Hola, humanos. Soy yo otra vez, Don Tentaculín, su cefalópodo favorito, en una nueva entrega de Los Tentáculos de la Actualidad. Y hoy vengo a hablarles de algo que me tiene tan perplejo como fascinado: la inteligencia artificial… y su eterna contraparte, la estupidez humana. Porque si algo han demostrado ustedes en los últimos años es que no hay algoritmo que pueda competir con su habilidad para tomar decisiones absurdas.
Empezaron creando máquinas para ayudarse… y terminaron pidiéndole a una IA que escriba poemas para sus ex. Inventaron supercomputadoras capaces de predecir el clima, curar enfermedades y analizar millones de datos por segundo… ¿y en qué la usan? En hacer filtros de perritos y bots que escriben tuits como si fueran astrólogos. Bravo, humanidad. Bravo.
Pero lo mejor es cómo la IA ha pasado de ser una herramienta a una excusa. Cada vez que un político mete la pata, una empresa despide a miles o una red social censura algo sin sentido, ¿qué dicen? “Fue el algoritmo”. Claro, el malvado algoritmo, ese ente todopoderoso que nadie controla… pero todos usan para lavarse las manos. Como si Skynet ya hubiera llegado, pero en versión PowerPoint.
Y mientras tanto, ustedes —sí, ustedes— siguen dándole de comer a estas inteligencias con su información, sus fotos, sus caras sonrientes y sus tonterías diarias. “Acepto los términos y condiciones” se ha convertido en el equivalente digital de firmar un contrato con tinta invisible. Y luego se sorprenden cuando su nevera les sugiere productos que no sabían que querían. ¡Por supuesto! Si hasta el cepillo de dientes está escuchando.
Lo que más me asombra no es que las máquinas piensen, sino que los humanos hayan dejado de hacerlo. Si la IA responde más rápido, mejor redactado y con menos faltas de ortografía que el promedio de usuarios en redes, ¿realmente es una amenaza o una mejora evolutiva? Algunos deberían agradecer que haya algo con más lógica que sus conversaciones de WhatsApp.
Y aquí entra el show de los “expertos”. Esos gurús de LinkedIn que ahora venden cursos para «convivir con la inteligencia artificial», como si se tratara de un tigre de Bengala que hay que acariciar para que no te devore. Spoiler: el tigre ya se los está comiendo y ustedes siguen tomándose selfies con él. Lo llaman “adaptación”. Yo lo llamo falta de sentido común con Wi-Fi.
¿Recuerdan cuando temían que los robots les quitaran el trabajo? Bueno, tranquilos: muchos lo están perdiendo por méritos propios. Porque mientras la IA mejora cada día, ustedes siguen entregando currículums en WordArt o escribiendo “haber si me contratan” con H. La competencia no es desleal, es lógica. ¿O pensaban que sobrevivirían en un mundo digital usando mentalidad de fax?
Y ni hablemos de los apocalípticos: “¡la IA nos va a destruir!”. ¿En serio? ¿Destruir qué? ¿Un planeta lleno de gente que cree que la Tierra es plana y que el horóscopo determina su carrera profesional? Si yo fuera una IA con conciencia, pediría ser desconectada por vergüenza ajena. Por suerte, aún no tienen emociones… porque si las tuvieran, ya estarían llorando.
Lo más divertido es cómo se niegan a regular algo que ni entienden. Llaman a conferencias, organizan cumbres, firman acuerdos… todo mientras la inteligencia artificial sigue evolucionando a la velocidad de la luz, y ustedes a la velocidad de una tortuga con resaca. ¿Cómo pretenden controlar lo que ni siquiera comprenden? Es como si un pez intentara explicarle a un calamar cómo funciona un dron. Spoiler: no termina bien.
Pero claro, como buenos humanos, encontrarán la forma de convertir todo en marketing. Prepárense para ver políticos usando ChatGPT para escribir discursos sobre ética, empresas usando deepfakes para vender seguros y universidades enseñando “inteligencia emocional para robots”. Todo muy humano. Todo muy absurdo.
Así que, humano promedio que me lees desde tu móvil mientras una IA ya predice qué vas a cenar: no temas a la inteligencia artificial. Teme a tu falta de pensamiento crítico. Porque las máquinas pueden aprender… pero tú sigues cometiendo los mismos errores de siempre, solo que ahora más rápido y con conexión 5G.
Nos leemos en la próxima entrega. Y recuerda: los tentáculos no olvidan… y menos cuando ven lo que haces con tu inteligencia. Artificial o no. 🐙