¿Cuánta corriente eléctrica soporta el cuerpo humano?

Un golpe de corriente eléctrica podría resultar fatal. Sin embargo, cuánta corriente el cuerpo humano puede tolerar es una cuestión que varía debido a múltiples factores, con lo que las cifras son simplemente aproximadas.

Nuestro organismo es un eficiente conductor eléctrico. Aunque pueda sonar alarmante, esto es positivo para nuestra salud. Varios procesos vitales dentro de nuestro cuerpo funcionan gracias a impulsos eléctricos. Estos van desde la transmisión de señales entre neuronas hasta las pulsaciones de nuestro corazón.





Pero al igual que la electricidad es crucial para nuestra existencia, una descarga eléctrica excesiva puede ser letal. Entonces, ¿en qué momento la intensidad de la corriente se considera demasiado alta?

Esta es una cuestión variable. Es decir, no hay un número específico de amperios que definan el límite de resistencia del cuerpo humano. Diversos factores como la cantidad de masa muscular o el tiempo de exposición a la corriente pueden influir.

Recibir una descarga eléctrica breve no es lo mismo que una prolongada. Esto se complica aún más cuando, a partir de ciertos niveles de intensidad, los músculos se inmovilizan, lo que hace difícil liberarse de la fuente de la descarga. Esto incrementa la duración del contacto y, por ende, los daños potenciales. Por lo tanto, las cifras que definen qué es una intensidad de corriente peligrosa dependen de estos y otros factores.

Sin embargo, antes de adentrarnos más en este tema, es crucial aclarar algunos conceptos que a menudo se confunden.

Distinción entre amperaje y voltaje

Cuando se aborda el tema de la electricidad, es común escuchar términos como amperios y voltios. Es crucial entender que son unidades que describen aspectos diferentes y, por lo tanto, no son intercambiables.

El voltaje se refiere a la diferencia de potencial eléctrico, es decir, la fuerza que empuja la corriente a lo largo del circuito. Usualmente, este valor es constante en un circuito dado. En contraposición, la intensidad de la corriente, medida en amperios, puede variar en diferentes partes del mismo circuito.

Esta intensidad se relaciona con la cantidad de electricidad que pasa por un punto específico. Por lo tanto, cuando se discute acerca de una descarga eléctrica, se hace generalmente en términos de amperios.

Un impacto eléctrico mortal en el organismo humano

Cuando se trata del riesgo asociado a una descarga eléctrica, el primer dato alarmante es el nivel en el que los músculos quedan paralizados.

Es importante tener en cuenta que la corriente eléctrica juega un papel crucial en la contracción muscular de nuestro cuerpo. Una descarga leve puede inducir una contracción normal del músculo, algo que sucede de forma continua cuando realizamos cualquier movimiento. Sin embargo, si la descarga es intensa y sostenida, el músculo se tensa tanto que se vuelve rígido, un fenómeno conocido como tetanización , que se asemeja a los efectos de las toxinas del tétanos.

Cuando alguien experimenta una descarga eléctrica accidental, la tetanización generalmente ocurre en torno a los 10 miliamperios (10 mA), aunque esto puede variar entre individuos. Esta situación es extremadamente peligrosa, ya que si la persona afectada está sosteniendo un cable, los músculos rígidos le impedirán soltarlo. Aunque 10 mA no es una cantidad letal en sí misma, la duración prolongada del contacto puede amplificar severamente el peligro, llegando incluso a causar parálisis respiratoria.

Además, si la persona está en una posición elevada, como en una torre, la incapacidad para soltarse podría resultar en una caída fatal.

Por otro lado, incluso por debajo de un amperio, con tan solo 75 miliamperios, podría ocurrir una fibrilación ventricular . Dado que el corazón es también un músculo, las cámaras inferiores comienzan a contraerse de manera irregular. Esto interfiere con la correcta circulación sanguínea hacia todos los órganos del cuerpo y, si no se actúa rápidamente, las consecuencias pueden ser mortales.

A medida que la intensidad aumenta a 5 amperios, los tejidos podrían empezar a sufrir quemaduras graves. En el rango de 4 a 10 amperios, es probable que se produzca un paro cardíaco, y si la intensidad se acerca a los 10 amperios, las posibilidades de reanimación son escasas.

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