Según una investigación reciente publicada en el American Journal of Clinical Nutrition, los adultos mayores que toman café de forma habitual presentan un riesgo reducido de desarrollar demencia. No obstante, el hallazgo tiene un matiz curioso: este beneficio solo se observa en el café con cafeína y sin azúcar.
El descubrimiento se obtuvo mediante el análisis de registros médicos de 204.847 personas residentes en el Reino Unido, con edades entre 40 y 69 años al inicio del estudio, realizado por científicos de diversas instituciones en China. Estos registros contenían información tanto sobre el consumo de café como sobre los diagnósticos de demencia a lo largo de un período promedio de nueve años.
«Un consumo más elevado de café con cafeína, particularmente sin azúcar, mostró una asociación con un menor riesgo de desarrollar la enfermedad de Alzheimer y otras demencias relacionadas, además de la enfermedad de Parkinson», explicaron los autores en su publicación científica. «No se observaron conexiones similares en el caso del café endulzado con azúcar o edulcorantes artificiales».
Para clasificar los datos, los investigadores separaron a los participantes en cinco categorías según su consumo diario de café: quienes no lo consumían, aquellos que bebían de 0 a 1 taza, de 1 a 2 tazas, de 2 a 3 tazas y más de 3 tazas.
Fue en el grupo de mayor consumo donde se encontraron resultados estadísticamente más relevantes. En general, los consumidores de café, sin importar la cantidad, presentaron al menos un 34 % menos de probabilidad de desarrollar Alzheimer y enfermedades afines, un 37 % menos de riesgo de padecer Parkinson y un 47 % menos de probabilidad de fallecer por una enfermedad neurodegenerativa durante el período estudiado, en comparación con quienes no bebían café.
Sin embargo, los beneficios solo se mantuvieron en el café sin azúcar y con cafeína. Según los investigadores, ciertas propiedades de la cafeína podrían estar actuando como protección para el cerebro contra la demencia, mientras que el azúcar o los edulcorantes artificiales podrían interferir con estos efectos positivos. Aun así, serán necesarios más estudios para confirmar estas hipótesis.
«Existen varios mecanismos que podrían explicar el vínculo entre el consumo de café sin azúcar y con cafeína y las enfermedades neurodegenerativas», señalan los autores del estudio.
A pesar de los hallazgos, los datos no son suficientes para demostrar una relación causal directa. No se puede asegurar si el café previene la demencia, si las primeras fases de esta condición afectan los hábitos de consumo de café o si hay otro factor desconocido que influya tanto en el consumo de esta bebida como en el riesgo de demencia.
Es probable que múltiples elementos jueguen un papel en este proceso, considerando la complejidad del cerebro humano y de las enfermedades neurodegenerativas.
Cabe mencionar que estos resultados no son aislados. Investigaciones previas ya habían señalado que el café podría retrasar el avance de la demencia e incluso contribuir a alargar la esperanza de vida. Sin embargo, el efecto parece depender de la cantidad de café consumido y del momento en que se toma.
Por ejemplo, algunos estudios sugieren que la cafeína podría estar relacionada con la ralentización del deterioro cognitivo.
«El uso de azúcar o edulcorantes artificiales en el café podría tener efectos perjudiciales, por lo que debería evitarse», advierten los investigadores. «La recomendación apunta al consumo de café con cafeína y sin ningún tipo de endulzante».