La época de verano se asocia con un crecimiento en la aparición de diferentes plagas y parásitos; desde los más reconocidos, como mosquitos y cucarachas, hasta los menos visibles para nosotros: los ácaros , las pulgas… Y por supuesto, las garrapatas también incrementan su presencia.
Contrariamente a la creencia general, estos pequeños seres no solo se sacian con la sangre de nuestros fieles amigos caninos, sino también con la nuestra. Pero el problema no acaba ahí, son portadores de enfermedades serias como la enfermedad de Lyme , generada en su mayoría por la picadura de la garrapata Ixodes , o la fiebre maculosa de las Montañas Rocosas, también llamada rickettsiosis y ocasionada por la bacteria Rickettsia .
A nivel global, existen más de 900 especies de garrapatas, de las cuales 6 se pueden encontrar en España, según el Centro Europeo para el Control de Enfermedades.
Además, aunque generalmente se relaciona su presencia con lugares rurales, la realidad es que el peligro no está confinado al campo: un estudio publicado en la National Library of Medicine descubrió que el 4% de las garrapatas se hallaron en zonas verdes y parques de las ciudades.
Estos datos coinciden con observaciones realizadas en 2022: la presencia de cuatro especies de garrapatas en jabalíes de la zona metropolitana de Barcelona, muchas de las cuales están infectadas con Rickettsia.
En esta línea, los casos de enfermedades originadas por la mordedura de garrapatas han crecido un 191,8% en España en el período de 2005 a 2019, según el Centro Nacional de Epidemiología del Instituto de Salud Carlos III. Esto es motivo de preocupación, ya que no hay suficientes profesionales de la salud especializados en el tratamiento de estas dolencias.
En México, la situación es similar, donde en 2023 ya se han reportado 6 fallecimientos por rickettsiosis.
En los Estados Unidos, el panorama no mejora: los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) han emitido advertencias de un incremento en los diagnósticos de babesiosis (otra condición ocasionada por las garrapatas). Asimismo, sugieren que la explicación podría estar en la temprana llegada de las altas temperaturas, que favorecen la aparición de estos pequeños pero peligrosos seres.
¿Cómo identificar una picadura de garrapata?
No todas las especies de garrapatas están infectadas con alguna enfermedad. Sin embargo, es imposible distinguir a simple vista cuáles están y cuáles no infectadas. Por eso, es vital reconocer una mordida y tomar acción de inmediato.
La prevención es fundamental: sabemos que estos arácnidos son más frecuentes en áreas verdes, por lo que, si nos adentramos en bosques o parques, al regresar deberíamos inspeccionar nuestra piel y ropa para cerciorarnos de que ninguna garrapata se ha prendido de nosotros, especialmente en áreas más ocultas como las ingles, las axilas y el cuero cabelludo.
Aunque no es una constante, una picadura puede generar enrojecimiento en la zona afectada (en ocasiones, de hasta 5 cm de ancho) o un sarpullido. Además, los síntomas de que la garrapata ha transmitido una enfermedad son:
- Fuertes cefaleas
- Problemas respiratorios
- Parálisis
- Latidos cardíacos irregulares
Si nos sentimos enfermos, lo mejor será buscar a un especialista sin dilación.
¿Qué hacer si nos ha picado una garrapata?
Quitar una garrapata de la piel no es tarea fácil. Estos pequeños seres meten su cabeza en la capa subcutánea, de manera que una porción de ellas queda dentro de nosotros. Es por esto que los expertos aconsejan usar pinzas de punta fina o curva para retirar la garrapata: hay que tomarlas lo más cerca posible de la piel y extraerlas con suavidad en movimientos hacia arriba, sin hacer movimientos bruscos ni presionar.
Posteriormente, será preciso lavar correctamente el área afectada con agua tibia y jabón, alcohol de frotar o un exfoliante con yodo. Además, si es posible, se recomienda fotografiar al insecto para que el especialista pueda determinar si representa una amenaza para nuestra salud.
Para transmitir la enfermedad de Lyme, las garrapatas necesitan estar adheridas a nuestra piel al menos 36 horas. Pero otras enfermedades pueden contraerse en menos tiempo, incluso en minutos. Por eso, si no logramos extraer completamente a la garrapata, si el sarpullido se extiende o si presentamos síntomas, debemos buscar atención médica sin demora.