La persona puede reconocerse adicta al responder un test de alcoholismo

El alcoholismo ha sido calificado por los especialistas, entre los que se agrupan psicólogos y psiquiatras, como un problema de salud pública. Un alcohólico, por lo tanto, es un enfermo adicto, de acuerdo a las agrupaciones y centros especializados en atender a quienes lo padecen.





Se estima que un 7% de la población adulta mundial es considerada alcohólica. La adicción se identifica como una enfermedad mental de tipo progresivo, dado que tiene una etapa de tolerancia al consumo, pero desencadena indefectiblemente en la dependencia.

Sociedad y alcohol

El alcoholismo concentra un tema de carácter social, debido a que compromete la tranquilidad familiar y las relaciones de trabajo del bebedor, de igual manera, se señala como un hábito que ha sido aceptado por la sociedad y que puede ocasionar graves consecuencias.

Pero, a pesar de las alteraciones en el comportamiento de los consumidores, generalmente ellos desestiman su condición de alcohólicos. Es por eso que las organizaciones que estudian y diseñan herramientas para su control, han desarrollado un test alcoholismo para calificar su incidencia.

Se ha determinado que durante el proceso que experimenta el bebedor, y que degenera poco a poco en lo que se diagnostica como dependencia, hay varias fases, a saber:

  • Primera: describe a la persona asidua a un hábito moderado, lo que refleja un consumidor social que gusta de las reuniones y encuentros con ingesta de licor.
  • Segunda: ausencia de un real control del consumo, por lo que la situación se escapa de las manos del afectado, y la bebida comienza a perturbarle y a generar un problema.
  • Tercera: el alcohólico reconoce su condición, se conciencia del caso y acepta ayuda.

Estadísticas para un estado sobrio

Son muchos los problemas asociados a la ingesta de alcohol. Según la Organización Mundial de la Salud, OMS, en análisis estadísticos para 2018, las consecuencias del consumo desmedido arrojaron cifras que indican que de cada 20 muertes, una está vinculada al alcohol.

Del total de fallecidos registrados y que se asocia al consumo de bebidas alcohólicas, un 28% se relaciona con lesiones por violencia interpersonal, producto de accidentes con vehículos y suicidio, un 19% a enfermedades cardiovasculares y otro 21% a trastornos digestivos, entre las más comunes.

Otros datos establecen que el consumo de alcohol empieza antes de que los adolescentes cumplan 15 años. La incidencia varía muy poco al identificar si son niños o niñas. Se calcula que el 27% de los jóvenes entre 15 y 19 años de todo el mundo consume alcohol.

Europa figura con un 44% en la tasa de consumo mundial, le siguen el Pacífico Occidental y América con un 38%. En el grupo de hombres consumidores se registran unos 237.000.000, de los cuales 46.000.000 son mujeres.

La información salva vidas

De forma recurrente, el tema ocupa la atención de la opinión pública, la propia OMS realiza alertas sobre el caso. Las instituciones estatales intentan establecer controles, mientras que las instituciones privadas suman esfuerzos por convencer a la población de lo delicado del asunto.

Y aunque los medios de difusión, de igual modo, se asoman tímidamente al problema, no se ha dejado de insistir sobre sus implicaciones en la salud, en el equilibrio de la vida familiar y el bienestar que puede alcanzar la sociedad tras vencer el avance de esta complejidad.

Sin embargo, para concienciar a la población acerca de su relación con el alcohol, y que se entienda la dimensión del problema, existe la posibilidad de autoevaluarse por medio del test ya referido. A este instrumento se puede acceder de forma gratuita, y tiene como objetivo detectar cuánto de alarmantes son los síntomas.

Reconocer el problema

La adición por el alcohol se ha determinado como una enfermedad mental que de manera progresiva se convierte en crónica. No sólo afecta al consumidor, quien experimenta paulatinamente una degradación de su personalidad, sino también a su entorno familiar.

En este orden, gana importancia la información dirigida al consumidor y a sus allegados, porque el propio individuo debe reconocer que tiene un problema. Pero no es fácil que el afectado lo admita y actúe en consecuencia para solucionarlo.

Una decisión oportuna remite a un tratamiento de desintoxicación, con el fin de que el alcohólico se recupere, por eso resulta pertinente el test de adicciones. Al reconocerse afectado, es posible detener el progreso de la enfermedad, y para ello, existen grupos que ayudan a encontrar un mejor destino para sus vidas.

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