número?
Esta simple cuestión a menudo desconcierta al operador, que puede no saber cómo responder y decidir colgar.
El objetivo de las empresas de telemarketing es maximizar la cantidad de llamadas en el menor tiempo posible. Si los operadores sienten que no lograrán ningún resultado contigo, es probable que abandonen el intento. No obstante, esta técnica no es infalible, ya que es posible que la misma empresa vuelva a llamarte desde otro número. Por eso, se recomienda bloquear el número después de la llamada para reducir futuras molestias.
Normativa en la Ley General de Telecomunicaciones
A pesar de la entrada en vigor hace un año de la prohibición de las llamadas comerciales no solicitadas, estas siguen siendo un problema habitual. Según la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), el cumplimiento de esta normativa sigue siendo deficiente. Antes de su implementación, se estimaba que cerca del 50% de las llamadas aleatorias procedían de empresas de telecomunicaciones.
Algunas empresas afirman cumplir con la legislación y niegan realizar llamadas sin el consentimiento de los usuarios. Sin embargo, ciertas entidades han malinterpretado las excepciones que permite la ley para continuar con estas prácticas. La normativa otorga a los usuarios el derecho a no recibir comunicaciones comerciales no solicitadas, salvo que haya un consentimiento previo.
«Los usuarios finales de los servicios de comunicaciones interpersonales basados en numeración tienen derecho a no recibir llamadas no solicitadas con fines comerciales, salvo que exista un consentimiento previo del propio usuario para recibir este tipo de comunicaciones, o que la comunicación esté amparada por alguna base de legitimación contemplada en el artículo 6.1 del RGPD», establece la ley.
El auge de las llamadas automáticas
Pese a la aplicación de la Ley General de Telecomunicaciones, los usuarios continúan recibiendo llamadas comerciales sin haber dado su consentimiento, lo que ha provocado un aumento en el uso de las llamadas automáticas, conocidas como «robollamadas». Estas, impulsadas por sistemas automatizados, son empleadas por algunas operadoras y centros de llamadas para promocionar sus productos. Al contestar, a menudo no hay interacción, lo que resulta invasivo y desagradable.
Estas llamadas, generadas automáticamente, pueden causar confusión. A veces, un operador real está disponible para ofrecer productos o servicios, pero en otras ocasiones la llamada se traduce en un largo silencio si no hay nadie al otro lado para atender al usuario. Esto puede hacer que las personas se sientan estafadas, aunque el objetivo de las robollamadas no sea ese. Las empresas utilizan estas técnicas para identificar números activos y determinar los mejores momentos para contactar con potenciales clientes.
Aunque estas llamadas son consideradas spam, la nueva legislación no las excluye completamente debido a posibles excepciones. Si eres cliente de una empresa y has aceptado recibir comunicaciones comerciales, esta excepción podría aplicarse. Para detectar estas llamadas, se recomienda prestar atención a los patrones de los números que las originan, ya que muchas comparten secuencias específicas. Además, se pueden emplear aplicaciones que identifican y bloquean llamadas de spam.
Apuntarse en la Lista Robinson es una estrategia útil para evitar estas molestias. Si a pesar de ello sigues recibiendo llamadas, bloquear números desconocidos puede ser una solución eficaz.