Cómo un buen grito puede ayudarte a aliviar el estrés

Un grito primario no resolverá todos tus problemas, pero es un buen primer paso.

Por estos días no es extraño tener razones para estar enojados y frustrados. Pero, ¿un grito podría servir de algo?  Pues sí, gritar desde los tejados (o contra la almohada) puede ser un gran alivio, especialmente cuando los problemas que enfrentamos parecen tan grandes que no sabemos cómo empezar a solucionarlos.





¿Por qué un fuerte grito puede llevar nuestro estado de ánimo de ardiente a pacífico en cuestión de segundos? Tiene mucho que ver con el seguimiento de las emociones que sentimos. Al igual que llorar o reír puede proporcionar una oleada de calma en momentos de tristeza o alegría, un buen grito puede brindarnos un alivio temporal de la ira y la frustración.

Como señala el psicoterapeuta estadounidense Avi Klein:

Creo que cada emoción que sentimos tiene una especie de acción correlativa que la acompaña. Se siente realmente bien o incluso saludable descargar esa emoción.

Descargar tus sentimientos, ya sea a través de una charla con tu mejor amigo o la liberación de tu bramido más cordial desde tu balcón, es una forma buena y probada de liberar la tensión, afirma John Norcross, profesor de psicología en la Universidad de Scranton. Es como levantar la tapa de una olla con agua hirviendo antes de que hierva.

Dar voz a todo ese dolor puede ser realmente útil, especialmente si sientes que estás a punto de estallar. En esos momentos en los que sientes que puedes perder la calma con un compañero de trabajo o un miembro de la familia, desahogar un poco de “vapor” puede permitirte continuar con tu día sin causar una escena problemática.

Pero no esperes que tus problemas se evaporen.

En los años 60 y 70, la terapia del “grito primordial” estaba de moda entre personajes tan reconocidos como John Lennon y Yoko Ono. Consistía en abordar los problemas psicológicos simplemente sacándolos de su sistema. Pero al igual que levantar la tapa de la olla de agua hirviendo, gritar solo ofrece una liberación a corto plazo.

Según Klein:

Creo que la gente se equivoca y asume que si simplemente lo deja salir, no tendrá que hacer nada más. Si eres condescendiente en tu vida pero estás rompiendo platos en otros lugares, no creo que eso sea de gran ayuda.

Si no quieres estar gritando todo el tiempo, debes averiguar qué problemas te están provocando esas emociones difíciles y trabajar para encontrar algunos mecanismos de afrontamiento más saludables para resolverlos. Por ejemplo, si sientes enojo y frustración porque las personas ignoran tus deseos o no te escuchan, indican desde Mayo Clinic, la práctica de tácticas de afirmación saludables probablemente te dará mejores resultados a largo plazo que voltear una mesa. Pero eso no significa que un “cambio de mesa” metafórico en la privacidad de tu propia casa no pueda ayudarte a brindarte la tranquilidad que necesitas para concentrarte en el panorama general.

Piensa en gritar y ventilar más como una curita que como una cura mágica. Definitivamente puede hacer que te sientas mejor, y eso es genial, pero aún queda trabajo por hacer una vez que el ruido se desvanezca.

Así entonces, la próxima vez que sientas que estás a punto de desbordarte, no tengas miedo de aullar al viento (solo trata de no asustar a tus vecinos). Pero una vez que te sientas un poco mejor, es hora de comenzar a hacer el verdadero trabajo.

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