En medio de la reciente tragedia causada por la DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos), que dejó zonas de la Comunidad Valenciana devastadas, muchas personas han tenido que enfrentar la pérdida de bienes materiales e incluso de sus hogares. Este ha sido el caso de Fabián, residente de Alfafar, uno de los municipios más afectados. Fabián, quien perdió su coche en la riada, se encontró en una situación inesperada y desgarradora: su jefe lo presionó para que se presentara a trabajar, amenazándolo con despido si no lo hacía. A pesar de las adversidades, Fabián intentó cumplir con su deber, enfrentando largos trayectos y condiciones adversas, solo para recibir más amenazas y un trato humillante.
La amenaza inicial: «o vienes o te despido»
El primer contacto entre Fabián y su jefe tras la tragedia fue una llamada telefónica en la que, lejos de mostrar preocupación o empatía, su superior le exigió que encontrara alguna manera de llegar al trabajo. «Da igual si tienes que venir en bicicleta o pedirle a alguien que te traiga. Si no llegas, te despido», le dijo, ignorando completamente las dificultades de transporte que Fabián enfrentaba al haber perdido su coche en la riada. Este mensaje dejó claro que, para su jefe, las circunstancias personales de sus empleados eran irrelevantes ante el cumplimiento de las obligaciones laborales.
Un trayecto de varias horas a pie
Ante la amenaza de despido, Fabián emprendió el recorrido a pie desde Alfafar hasta Aldaia, una distancia considerable que implicaba atravesar zonas afectadas y arriesgarse en caminos en malas condiciones. Durante este recorrido, su amigo de toda la vida, quien conoce a Fabián desde hace más de 30 años, recuerda haber recibido mensajes de audio en los que Fabián expresaba su frustración y agotamiento. “Lo que está haciendo mi jefe no tiene nombre. Me da igual mi coche, pero caminar cuatro horas en esta situación solo porque me amenaza… Esto no es normal», confesó Fabián a su amigo.
El amigo, quien ha sido testigo de los múltiples abusos que Fabián ha sufrido en su lugar de trabajo, expresa su indignación ante esta situación: “Es un hombre trabajador, nunca se ha quejado, pero desde hace un tiempo ya me había hablado de lo mal que lo trataban. Nadie debería enfrentar amenazas y abusos, y menos después de perderlo todo por una tragedia natural”.
Un recibimiento sin empatía y nuevas humillaciones
Tras varias horas de caminar, Fabián llegó finalmente a su lugar de trabajo, exhausto pero comprometido a cumplir con su jornada laboral. Sin embargo, el recibimiento fue una muestra más de la insensibilidad de su jefe. “Tenías que haber estado aquí a las 7 de la mañana, no te digo más”, fue lo primero que escuchó. Su jefe, en lugar de agradecer su esfuerzo, desestimó cualquier sacrificio de su parte y continuó tratándolo con desprecio.
@grandesmedios A Fabián ahora intenta agredirlo un nieto de su jefe que le dice «vete a tu puta casa». Y aunque su jefe le dice que no lo ha tirado, al final lo amenaza diciéndole: «Me la pagarás» #abusolaboral #valencia #ElCasoFabian #DANA ♬ sonido original – Grandes Medios
“Me parte el alma verlo así”, comentó su amigo. “Desde hace tiempo, él ya me decía que a su jefe solo le importaba su negocio. Las jornadas que le hacía cumplir eran interminables, y siempre le exigía más, sin reconocer nada. Esta situación solo demuestra la falta de humanidad de su jefe, que parece no tener compasión alguna, ni siquiera en medio de una tragedia”.
Amenazas y presión: «Hoy sales esposado y a la cárcel»
El 5 de noviembre, Fabián se presentó nuevamente en su puesto de trabajo, esta vez gracias a la ayuda de un compañero que le ofreció transporte. Sin embargo, la hostilidad no tardó en aparecer nuevamente. A primera hora, su jefe prohibió el uso de móviles en la empresa, advirtiendo que cualquier intento de grabación sería motivo de despido. Pero a las pocas horas, Fabián logró enviar un audio a su amigo, relatando cómo su jefe le había pedido que grabara un vídeo diciendo que «todo estaba normal» y que “allí no había pasado nada”.
Esta solicitud lo dejó atónito, y se preguntó si este comportamiento no constituía cohecho. Su amigo le aconsejó no grabar nada y evitar exponerse, pero Fabián continuó trabajando. Durante su descanso para almorzar, volvió a llamar a su amigo, quien notó una creciente preocupación en su voz: su jefe lo había amenazado nuevamente, diciendo que iría a la comisaría para acusarlo de un delito y que saldría “esposado y para la cárcel”.
Para su amigo, esta actitud revela el abuso de poder que su jefe ha ejercido durante años:
A Fabián le han pisoteado su dignidad tantas veces. Lo han hecho trabajar bajo condiciones inhumanas, y él, con tal de no perder el trabajo, aguantó todo. Pero ahora, después de todo lo que ha pasado, de todo lo que ha perdido, lo amenazan con cárcel solo por no llegar a tiempo a su trabajo. Es indignante.
Abuso laboral y falta de empatía ante una tragedia
El caso de Fabián no solo expone el abuso laboral que se vive en algunos lugares de trabajo, sino también la carencia de empatía en momentos críticos. El abuso de autoridad, las largas jornadas sin consideración y las amenazas constantes reflejan un entorno tóxico e inhumano. Los derechos laborales en España protegen a los empleados en situaciones de emergencia, y el Estatuto de los Trabajadores estipula que, ante circunstancias de fuerza mayor, el empleado no está obligado a presentarse en su puesto. La tragedia de la DANA es un claro ejemplo de fuerza mayor, y el hecho de que el jefe de Fabián ignorara este contexto para exigirle su asistencia es, como mínimo, una falta grave de consideración.
Reflexiones finales: ¿hasta dónde pueden llegar estos abusos?
El caso de Fabián es un claro recordatorio de que la legislación laboral existe para proteger a los trabajadores de situaciones de abuso y explotación. No se trata solo de cumplir horarios; se trata de condiciones humanas y de respeto. La DANA fue una tragedia que dejó pérdidas materiales y un gran impacto emocional, y el jefe de Fabián, en lugar de mostrar comprensión, prefirió amenazarlo con despido, humillarlo públicamente y someterlo a más presión en un momento de vulnerabilidad extrema.
Este tipo de abuso laboral no solo afecta a Fabián, sino que representa una práctica que, lamentablemente, se repite en muchas empresas. Fabián es solo uno de los miles de trabajadores que enfrentan estas situaciones, y su historia debería servir para reflexionar sobre la importancia de la dignidad en el trabajo.
Como expresa su amigo:
Es una lástima que el jefe no valore a alguien como Fabián. Un hombre que ha dado todo por su trabajo y que, a pesar de todo, sigue poniéndose en pie cada día. No se merece este trato. Ningún trabajador debería pasar por esto.