George Gordon Byron, mejor conocido como Lord Byron (1788-1824) es reconocido hoy en día como una figura esencial dentro de la literatura británica. Sus obras reflejan un profundo romanticismo y nostalgia, ofreciendo una representación intensa tanto del entorno natural como de los sentimientos humanos.
A nivel personal, Byron enfrentó numerosas complicaciones de salud a lo largo de su existencia, lidiando con padecimientos que iban desde mareos y una cojera hasta enfermedades sexuales y trastornos alimenticios como la bulimia y la anorexia. Estos problemas de salud y los cuestionables tratamientos de la época quedaron inmortalizados en su sátira en verso, Don Juan. En este poema menciona, por ejemplo, el uso de las sales de Epsom , cuyo componente principal es el sulfato de magnesio, utilizadas como laxante, para relajar músculos en baños de inmersión y, mezcladas con otros productos para inducir el vómito, como purgantes.
Regímenes alimenticios extremadamente estrictos
Durante su juventud, Byron adoptó dietas extremadamente estrictas para combatir la tendencia al sobrepeso heredada de su madre. Experimentó con dietas que se basaban en el consumo diario de un cuarto de libra de carne , con modestas porciones de vino.
En sus años finales, apostó por el vinagre, convencido de que este líquido contribuiría a disminuir su apetito. Su peso disminuyó de manera alarmante, pero las consecuencias fueron severas: problemas dentales, vómitos frecuentes y diarrea se volvieron habituales en su día a día. Ingería el vinagre mezclado solamente con agua y arroz, en la creencia de que esto intensificaría su efecto depurativo, provocándose vómitos y diarreas intencionadamente.
Como consecuencia de estas y otras dietas extremas, el autor consiguió reducir su índice de masa corporal (IMC) de 29,7 a 22,1 kg/m² al menos en dos ocasiones, en 1806 y en 1822. Antes de esta última disminución significativa de peso, su aspecto preocupó a su abogado mientras estaba en Venecia, quien comentó que Byron se veía pálido, hinchado y de un tono de piel enfermizo.
Las consecuencias del consumo de vinagre
La dieta a base de vinagre ya tenía antecedentes trágicos en la época de Byron. En uno de los primeros informes documentados , una mujer francesa conocida como Mademoiselle Lapaneterie en 1733, preocupada por su figura corpulenta y el color rojo de su piel, siguió la sugerencia de una vecina de beber vinagre diariamente para adelgazar y aclarar su tez.
El médico Pierre Desault reportó que, después de seguir este método por más de un mes, Lapaneterie notó una reducción de peso y su piel rojiza se tornó pálida, algo que era preferido por las damas de esa época. Sin embargo, poco después comenzó a padecer de tos, sudoraciones nocturnas, náuseas, inflamación en pies y piernas y diarrea, síntomas que finalmente la llevaron a la muerte.
Un caso posterior ocurrió en 1826 , dos años después de la muerte de Byron, cuando Louise, una joven de Dijon en Francia, empleó el vinagre debido a las burlas sobre su peso. Al igual que en el caso anterior, este régimen la condujo a un fatal desenlace.
A pesar de estos acontecimientos, el vinagre se mantuvo como un componente central en las dietas para perder peso en Europa, particularmente en Francia, durante el siglo XVIII y continuó siendo utilizado hasta bien entrado el siglo XIX.
El abuso de esta sustancia es perjudicial para la salud
Investigadores del ámbito de la Medicina Interna del nosocomio universitario de Innsbruck en Austria, en el año 1998, identificaron que una ingesta excesiva de vinagre podría derivar en la aparición de tres problemas de salud adversos:
- Hipocalcemia: Una disminución del calcio en la sangre que puede provocar contracciones musculares involuntarias.
- Hiperreninemia: Una elevación de la renina, hormona renal, en la sangre como mecanismo de compensación ante una disminución en la presión arterial o el flujo sanguíneo renal. Esta situación puede desencadenar hipertensión e insuficiencia renal.
- Osteoporosis: Una enfermedad que incrementa la fragilidad ósea, incrementando el riesgo de fracturas.
Erosión dental por vinagre
Posteriormente, se reportó el caso de una adolescente de 15 años que sufrió desgaste en su esmalte dental por ingerir vinagre de manzana a diario. Resulta interesante que Byron también mostraba preocupación por sus piezas dentales , de tamaño reducido y forma regular. Consumía y fumaba tabaco con la creencia de que esto conservaría su salud dental y, más adelante, para suprimir el apetito. Al final de su vida, aunque sus dientes permanecían blancos, se habían debilitado notablemente.
Al menos una investigación ha revelado que tanto el vinagre blanco como el de manzana y el peróxido de hidrógeno poseen efectos blanqueadores, pero también erosionan el esmalte dental. En 2016 se descubrió que el vinagre blanco en particular podría incrementar el daño al esmalte y a su dureza.
El grupo de Phillipp Kanzow ha investigado y concluido que la presencia y severidad de la erosión dental se ve influenciada por múltiples factores, incluyendo la dieta, la composición salival, diversas patologías y el desgaste mecánico por abrasión.
Propiedades para la saciedad
Respecto a las propiedades adelgazantes que Byron atribuía al vinagre, es probable que estas se deban a su capacidad para generar saciedad. En un estudio de 1998 se verificó que el ácido acético, principal componente aromático y gustativo de este condimento, disminuye considerablemente los niveles de glucosa e insulina postprandiales, posiblemente por ralentizar el vaciado gástrico.
Esto implica que el pico de azúcar en sangre tras consumir alimentos es menor si se incluye vinagre en la dieta, ya que la digestión es más lenta y, por ende, el cuerpo tarda más tiempo en procesar los carbohidratos presentes en los alimentos.
Ahora bien, un reciente artículo de investigación titulado ‘La dieta del vinagre de Byron: un análisis histórico y nutricional’, apunta a que, si bien el régimen alimenticio a base de vinagre contribuyó a la pérdida de peso y a la palidez de Byron, su uso prolongado podría haber jugado un papel importante en el desarrollo de la anorexia nerviosa que padecía, agravada por episodios de bulimia.
La historia de Lord Byron con el vinagre resalta una verdad imperecedera: la búsqueda de la belleza y la salud a través de dietas extremas es un juego peligroso. Esta práctica, que data de la época romántica, nos sirve de recordatorio de que la moderación y la sabiduría dietética son esenciales.
A pesar de los avances científicos y la mayor comprensión de la nutrición, la tentación de soluciones rápidas persiste.
Es fundamental que aprendamos de los errores del pasado y optemos por un enfoque equilibrado que fomente un bienestar duradero. Byron, en su genialidad y error, se convierte así en un faro de advertencia para las generaciones actuales y venideras.