Sobre Tenzin Gyatso, el actual Dalái lama, son varias las polémicas y controversias de carácter político, religioso y personal que recaen a lo largo de su gestión. Definitivamente hay mucha historia por desempaquetar si vamos a hablar de él.
Si bien es una figura con numerosos logros notables, también es una persona cuya vida, como la de muchos, está colmada de ciertas contradicciones. El líder espiritual y religioso del budismo tibetano predica, según The Guardian, una filosofía marxista de la economía que se describe a sí misma.
No obstante, el decimocuarto Dalái lama tiene una marcada inclinación por los relojes de pulsera de lujo que genera bastante suspicacia, especialmente entre sus no seguidores.
El Dalái lama y los relojes
Se especula que la lujosa colección del humilde promotor de la fe budista está en los dos dígitos. Incluye relojes Rolex y Patek Philippe, con historias que se remontan a la Segunda Guerra Mundial.
Incluso en la película Siete años en el Tíbet (título original en inglés: Seven Years in Tibet) protagonizada por Brad Pitt, el Dalái lama y los relojes forman parte integral de la trama.
Todo esto plantea básicamente una pregunta: ¿cómo es que uno de los más destacados detractores de la obsesión material en el mundo sea dueño de más de una docena de onerosos relojes con precios unitarios que superan el costo de la mayoría de coches?
Una razón bastante “simple”
Se trata de un particular gusto por las piezas mecánicas. Desde niño le encantaba desarmar y armar cosas, incluidos los únicos tres coches que habían en el Tíbet para esa época.
No se sabe si Franklin Roosevelt estaba enterado del particular gusto del Dalái lama, pero fue este presidente estadounidense quien le regaló su primer reloj de oro: un Patek Philippe. Para ese momento tenía solo siete u ocho años de edad.
En un reportaje de la revista Patek Philippe (número 8, otoño de 2000), el Dalái lama cuenta:
La Segunda Guerra todavía estaba en curso, y los Aliados querían hacer un camino sobre el Tíbet desde Assam, en India, hasta China. Entonces, dos representantes militares estadounidenses llegaron con una carta del presidente Roosevelt y una caja que contenía un reloj de oro. Un Patek Philippe. Estaba muy emocionado. Era un modelo muy hermoso. Todavía lo tengo y todavía funciona.
Además de ese bienquisto primer reloj, el Dalái lama también ha sido fotografiado en público usando otros modelos como Rolex Day-Date y Rolex Datejust.
En cualquier caso, el hecho de que el representante del buda en la Tierra sea un fanático de los relojes más caros del mundo es algo que resulta paradójico para muchos, y da para bastante cotilleo. Sin embargo, puede que su complacencia solo sea el motivo de inspiración de algunas de sus sabias palabras que invitan a hacer un mejor uso de nuestro tiempo, como en la siguiente frase:
Solo existen dos días en el año en que no se puede hacer nada. Uno se llama ayer y el otro mañana. Hoy es el día correcto para amar, creer, hacer y principalmente vivir.