El curioso motivo por el que los astronautas no pueden eructar en el espacio

Para los astronautas, adaptarse a la microgravedad implica ajustar no solo sus rutinas de trabajo y movimiento, sino también funciones corporales más cotidianas: ¡eructar se vuelve imposible!

Al imaginar los desafíos que enfrentan los astronautas en el espacio, solemos pensar en los trajes espaciales, la falta de gravedad o la dificultad de desplazarse en condiciones de microgravedad. Sin embargo, hay aspectos más comunes y quizá sorprendentes que también se ven alterados en el espacio: ¡los astronautas no pueden eructar! Aunque suene extraño, este acto tan simple que en la Tierra realizamos sin pensar se convierte en una misión imposible en órbita. La explicación es científica y nos ayuda a entender cómo el espacio afecta incluso las funciones más básicas de nuestro día a día, como la digestión.





La gravedad y la separación de gases

Para comprender por qué los astronautas no pueden eructar en el espacio, es útil recordar cómo funcionan los eructos en la Tierra. Aquí, la gravedad juega un papel esencial en la separación de líquidos, sólidos y gases dentro del estómago. Cuando comemos o bebemos, también tragamos aire, el cual se acumula en la parte superior del estómago debido a su menor peso, ya que la gravedad “tira” menos de él y permite que se separe de los alimentos y líquidos, facilitando su salida como eructo.

Pero en el espacio, donde la gravedad es casi inexistente (estado conocido como microgravedad), este proceso no ocurre del mismo modo. Sin la ayuda de la gravedad para separar el gas de los sólidos y líquidos en el estómago, el aire que los astronautas tragan queda mezclado con los alimentos. Si intentasen eructar, en lugar de liberar solo el gas, también expulsarían el contenido del estómago, lo cual resultaría bastante incómodo. En esencia, en el espacio, eructar se asemejaría a vomitar. Por este motivo, los astronautas deben aprender a vivir sin esta función.

La microgravedad y el reto digestivo

La microgravedad no solo afecta la capacidad de eructar, sino que también modifica todo el proceso digestivo. En la Tierra, la comida desciende por el sistema digestivo gracias a la combinación de los movimientos musculares y la gravedad, que ayudan a que los alimentos vayan bajando desde la boca y la parte superior del estómago hacia los intestinos y el ano, facilitando su desplazamiento de forma natural. En el espacio, al faltar esa «ayuda» de la gravedad, el proceso digestivo puede ser más lento y complicado. Esto obliga a los astronautas a ser especialmente cuidadosos con lo que comen y cómo lo hacen.

La microgravedad y el reto digestivo
La microgravedad no solo impide eructar, sino que además altera por completo el proceso de digestión.

Además, la falta de eructos significa que los astronautas pierden una de las maneras más simples de liberar el exceso de gases en el sistema digestivo. Aunque aún pueden expulsar gases por el recto, el proceso digestivo puede volverse incómodo y con mayor probabilidad de causar malestar estomacal o hinchazón. Este inconveniente ha llevado a que los alimentos enviados al espacio sean seleccionados cuidadosamente para evitar una producción excesiva de gases. Los astronautas deben evitar comidas pesadas o difíciles de digerir, como ciertos vegetales que suelen generar muchos gases, o bebidas carbonatadas que contienen burbujas de gas que podrían acumularse en el estómago.

La selección de alimentos para el espacio

Debido a estas limitaciones, la dieta de los astronautas se planifica cuidadosamente para reducir el riesgo de acumulación de gases y hacer que la digestión sea lo más cómoda posible. La comida espacial se deshidrata y se empaqueta de manera especial, y su composición se diseña para minimizar la producción de gases en el estómago. Los alimentos suelen ser blandos y fáciles de digerir, como purés, sopas y platos simples que no generen demasiada fermentación.

Además, se evitan alimentos que puedan provocar hinchazón o gases, ya que la falta de gravedad hace que cualquier malestar estomacal sea más incómodo y difícil de manejar en el espacio. Las bebidas también tienen limitaciones; por ejemplo, no se permite el consumo de refrescos carbonatados en el espacio, ya que las burbujas de gas en estas bebidas no se liberan de la misma manera que en la Tierra. Los astronautas beben líquidos especiales, como zumos y agua, que se mantienen en bolsas con pajitas para evitar que el líquido flote en el ambiente y cause problemas.

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