Según un estudio de 2019 realizado por investigadores del prestigioso Jardín Botánico Real Kew de Reino Unido y de la Universidad de Estocolmo, y publicado en la revista Nature, Ecology & Evolution, la desaparición de las especies que habitan nuestro planeta se ha acelerado alarmantemente a partir del año 1800.
Preocupante cifra de extinción de plantas
Pero lo más grave, y esta es la gran novedad de este estudio, es que no está afectando por igual a todos los reinos de la naturaleza. Las que estarían saliendo peor parada serían las plantas. Cerca de 600 especies de plantas se han extinguido en los últimos 250 años. Esta tasa de desaparición duplica a la suma de mamíferos, pájaros y anfibios extintos.
Los científicos alertan en este informe que se está multiplicando por más de 500 veces la tasa de extinción natural de las especies, que es la que se produciría en unas condiciones normales, sin la intervención de la especie humana.
Aún con lo dramático para el planeta tierra que son estas cifras, los investigadores piensan que podría ser aún peor: el nivel real de extinción de la flora mundial está subestimado. Hay plantas que están desapareciendo sin que ni siquiera nos estemos enterando.
Según Aelys Humphreys, bióloga de la Universidad de Estocolmo y directora estudio, muchas especies de plantas se están extinguiendo sin que seamos conscientes del problema, lo que no ocurriría con otros seres vivos. Cualquier persona puede recordar un mamífero o un ave que ya no está sobre el planeta Tierra, pero casi nadie puede nombrar una planta que ya no existe.
Según la bióloga de la Universidad de Estocolmo:
Este estudio es el primero que nos da una visión general de qué plantas se han extinguido, dónde han desaparecido y qué tan rápido está sucediendo.
Descendiendo a datos más concretos, el estudio ha podido identificar 571 plantas que se han extinguido en los últimos dos siglos y medio. En ese mismo periodo han desaparecido 217 especies de animales.
Chile: la cara y la cruz de este proceso
Las islas y los trópicos capitalizan las mayores pérdidas de especies de plantas. En estas áreas geográficas, que se caracterizan por su biodiversidad, se encuentras especies arbóreas de gran valor económico, lo que supone un plus de riesgo añadido para acelerar su extinción.
El informe hace una mención especial a Chile, como ejemplo de este ritmo de extinción, pero también de la esperanza de que dicho proceso no sea totalmente irreversible.
Como ejemplo negativo del proceso, está el sándalo de Juan Fernández, especie sobreexplotada por ser un excelente productor de aceites esenciales y maderas aromáticas. La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza lo da por extinguido desde 1978.
El reverso positivo en Chile estaría en el azulillo, una planta que se caracteriza por tener unas pequeñas flores de color azul.
El azulillo se había dado por extinguido hace años, sin embargo después fue redescubierto y salió del terrible catálogo de las especies extintas.
Daños colaterales de una extinción
Cuando una planta desaparece, lo preocupante no es solo la extinción de esa especie. En la naturaleza todo está conectado: el fin de una especie puede ser la sentencia de muerte para otras especies, tanto animales como vegetales, que dependen entre sí porque forman parte de un mismo ecosistema.
Un ejemplo fácil de comprender está en los insectos que se alimentan de esas plantas y las necesitan también para poner sus huevos.
La coautora del estudio, Eimear Nic Lughadha, botánica del Jardín Botánico Real declaró:
Millones de otras especies dependen de las plantas para su supervivencia, incluidos los humanos. Saber qué plantas estamos perdiendo y dónde también, retroalimentará los programas de conservación dirigidos a otros organismos
Los investigadores de este estudio proponen una serie de medidas dirigidas a garantizar la conservación de la flora.
La primera sería hacer un registro de todas las plantas que hay en el planeta, algo que puede resultar increíble teniendo en cuenta que estamos en el siglo XXI. Si no se hace esto, muchas plantas desaparecerán sin que se hayan llegado a conocer.
También le dan mucha importancia los autores del estudio a la educación y sensibilización. Los niños deber reconocer las especies de su entorno y aprender a conservarlas y valorarlas como es debido.
Por último, y no menos importante, recomiendan apoyar a los herbarios que preservan especies para la posteridad, y a los botánicos que investigan este fenómeno y que pueden ayudar a frenar este preocupante ritmo de extinción de plantas.