Los orígenes de Internet se remontan al año 1961, a raíz de que un brillante Ingeniero Eléctrico de la universidad de California en Estados Unidos presentara su tesis titulada “Communication Nets” para obtener el doctorado.
Poco tiempo después la idea fue puesta en práctica por otro destacado talento, que logró establecer conexión desde el ordenador hasta una línea telefónica, haciendo real la posibilidad de lograr una red de información.
La idea de conectar varios ordenadores llamó poderosamente la atención del Pentágono, por ser la forma perfecta de lograr una comunicación militar eficaz entre todos los centros de inteligencia.
Nació así la primera red del mundo, en 1969, aunque tuvieron que pasar más de veinte años para que la tecnología comenzara a expandirse y se convirtiera en una herramienta de alcance general, aunque aún muy elitista.
El concepto de web 1.0 se refiere a los inicios, cuando a través un protocolo se hizo posible entrar a un sitio web. Posteriormente nació la web 2.0 que ya permitía la interactividad: aparecieron las Tecnologías de la Información y la Comunicación (Tics) y con ellas las redes sociales.
Actualmente ya se habla de la web 3.0, que se refiere a la incorporación de nuevas tecnologías, como la nube o las aplicaciones para teléfonos inteligentes. Esto incrementa la supremacía de internet y facilita la interconexión de los usuarios.
El boom de las redes sociales y el despertar la conciencia
Hoy en día las redes sociales se utilizan para diversos fines y, aunque en ellas predominan los perfiles personales y comerciales, se puede también detectar otro tipo de actividad, como medios de comunicación que principalmente tienen fines publicitarios, o instituciones de diversa índole que promueven campañas educativas o destinadas a concientizar sobre diversos aspectos, como medio ambiente, diversidad, respeto a los animales, etc.
Varias religiones ya usan las redes sociales para congregar a sus creyentes y hacerles llegar sus mensajes. Muchas iglesias manejan este medio de forma muy efectiva, tanto que han logrado que un gran número de personas acuda a sus comunidades virtuales.
Artistas, presidentes, líderes de todo tipo y hasta el papa Francisco se han incorporado a las redes sociales en lo últimos años. Nadie duda del poder de estas estructuras cada vez más preponderantes en el día a día y que pueden servir de vía para influir positivamente en las personas.
Las redes sociales ofrecen una nueva forma de sociabilizar y comunicarse, lo que las ha convertido en un entorno perfecto para la actividad pastoral. En palabras del papa Francisco: son el lugar ideal para promover “la cultura del encuentro”.
El poder positivo de las redes sociales
Un estudio llevado a cabo por Hootsuite –una de las plataformas de gestión de las redes sociales más conocidas del mundo–, reflejó una serie de datos interesantes a tener en cuenta sobre el uso de las redes:
- Un 40% de la población mundial usa regularmente las redes sociales.
- Las tres redes más frecuentadas son Facebook, Youtube e Instagram.
- En España existen 25.5 millones de asiduos que participan en varias redes simultáneamente.
- Las preferencias españolas siguen las tendencias mundiales: Facebook (87%), Youtube (69%), Instagram (49%).
- Los españoles se exponen a las redes sociales principalmente para comunicarse con los amigos, ver vídeos y escuchar música, y averiguar qué han publicado sus contactos.
Muchos sociólogos opinan que las sociedades se han vuelto autómatas y han perdido una buena dosis de sensibilidad. Los valores éticos no parecen estar de moda y la capacidad de conmoverse parece aletargada esperando a que algo o alguien vengan a reanimarla.
En este sentido, el entorno de las redes sociales se convierte en el lugar ideal para lograr un despertar de la humanidad a través de personas capacitadas que promuevan esta ya conocida como “la cultura del encuentro”: un encuentro espiritual y sensible.
El apoyo de las instituciones educativas
Precisamente ese es el objetivo de instituciones como el Centro de Enseñanza Superior Alberta Giménez (CESAG) que, en colaboración con la Universidad Pontificia de Comillas, ha desarrollado programas formativos como el postgrado Especialista en Evangelización Social Media, cuyo objetivo es enseñar los conocimientos, herramientas y habilidades básicas de las redes sociales basándose en un estilo comunicativo sensible, evangélico y ecológico.
Este es el único posgrado en lengua española que existe sobre este tema y el título lo otorga la Universidad Pontificia Comillas, una de las más prestigiosas de España que ostenta privilegiados lugares en los rankings mundiales de universidades.
El CESAG, por su lado, es el primer centro universitario de Baleares, creado en 1872 como Escuela Normal de Maestras a cargo de Alberta Giménez. Está adscrito a la Universidad Pontifica Comillas y ofrece diversas carreras relacionadas con Educación y Comunicación.
Características del postgrado Especialista en Evangelización Social Media
Los contenidos del postgrado están dirigidos a lograr la preparación necesaria para evangelizar en la era digital bajo la tecnología de la web 3.0.
Fundamentalmente está dirigido a personas que han cursado las carreras de Comunicación y afines, Teología o Educación, y que preferiblemente trabajen en instituciones católicas. Algunas características de la especialización son:
- El programa hace hincapié en diversos puntos fundamentales, como los perfiles sociales, la escritura online, los diseños de estrategias, la medición de resultados, etc.
- Está reservado a un número limitado de alumnos: solo 25 plazas.
- Total créditos: 30 créditos ECTS.
- Es semipresencial: 90% online + Asistencia durante dos fines de semana.
- Ofrece la posibilidad de realizarlo 100% online para los estudiantes que vivan fuera de España.
- La duración es del 13 de enero al 30 de septiembre de 2020, pero las preinscripciones ya han comenzado y finalizarán el 29 de noviembre de 2019.
- Consultar todos los detalles aquí.
Este tipo de cursos son una clara apuesta por la formación y la investigación de los nuevos paradigmas comunicativos, con la idea de que, a medio plazo, se puedan ir creando comunidades distintivas en las redes sociales que promuevan un cambio positivo y progresivo basado en la empatía y el respeto hacia el resto de los usuarios.