Desde la dictadura genocida de Adolf Hitler, muchos en Alemania y en el mundo se han preguntado sobre el origen de la naturaleza violenta y el ansia de poder del Führer: ¿De donde provenía su crueldad? Y algunos han encontrado la respuesta en sus padres, Alois y Klara Hitler.
Nacida como Klara Pölzl en Spital, Austria, a la madre de Adolf Hitler se le describió como «una joven atractiva de abundante cabello oscuro».
Dada su supuesta timidez, Klara al parecer no prestó mayor atención a los abusos de su esposo en contra del joven Adolf. Pero esos abusos terminaron cuando Alois sufrió un colapso y murió, lo que dejó a Klara como madre soltera.
Durante los siguientes años, se cree que la relación de Adolf y su madre se hizo sumamente cercana. En 1907, cuando Klara Hitler fue diagnosticada de cáncer de mama, la atención de Hitler se centró en buscar una cura para su madre. Ese momento, fue recordado más tarde por el médico de Klara Hitler con estas palabras:
Aparentemente, el amor de Adolf por su madre era su característica más llamativa. Nunca he sido testigo de un apego más cercano.
Incluso hay quienes han insinuado que al desmoronarse ese apego con la inminente muerte de Klara Hitler meses más tarde, de alguna manera impulsó a Hitler hacia el camino violento. Pero, ¿quién era realmente Klara Hitler, la madre de uno de los mayores genocidas de la historia?
De Klara Pölzl a Klara Hitler
Klara Pölzl nació el 12 de agosto de 1860 de un matrimonio de granjeros austriacos muy trabajadores. El médico de la familia, Eduard Bloch, quien era judío, la describió como una persona dulce y cariñosa.
Durante su adolescencia, Klara trabajó como empleada doméstica hasta que a los 16 años fue contratada como criada por su primo segundo, Alois Hitler, y su esposa. Según los rumores , para ese momento Alois llevaba una relación amorosa con Franziska, la encargada de la cocina, y al parecer su prima también se convirtió en su concubina.
Con la muerte de su esposa, Alois contrajo matrimonio con Franziska. Una de las primeras reacciones de la nueva ama de casa due despedir a Klara, quien se marchó a Viena por un corto tiempo. Pero años más tarde, cuando la segunda esposa de Alois Hitler murió de tuberculosis, Klara regresó a la casa de su primo segundo , quien le propuso que se casaran.
No obstante, dados sus lazos familiares demasiado cercanos, Alois necesitó acudir a una exención especial del obispo local, quien a su vez solicitó directamente al Vaticano la autorización para legitimar su matrimonio.
Finalmente el matrimonio fue avalado por la Iglesia Católica, aunque dicen que Klara Hitler siguió refiriéndose a su nuevo esposo como «tío», tal como lo hacía mientras fue su criada.
El nacimiento de Adolf Hitler
Del matrimonio de Alois y Klara Hitler nacieron cinco hijos, de los cuales solo dos sobrevivieron hasta la adultez: Paula y Adolf.
Según Paula, su madre era una persona muy suave y tierna que adoraba a su hijo Adolf. Por otra parte, Alois, según los informes, era un hombre malhumorado y autoritario que golpeaba regularmente a Adolf.
Y sobre su hermano, esto recordó Paula tiempo después:
Era un pequeño pícaro desaliñado, y todos los intentos de su padre para castigarlo por su rudeza… fueron en vano.
Tras la muerte de Alois Hitler en 1903, el comportamiento de Adolf no tuvo mayores cambios. Si bien su madre y su hermana lo adoraban, el joven Hitler mantuvo su actitud tozuda y rebelde.
Sin embargo, Klara no hizo más que tolerar todos sus caprichos, a la vez que «lavaba, limpiaba y cocinaba para él».
En 1905, cuando tenía 16 años, Adolf fingió una enfermedad «para persuadir a su madre de que no estaba en condiciones de continuar la escuela», por lo que ella accedió a comprarle pinturas y un piano de cola para que así pudiese cumplir el sueño del joven de convertirse en un famoso artista y músico.
El futuro dictador alemán también adoraba a su madre. Incluso más tarde se refirió a la etapa de juventud que vivió junto a su madre como:
Los días más felices que me parecieron casi como un hermoso sueño.
Pero poco después, en 1907, esta época de felicidad llegó a un abrupto final cuando a Klara le diagnosticaron cáncer de mama.
La muerte de la mamá de Hitler
Luego del diagnóstico de cáncer y de una delicada cirugía a la que fue sometida la madre de Hitler, el futuro caudillo de Alemania permaneció junto a ella durante meses.
Como dijo más tarde Paula a los militares estadounidenses que investigaron a Hitler:
Durante ese tiempo, él fue infatigable en su cuidado por ella, quería cumplir con cualquier deseo que ella pudiera tener e hizo todo lo posible para demostrar su gran amor por ella.
Hitler dormía junto a su madre en la cocina, por ser el lugar más cálido de la casa. Estaba muy atento a su tratamiento. Pero aun así, la salud de Klara Hitler empeoró y falleció el 21 de diciembre de 1907.
Desde entonces, surgió la versión de que el doctor Bloch, el médico judío de confianza de Klara Hitler, en parte fue el responsable de desatar el odio de Adolf Hitler hacia los judíos debido a que no pudo salvarle la vida. Pero lo que aconteció posteriormente, sin embargo, ha desmentido tal versión.
De acuerdo con los informes, luego del funeral de Klara, su hijo se mostró agradecido con el médico y su familia por la ayuda brindada. Incluso los familiares del médico recibieron tarjetas de Año Nuevo de Hitler durante los siguientes dos años, lo cual indicaba que el genocida responsable del exterminio de más de seis millones de judíos no le guardaba rencor alguno a Bloch.
En 1937, cuando Adolf Hitler ya ejercía la dictadura de la infamia, se dice que preguntó a miembros del partido nazi en Austria sobre el doctor Bloch. Quería saber si estaba vivo y, de ser así, si aún se dedicaba a la medicina. Bloch fue llamado por el Führer un «judío noble» y que «si todos los judíos fueran como el doctor Bloch, no habría cuestión judía«.
Aunque este relato ha sido cuestionado por algunos, el doctor Bloch finalmente pudo escapar de Alemania con su familia durante el Holocausto y establecer una nueva vida en el Bronx, Nueva York.
Parecía, por el contrario, que en vez de incitar el antisemitismo brutal de Hitler, los esfuerzos hechos por el doctor Bloch para salvar la vida de Klara tal vez produjeron una excepción única al prejuicio del Führer.
En honor a la memoria de su madre, Adolf Hitler llevó consigo una fotografía de Klara a donde quiera que fuera por el resto de su vida, incluso al mismísimo búnker donde terminó su existencia en 1945.