En una sofocante jornada estival de aquel 1954, un sujeto hizo acto de presencia en la terminal aérea de Haneda, Tokio. A simple vista, no desprendía ninguna singularidad: de ascendencia europea, con barba, ataviado de manera formal. Tal vez dominaba el idioma galo. Tenía un buen manejo del idioma local. Pero todo cambió cuando entregó su documento de identificación internacional.
Aunque el pasaporte daba toda la impresión de ser genuino, contenía un detalle desconcertante: indicaba que había sido expedido en Taured. Los agentes de inmigración de Haneda tenían claro que Taured no figuraba en el mapa de ningún país reconocido.
Al ser cuestionado sobre esta anomalía, el hombre mostró signos evidentes de irritación. Aseguró, de manera categórica, que Taured había existido por casi un milenio.
Los funcionarios, sospechando que podía ser un delincuente, decidieron alojarlo en un hostal cercano para continuar con las indagaciones. Dos vigilantes se situaron frente a su cuarto para prevenir una posible huida. No obstante, al amanecer del día siguiente, los agentes hallaron su habitación vacía, como si se hubiera esfumado.
O eso es lo que cuenta la leyenda.
Para ciertos individuos, la crónica de este ‘Hombre de Taured’ es considerada como un indicativo de la posibilidad de realidades paralelas, planteando que quizás el misterioso sujeto se trasladó accidentalmente a nuestro universo, en el que Taured no figura. Otros, sin embargo, alegan que es un mero relato ficticio. La verdad, sin embargo, es probable que se encuentre en algún punto intermedio.
La hipótesis de los universos alternos
Varios elementos en el relato del Hombre de Taured han llevado a curiosos y entusiastas, a lo largo del tiempo, a especular que tal vez se trataba de un ser de otra dimensión . Empezando por el enigmático país de Taured en sí mismo.
Cuando se le mostró un atlas y se le instó a ubicar su país de origen, se afirma que el hombre apuntó hacia Andorra, localizada entre España y Francia, y se mostró visiblemente alterado y desconcertado. ¿Por qué Taured, su patria natal, no aparecía en ese plano geográfico? Según él, ahí era donde debería ubicarse, y así había sido durante un milenio.
Se comenta además que el individuo portaba divisas de diferentes naciones europeas, así como sellos de innumerables terminales aéreas globales en su pasaporte. Parecía incluso haber hecho múltiples viajes previos a Tokio.
No obstante, ni la compañía para la que decía laborar, ni el alojamiento donde supuestamente tenía hecha una reserva, ni tampoco los contactos corporativos en Tokio con los que se reuniría, habían escuchado nunca de él.
A pesar de esto, el hombre ostentaba varios documentos que corroboraban su versión de los hechos.
Entonces, claro está, tenemos el hecho de que el hombre desapareció de su cuarto de hotel, una estancia que se encontraba en un piso elevado y que no contaba con balcón. Según consta, las autoridades llegaron a la conclusión de que era imposible que hubiera salido por las ventanas, y los guardias nunca lo detectaron saliendo.
En su conjunto, estos elementos han persuadido a muchos de que el individuo podría haberse desplazado accidentalmente desde otra dimensión a la nuestra. En ese universo alterno, argumentan, Taured sí existiría y el hombre no estaría mintiendo. Su desaparición es a menudo atribuida a un retorno involuntario a su dimensión original.
Es una narrativa fascinante, casi demasiado, podrían decir algunos.
John Allen Zegrus: el auténtico enigma de Taured
De acuerdo con un artículo de Snopes , un evento de la vida real dio lugar a esta narrativa del hombre de Taured, aunque la versión que conocemos es «una adaptación muy adornada y espectacularizada de lo que fue una historia bastante más mundana».
Por emocionante que pueda parecer la noción de un viajero interdimensional, la triste verdad apunta a que el ‘Hombre de Taured’ no era más que un impostor . Existe un cúmulo de pruebas que señalan que la identidad verdadera de este hombre sería John Allen Zegrus , quien en 1960 fue detenido en Tokio por intentar canjear cheques fraudulentos tras entrar al país con documentación falsa.
