Si notas que tu ojo tiembla cada pocos minutos u horas, tenemos una buena y una mala noticia. La buena es que, si no presentas otros síntomas, como enrojecimiento o un aumento de las zonas afectadas en tu cuerpo, lo más probable es que sea algo inofensivo. Molesto, sí, pero inofensivo. La mala noticia es que aún no conocemos la causa exacta de estos temblores. No obstante, este tic ocular está muy relacionado con el estrés, por lo que podría ser tu cuerpo diciéndote que te tomes un respiro.
El regreso al trabajo tras las vacaciones puede ser el escenario perfecto para desencadenar un episodio de mioquimia palpebral . Sin embargo, existen otras causas que pueden provocarlo, como una pequeña irritación causada por el síndrome del ojo seco, el uso de lentillas, el exceso de cafeína, la falta de potasio o el hecho de reducir la frecuencia del parpadeo al estar frente a una pantalla. Afortunadamente, hay técnicas que pueden ayudar a hacer desaparecer el espasmo, y lo más importante es centrarse en la causa.
Pero antes de entender cómo estos métodos pueden aliviar el problema, es esencial comprender el mecanismo detrás de algo tan simple, rápido e involuntario como el parpadeo.
El fascinante funcionamiento del músculo del parpadeo
Todo temblor afecta al músculo orbicular de los párpados , conocido también como Orbicularis oculi o palpebrarum, que es el responsable de permitirnos parpadear. Este músculo tiene forma de anillo alrededor del ojo y se compone de tres partes: la orbitaria, la palpebral y la lacrimal. De manera simplificada, la parte orbitaria se encarga de cerrar los ojos de forma voluntaria, mientras que la palpebral está involucrada en el parpadeo inconsciente. Además, este músculo es esencial para mantener los ojos cerrados mientras dormimos. La parte lacrimal, como indica su nombre, bombea las lágrimas para lubricar el ojo.
De media, una persona parpadea entre 12 y 25 veces por minuto, dependiendo de la situación. Así, los párpados limpian el ojo de impurezas y lo mantienen húmedo, impidiendo la entrada de bacterias. Sin embargo, como advierte el Consejo General de Colegios de Ópticos-Optometristas, la frecuencia de parpadeo disminuye significativamente cuando estamos frente a una pantalla, lo que puede causar el síndrome del ojo seco, caracterizado por sequedad, picor y fatiga ocular.
Por ello, se recomienda parpadear conscientemente con más frecuencia y apartar la vista de las pantallas siempre que sea posible, fijando la mirada en objetos lejanos. En resumen: «Si parpadeas más, tus ojos te lo agradecerán». Además, esto puede ayudar a eliminar una de las causas de los espasmos palpebrales.
El incómodo temblor ocular
Este músculo también es responsable del temblor en el ojo. Como mencionamos al inicio del artículo, los expertos aún no tienen claro qué lo provoca, pero sospechan de dos mecanismos. El primero se debe a una sobrecarga muscular: al mantener los ojos en tensión durante mucho tiempo, las fibras musculares agotan sus reservas de sodio o potasio, dos elementos esenciales para la contracción. Al quedarse sin estos recursos, las fibras empiezan a descoordinarse, lo que da lugar al temblor.
Por lo tanto, consumir alimentos ricos en potasio, como plátanos, espinacas o batatas, podría ayudar a aliviar los síntomas y detener el temblor ocular. Siguiendo esta misma lógica, el consumo de estimulantes como la cafeína también podría afectar la respuesta nerviosa del ojo y desencadenar el temblor. En este caso, la solución es sencilla: reducir o eliminar el consumo de estas sustancias para que los nervios funcionen correctamente.
El segundo mecanismo que podría provocar estos espasmos involucra un mal funcionamiento de las células del sistema nervioso en los núcleos basales del cerebro, encargados del movimiento voluntario. En situaciones de estrés, estas células podrían enviar señales erróneas, pero una vez desaparecido el estrés, deberían volver a la normalidad.
Por lo tanto, para que el temblor desaparezca, se puede intentar una técnica de relajación, reducir el consumo de cafeína, aumentar la frecuencia de parpadeo y, sobre todo, descansar. Si además notas sequedad ocular, es recomendable utilizar lágrimas artificiales para lubricar el ojo y prevenir irritaciones. Con estos cuidados, el temblor debería desaparecer en unas horas o días.
¿Qué hacer si el temblor no desaparece? ¿Cuándo acudir al médico?
Si tras aplicar estas soluciones el temblor persiste durante más de dos semanas, es momento de consultar a un oculista. En estos casos, lo más probable es que te deriven a un médico para que te aplique toxina botulínica, o Botox, en el músculo afectado. Esta toxina bloquea los receptores neuromusculares, impidiendo la contracción muscular y resolviendo el temblor. También puede considerarse la opción de una cirugía para eliminar parte del músculo afectado.
Otra razón para acudir al oculista es si el ojo se cierra por completo durante cada espasmo, impidiendo realizar actividades cotidianas. Esto podría indicar la presencia de un blefaroespasmo benigno esencial, cuyo origen es desconocido, aunque se cree que podría tener un componente hereditario. En este caso, el temblor también podría estar asociado a enfermedades como el Parkinson, el síndrome de Meige o el síndrome de Tourette. Si los espasmos se extienden a otros músculos faciales, aumentan en intensidad o frecuencia, también es aconsejable buscar la opinión de un especialista.
En definitiva, lo más probable es que el temblor en el ojo sea una señal de tu cuerpo pidiéndote un descanso. Así que, antes de preocuparte en exceso, intenta identificar las fuentes de estrés o ansiedad en tu vida y haz lo posible por gestionarlas.