89 segundos de peligro: lo que significa el nuevo ajuste del Reloj del Fin del Mundo

Este medidor, concebido por algunas de las mentes más brillantes del siglo XX, calcula cada año el tiempo simbólico que restaría hasta la posible autodestrucción de la humanidad. En 2025, nos encontramos en el punto más crítico hasta ahora.

El Doomsday Clock, también conocido como Reloj del Fin del Mundo, ha emitido su nuevo veredicto para 2025: estamos a 89 segundos de la «medianoche», según anunció Daniel Holz, investigador de la Universidad de Chicago, en la conferencia del 28 de enero.





Este indicador fue creado en 1947 por un grupo de científicos, entre ellos Albert Einstein y J. Robert Oppenheimer, con el respaldo de la revista Bulletin of the Atomic Scientists. Su objetivo es estimar anualmente la proximidad de la humanidad a un posible colapso global. Lejos de ser un elemento ficticio de una película de ciencia ficción, se ha consolidado como un símbolo clave de la fragilidad humana frente a las amenazas que nosotros mismos hemos generado.

Su relevancia no radica solo en su mensaje, sino en la advertencia que transmite: el tiempo para reaccionar es limitado. Además, si analizamos la evolución de sus manecillas en décadas anteriores, el panorama es desalentador. Tras la Segunda Guerra Mundial, el reloj marcaba las 23:53; durante la carrera armamentística de los años 50, avanzó hasta las 23:58. Más recientemente, en 2023 y 2024, se situó a tan solo 90 segundos del fatídico momento. Ahora, en 2025, ha adelantado un segundo más. ¿Cuáles son las razones detras de este ajuste?

Un segundo menos en el contador: las causas de la alarma

El Reloj del Fin del Mundo es recalibrado anualmente por un grupo de expertos compuesto por científicos, ingenieros y analistas de seguridad global. Este equipo evalúa factores como el cambio climático, el peligro nuclear, las crisis políticas y el impacto de las tecnologías emergentes. Tras examinar estas variables, se ha determinado que en 2025 nos encontramos a 89 segundos del colapso simbólico.

Este anuncio, sin embargo, no ha sorprendido a la opinión pública. Los conflictos armados activos, el avance de la Inteligencia Artificial con fines militares y el aumento de la tensión entre potencias nucleares han sido señalados como factores clave en la decisión del comité. En su informe, se destaca que:

Las naciones con armamento nuclear están expandiendo sus arsenales y destinando sumas millonarias a desarrollar armas con capacidad de devastar civilizaciones enteras.

En cuanto a las amenazas ambientales, el calentamiento global ha sido señalado como un factor determinante. Los expertos han enfatizado las graves consecuencias de este fenómeno, entre ellas el incremento del nivel del mar, temperaturas récord y la escalada en las emisiones de gases de efecto invernadero.

Por otro lado, en el ámbito sanitario, las previsiones también son preocupantes. «El brote continuo de la gripe aviar altamente patógena (HPAI), su expansión a la ganadería y a la industria láctea, así como los recientes casos en humanos, plantean un riesgo real de una nueva pandemia de gran impacto», advierte el comité.

El Reloj del Fin del Mundo, una advertencia ineludible

Al adelantar el reloj un segundo más, los especialistas buscan enviar un mensaje contundente a la humanidad:

El mundo ya está peligrosamente cerca del abismo, por lo que incluso un adelanto de un solo segundo debe ser visto como una señal de alerta extrema y un recordatorio de que cada momento perdido aumenta el riesgo de una catástrofe global.

De este modo, el reloj no es solo un indicador, sino un llamado urgente a la acción. Cada vez que se acerca más a la «medianoche», como ha ocurrido en los últimos años, la comunidad internacional debería replantearse sus estrategias y adoptar medidas más responsables. No obstante, en la práctica, este aviso ha quedado relegado a una mera advertencia informativa, sin traducirse en cambios significativos por parte de los gobiernos y organismos de poder.

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