El 29 de julio de 1960, un miembro de la Cámara de los Comunes del Reino Unido hizo referencia al caso de John Allen Zegrus. Se le atribuía haberse presentado “como un agente de inteligencia al servicio del coronel Nasser y como un etíope nacionalizado”. Según los informes, había recorrido el mundo con un pasaporte que resultaba bastante convincente, redactado en un idioma aún no identificado y que había sido objeto de estudio por parte de expertos en lingüística.
El parlamentario prosiguió, describiendo que el pasaporte de Zegrus parecía haber sido expedido en Tamanrosset, la capital del estado de Taured, que, según Zegrus, era una nación independiente con cerca de dos millones de habitantes en la región sur del Sahara.
Este debate tenía como finalidad mostrar lo fácil que es falsificar documentos de identidad.
El diario The Province , con sede en Vancouver, también cubrió a Zegrus en esa época, escribiendo:
El señor Zegrus anhelaba dar la vuelta al mundo. Para persuadir a las autoridades, creó una nación ficticia, su capital, su población y su idioma. Todo esto lo plasmó en un pasaporte que él mismo fabricó.
Según la publicación, Zegrus logró viajar de manera exitosa alrededor del planeta con dicho pasaporte falso, particularmente a través de regiones del Medio Oriente. Si alguien cuestionaba su documentación, les señalaba una frase impresa debajo del emblema nacional de Taured:
Rch ubwaii ochtra negussi habessi trwap turapa.
Este conjunto de palabras no tiene sentido en ningún idioma conocido.
Fue solo cuando Zegrus intentó ingresar a Tokio que su pasaporte recibió un examen más riguroso y su historia empezó a desmoronarse. Las autoridades japonesas consultaron mapas, comprobaron la inexistencia del Estado de Taured y comenzaron el proceso judicial en contra de Zegrus. El periódico The Province lo describió como «un mártir de la meticulosidad japonesa».
¿Qué ocurrió con John Allen Zegrus?
Un usuario de Reddit de nombre taraiochi compartió varios recortes de periódicos japoneses de entre el verano de 1960 y el invierno de 1961 que abordan el caso del hombre de Taured, aportando más luz sobre la realidad detrás del mito.
Según registros, Zegrus intentó quitarse la vida poco después de ser condenado a un año de prisión por el Tribunal de Distrito de Tokio por cargos de entrada ilegal y fraude. Al recibir su sentencia, presuntamente exclamó: “Me voy a suicidar” y se hirió en los brazos con fragmentos de una botella de vidrio rota que había escondido.
Zegrus había ingresado a Japón en octubre de 1959 con su esposa de origen coreano, pero enfrentó dificultades económicas durante su estancia. Cambió cheques falsos por un total cercano a los 200.000 yenes (1406 dólares) en varios bancos de Tokio y también declaró trabajar para la CIA y el FBI en Japón, bajo mandato de una «organización árabe relacionada».
Los reportajes además indicaban que el pasaporte de Zegrus «tenía el tamaño de una revista semanal y se detectaba como falso a simple vista».
Quizás el aspecto más impactante de la historia de Zegrus es que en realidad nunca llegó a cumplir tiempo en prisión. Los días que ya había estado detenido superaron su sentencia, por lo que fue liberado.
Al final, Zegrus expresó su deseo de abandonar Japón para empezar «una nueva vida en un nuevo país». Su origen real y su identidad auténtica nunca se descubrieron. Después de dejar Japón, su nombre nunca volvió a surgir de manera relevante en el registro histórico.
Mientras que John Allen Zegrus se desvanecía en el olvido, su historia hizo lo opuesto. Recorrió el mundo, metamorfoseándose desde el relato de un impostor itinerante hasta convertirse en la leyenda urbana del Hombre de Taured, un ser de otra dimensión que existió en nuestro universo solo por un instante antes de desvanecerse, como si jamás hubiera estado aquí.
