Consejos y formas de proceder para separarse a los 40

Contrariamente a lo que se piensa, o a lo que muchas personas pudieran pensar de sí mismas, separarse a los 40 años puede ser algo prácticamente igual que hacerlo años antes o años después. Sin embargo, más allá del tema de la edad, muchos de los temores y de la falta de convicción para dar el paso, tienen que ver con qué hacer después, cómo afrontar “la nueva vida” y todo lo relacionado con los cambios que indudablemente ocurrirán.





Porque, lógicamente, habrá cambios. Es por eso que suele ser bastante frecuente la sensación, transformada en duda recurrente, de pensar que si me separo no tengo donde ir, algo que afecta tanto al hombre como a la mujer por igual, y que, sin duda, necesita un análisis concienzudo. Lo normal es buscar asesoría, poder conversar con los familiares más cercanos acerca de la situación, pero al mismo tiempo, aceptar la realidad y no postergar la situación solo por esa incertidumbre, lo cual puede acarrear más problemas en esa relación de la cual se quiere distanciar.

Gastos duplicados

La separación sentimental tiene consigo ciertos problemas y dificultades para todas las personas involucradas. Lógicamente, la sensación de vacío y de falta de compañía, al principio, pudiera hacer su parte y llevar a pensar en situaciones negativas o que, a esa edad, será muy difícil rehacer su vida y poder alcanzar la plenitud en todos los sentidos.

Pero, siendo un poco más realistas, el principal problema y que mucho tiene que ver con esa duda sobre no tener a dónde ir, está relacionado con los gastos, que en lugar de compartirse, se duplicarán, teniendo cada una de las personas que hacerse cargo de la vivienda, alimentación, gastos diarios y de los hijos -si los tuvieran-; cuando antes tenían que compartirlos.

Sea como sea, lo que sí se tiene que afrontar desde el principio, es el cambio en el estilo de vida. De hecho, los propios especialistas afirman que una separación -independientemente de la edad de los cónyuges- trae consigo una disminución de los ingresos, y con ello, del nivel de vida, hasta que las personas logran establecerse sentimental y productivamente, para volver a crecer y a prosperar, es normal.

Hay salidas y posibilidades, siempre

La crisis de los 40 es una realidad que afecta a muchas personas. La explicación sencilla está sujeta a que muchos de los proyectos que se tienen desde los 20 o los 30, todavía no se han materializado, y se comienza a pensar que ya no será posible realizarlos. En primer lugar, eso no tiene ningún sustento que lo pueda avalar, por lo que una persona, si decide separarse a los 40 y hacer su vida -sobre todo si deja atrás una relación traumática o que en los últimos años estaba careciendo de sentido- puede transformar su vida positivamente, en lugar de sentir que no tendrá posibilidades de volver a crecer, a sentirse con estabilidad personal y emocional, o incluso, de formar una familia como había querido.

Por esa razón, la asesoría es crucial. En primer lugar, con abogados especializados en divorcios -que permitirán analizar, desde una perspectiva más racional, cada uno de los pasos que deberían darse-; y en segundo lugar, con profesionales como psicólogos, y por supuesto, con los familiares y amigos más cercanos, que serán el soporte emocional necesario para poder establecerse en un primer grado, hasta poder comenzar a salir adelante con todos los cambios que quieran hacerse.

Bien, se suele decir que los 40 son, ahora, los nuevos 30, en referencia a que cada vez queda más vida por delante, y que la edad no es un impedimento real para hacer realidad los proyectos que las personas quieren. Lo que no vale la pena, bajo ningún concepto, es quedarse en una relación sin ninguna satisfacción, solo por pensar que salir adelante en solitario será imposible.

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