La vida sexual de Adolf Hitler y su esposa, Eva Braun, ha sido el blanco de muchas especulaciones desde el siglo pasado.
El profesor Thomas Lundmark, de la Universidad de Hull (Inglaterra), señaló en su libro ‘The Untold Story of Eva Braun’ (en español: ‘La historia no contada de Eva Braun’) que Braun y Hitler nunca pudieron tener relaciones sexuales, según informó Daily Mail.
El impedimento, según Lundmark, era una extraña condición ginecológica que padecía la mujer, una dolorosa enfermedad que le hacía insoportable el coito vaginal.
Se refiere al Síndrome de Mayer-Rokitansky-Küster-Hauser (MRKHS, las siglas en inglés), conocido también como agenesia mulleriana o agenesia vaginal. Este cuadro clínico malformativo es causado por trastornos graves del sistema reproductivo durante el desarrollo. Las mujeres con el síndrome MRKHS carecen del útero y de los 2/3 superiores de la vagina, lo que generalmente conlleva dificultades en las relaciones sexuales.
Esta enfermedad congénita rara afecta a 1 de cada 5000 mujeres. Existen métodos para su tratamiento, aunque la intervención quirúrgica es el más común.
La evidencia con la que Lundmark justifica su teoría es un calendario que la esposa del doctor Gustav Scholten mantenía guardado. En sus escritos, el ginecólogo nazi había registrado los datos de una conversación telefónica que sostuvo con la residencia de Hitler en Berghof:
Llamada telefónica a Berghof. Viaje a Italia del Führer. Gracias por operar a Eva Braun.
¿A qué operación se refería el ginecólogo?
Por desgracia, el doctor Scholten sufrió un accidente de tráfico en agosto de 1944 y falleció. Sin embargo, Lundmark logró ubicar al hijo del médico, Gerhard, quien también murió hace un tiempo. Ahora, su verdad sale a la luz.
En su conversación con el profesor, Gerhard Scholten recordó haber visitado la sala del hospital donde se recuperaba Eva Braun. Además, dejó claro que su madre sí había viajado a Italia con gastos pagos por cuenta de Hitler.
El periodista Nerin Gun, por su parte, refuerza la teoría de Lundmark. En un libro que publicó en 1968 sobre la vida de la pareja, Gun citó una entrevista con la madre de Eva, Fanny, en la que confirmaría los motivos de la operación de su hija.
Según escribe el profesor Lundmark en su libro:
A Eva Braun la operaron por tener la vagina demasiado estrecha. Por ello, empecé a preguntar sobre esta extraña enfermedad. Entonces, hablé con un cirujano del Hospital Universitario de Münster, que me confirmó que dicha patología se refería al síndrome del MRKH.
Que Eva Braun conocía bien al Dr. Scholten es innegable. Incluso Lundmark fotografió una nota escrita por Braun, prometiéndole al cirujano una invitación a su casa:
El testimonio de otros que conocieron personalmente a Braun arroja más luz sobre la naturaleza de su relación con Adolf Hitler.
En 1949 fueron publicadas las memorias de Eugene Dollman, un diplomático nazi que sirvió como traductor cuando Braun visitó Roma.
Según el testimonio de Dollman, Eva le habría confesado que no tenía intimidad con Adolf, citando además unas supuestas palabras que dejan pistas de lo que era la vida de la mujer al lado del Führer:
Misión, misión, misión es todo lo que sabe … La idea misma del contacto físico significaría la contaminación de su misión.
Muchas veces, viendo juntos el amanecer, me confesó que solo podía amar a Alemania
La juventud de Alemania, que lo mira como un ejemplo, no debería verse decepcionada por las sórdidas historias de amor, porque entonces perderían la confianza en la causa.
Según el profesor Lundmark, no hay razón para dudar de la declaración de Dollmann, pues considera que su historia es menos salaz y no tenía ningún motivo para inventarla.
Incluso el propio Hitler sugirió en su última voluntad y testamento que su relación con Braun era platónica, agradeciendo a la mujer por “muchos años de fiel amistad”.
La única mención que en ese documento hace el capo nazi del amor está relacionada con el amor por su pueblo.