Un estudio basado en el análisis de diversos conjuntos de datos sobre la evolución de la altura y el peso en los hombres revela que, conforme las naciones experimentan un crecimiento económico y sanitario, los hombres de esos países tienden a ser más altos y más pesados, duplicando la velocidad de cambio respecto a las mujeres.
El equipo internacional de científicos responsables del estudio examinó información de 135.645 individuos (de los cuales el 46 % eran hombres) en 62 países, recopilada en el año 2003. Esta base de datos fue enriquecida con estadísticas obtenidas de Wikipedia y registros históricos del Reino Unido que datan de 1900. Para garantizar la claridad de los resultados, se excluyó del análisis a las personas categorizadas como obesas.
El dimorfismo sexual en cuanto a tamaño (diferencias físicas entre ambos sexos, con los hombres siendo más altos y corpulentos que las mujeres) quedó claramente reflejado, al igual que la relación entre el incremento de la prosperidad y el aumento en la estatura y el peso.
Según explican los investigadores:
Nuestros análisis internacionales indican que, a medida que mejoran las condiciones sociales y ambientales de los países, como la reducción de la carga general de enfermedades, se observa un aumento en la altura y el peso de las personas. No obstante, este incremento es más del doble en los hombres que en las mujeres, lo que intensifica el dimorfismo en el tamaño sexual.
Los hallazgos respaldan investigaciones previas que indican que, en general, las mujeres heterosexuales muestran una mayor inclinación por hombres más altos y corpulentos, mientras que los hombres heterosexuales tienden a preferir parejas de menor tamaño y contextura más delgada. Asimismo, refuerzan la conexión entre la riqueza y la salud de un país, medidas a través del Índice de Desarrollo Humano (IDH), y el aumento en altura y peso, probablemente como consecuencia de la influencia del entorno y la calidad de vida en el organismo humano.
El hecho de que este fenómeno se observe con mayor intensidad en los hombres sugiere que su organismo podría ser más receptivo a las condiciones de vida, posiblemente porque los cuerpos de mayor tamaño requieren más recursos para su mantenimiento. En el caso de las mujeres, el entorno parece tener un impacto menos significativo en su estructura corporal.
Los investigadores señalan que:
Con base en nuestro descubrimiento principal de que el dimorfismo en el tamaño sexual es más pronunciado en entornos favorables, podemos concluir que la morfología de los hombres es más susceptible a las condiciones de vida que la de las mujeres, al menos en términos de altura y peso.
Además, se identificaron diferencias interesantes entre distintos países. Por ejemplo, los rangos de peso tendían a ser más amplios en las naciones con un IDH elevado, mientras que la variabilidad en la altura masculina disminuía conforme aumentaba el índice de desarrollo humano del país.
En conjunto, los científicos sugieren que la estatura masculina podría utilizarse como un indicador fiable del estado de salud y bienestar general de una población, proporcionando a las autoridades una herramienta sencilla para su evaluación.
No obstante, también reconocen la necesidad de estudios longitudinales más detallados, que analicen la evolución de las mismas personas a lo largo del tiempo y en diversas regiones, con el fin de fortalecer los patrones identificados en este estudio.
Según la conclusión del equipo de científicos:
Nuestra investigación integra la biología evolutiva con indicadores de bienestar humano, ofreciendo nuevas perspectivas sobre cómo los factores socioecológicos y la selección sexual influyen en características físicas clave.
Los resultados de esta investigación han sido publicados en la revista Biology Letters.