Del mismo modo que alguien podría decidir no ingerir alimentos por alguna razón hasta que muriera de inanición, hay otro caso improbable: decidir voluntariamente dejar de defecar. En un principio, se experimentaría lo mismo que siente una persona que padece de estreñimiento, pero ¿cuáles serían los efectos en el cuerpo con el transcurso del tiempo?
Los chicos de SciShow han tratado este tema en un vídeo, en el que analizan y muestran qué ocurriría en el cuerpo humano al dejar de defecar.
Como muchos saben, la dieta y el estrés pueden provocar estreñimiento, períodos en los que resulta imposible ir al baño porque no hay nada sólido que esté preparado para salir. Por fortuna, existen algunos remedios de la abuela que muchas veces consiguen desatascar la situación, como la ingestión de bastante fibra o el café.
Cuando el estreñimiento es la norma
Sin embargo, cuando los períodos sin acudir al baño pasan a ser la norma y no se defeca nunca, la situación puede llegar a ser muy grave. Fundamentalmente, los excrementos permiten al cuerpo deshacerse de todos los alimentos que no se han conseguido digerir, además de evacuar otros desechos que se producen.
Esos desechos viajan por el intestino delgado y después por el grueso para terminar en el recto, el cual indica al cerebro mediante una señal que ha llegado la hora de ir al baño. No obstante, las cosas no siempre funcionan del modo establecido por la naturaleza y es entonces cuando entra en escena el estreñimiento.
¿Por qué aparece el estreñimiento? Las causas pueden ser muchas: tal vez porque se ha estado retrasando deliberadamente el momento de ir al baño, o incluso por tener una vida demasiado sedentaria. Por otra parte, hay enfermedades que hacen que los intestinos tengan problemas con los excrementos. Por ejemplo, las enfermedades inflamatorias de los intestinos y el Parkinson pueden impedir que los nervios y músculos del colon funcionen como deberían, y en ese caso se obstruye el paso de las heces.
Atasco en el colon
En los casos más graves, esta circunstancia puede provocar la afección llamada megacolon, cuyo término ya nos da una idea del tamaño del problema. Principalmente, la afección consiste en que el colon está muy hinchado y aumenta de tamaño de forma desproporcionada. Cuando los excrementos se atascan en el cuerpo, sea cual sea la causa, las consecuencias no son nada buenas.
Mientras las heces están retenidas en el colon, cada vez se absorbe más agua. Esto aún complica más las cosas, ya que para el cuerpo resulta todavía más difícil poder expulsarlas. Al intentarlo, hay que presionar con más ímpetu y toda esta tensión es probable que provoque la aparición de hemorroides (que son venas que se inflaman en el recto), e incluso se pueden producir fisuras anales (algo parecido a lágrimas que aparecen en el revestimiento anal).
En este punto habrá llegado el apocalipsis.
Cuando ya se lleva un tiempo sin visitar el baño, los excrementos se transforman y adquieren una consistencia demasiado seca y dura, lo que también puede provocar retención fecal: una aglomeración de heces endurecidas que no es posible mover de ninguna forma del sitio en el que se ha detenido. Al ocurrir esto, la masa de excrementos puede causar úlceras y náuseas, además de presionar tanto sobre la vejiga que también empiece a manifestarse incontinencia urinaria.
Retención fecal severa
La retención fecal incluso puede llegar a provocar que el colon se rompa o perfore, lo que pone en peligro la vida de la persona y requiere una complicada intervención quirúrgica con urgencia. Debido a una retención fecal severa los intestinos pueden llegar al extremo de contraerse en reverso. ¿Cómo es posible que suceda esto? Porque los intestinos se esfuerzan para que su contenido se mueva, contrayéndose y relajándose, pero las cosas pueden salir mal y hay la posibilidad de que las heces retrocedan en lugar de avanzar en la dirección correcta.
En ese caso, el contenido del intestino delgado retrocede hasta el estómago, provocando una afección cuyo nombre produce sudores fríos: vómitos fecales (es fácil sacar una conclusión propia).
Por fortuna, las retenciones fecales pueden tratarse con laxantes o de forma manual con la adecuada ayuda médica. Si una persona padece a menudo retenciones fecales o estreñimiento, los músculos de sus intestinos pueden terminar debilitándose con el transcurso del tiempo, lo que complicará que sean capaces de regular todo el proceso por sí solos.
Si nunca has padecido estos problemas y ni siquiera los conocías, puedes respirar con alivio. Eso sí, siempre es una buena idea consumir fibra de manera regular para seguir visitando el baño con la puntualidad de un reloj suizo.