En el año 1800, la población global era de aproximadamente mil millones de personas. Tan solo un siglo después, este número había aumentado en otros 600 millones.
Hoy, el planeta alberga alrededor de 8 mil millones de personas.
Este tipo de aumento demográfico resulta insostenible para el medio ambiente, y según un estudio reciente, podría llevar a una «corrección poblacional» antes de que concluya el siglo actual.
Riesgos de la superpoblación
El estudio es obra de William Rees, ecólogo de población de la Universidad de Columbia Británica en Canadá. Rees argumenta que la humanidad está consumiendo los recursos naturales a un ritmo insostenible, y que nuestras tendencias innatas como seres humanos hacen difícil rectificar este «sobregiro ecológico avanzado».
El resultado podría ser un colapso civilizatorio que actúe como una «corrección» de la población global, sugiere Rees. En el peor de los casos, este colapso podría ocurrir antes de final de siglo y solo las sociedades más ricas y resilientes sobrevivirían.
La expansión humana y el impacto ecológico
Rees explica en su artículo que:
El homo sapiens ha evolucionado para crecer exponencialmente, expandirse geográficamente y consumir todos los recursos disponibles. Durante la mayor parte de nuestra historia evolutiva, estas tendencias expansivas fueron contrarrestadas por retroalimentación negativa. Sin embargo, la revolución científica y el uso de combustibles fósiles eliminaron muchas de estas retroalimentaciones, permitiéndonos alcanzar nuestro máximo potencial de crecimiento exponencial.
El ecólogo señala que nuestro dominio sobre la Tierra nos ha hecho olvidar que aún estamos sujetos a la selección natural . Además, nuestra tendencia natural al pensamiento a corto plazo, que fue útil en nuestro pasado evolutivo, nos impulsa a tomar todo lo que podamos conseguir mientras esté disponible.
Esto ha llevado al consumo excesivo y a la contaminación que ahora son responsables de gran parte de la población actual . Rees argumenta que esto aumentará a medida que crezcan la seguridad financiera y el tamaño de la población.
El clima cambiante y la sobrecarga del planeta
Rees argumenta que el cambio climático es solo una pequeña fracción del problema general de sobrecarga. Al continuar utilizando una gran cantidad de combustibles fósiles, también estamos ignorando los otros síntomas de exceso. Desde nuestro consumo de biomasa hasta la alteración de los ciclos de nutrientes planetarios, todos estos problemas interrelacionados están impulsando la sexta extinción masiva de la Tierra y arriesgando un colapso caótico de los sistemas vitales de nuestro planeta.
Además, nuestras soluciones propuestas, como el cambio a energías renovables, no abordan el problema del crecimiento exponencial de la población y, de hecho, contribuyen aún más al exceso de consumo que lo acompaña.
Soluciones tecnológicas insuficientes
La pregunta es si las mejoras tecnológicas en áreas como la lucha contra el cambio climático y el aumento de la producción de alimentos pueden mantenerse al día con las demandas crecientes que nuestro consumo impone en el planeta.
Si la innovación no puede proporcionar soluciones, la escasez de alimentos, la inestabilidad del hábitat, la guerra y las enfermedades podrían comenzar a afectar las cifras de población, predice el estudio.
Como señala Rees:
Si bien ningún síntoma importante de sobrecarga puede abordarse de forma aislada de los demás, abordar la sobrecarga directamente reduciría todos los síntomas importantes simultáneamente.
Conciencia y equilibrio necesarios
Otro punto que destaca Rees es la necesidad de ser más conscientes del peligro en el que nos encontramos. Deberíamos buscar formas de lograr un mejor equilibrio entre nuestra relación de dar y tomar con el planeta.
Así las cosas, el ecólogo concluye en su artículo que:
En el mejor de los mundos posibles, toda la transición podría manejarse de manera que evite el sufrimiento innecesario de millones (¿billones?) de personas, pero esto no está sucediendo, y no puede suceder, en un mundo ciego a su propia situación.