En el mundo existen millones de rincones extraños, pero son muy pocos los que tienen un verdadero interés científico. Uno de ellos es un museo con un tema muy particular, que forma parte esencial de la biología de seres humanos y animales: las heces.
Se trata del National Poo Museum (Museo Nacional de la Caca), en Inglaterra, donde se exhiben heces de todo tipo: de humanos, bebés y de varios animales como zorros, palomas, leones, alces, suricatos… Pero no solo abarca la época actual, el Museo de la Caca también muestra popó fosilizada de reptiles que caminaron por La Tierra hace millones de años. Toda la caca está protegida en esferas de resina.
El museo está ubicado específicamente dentro del zoológico de la isla de Wight. Cuando lo inauguraron, en lugar de cortar un listón rojo, como es la costumbre, se hizo con un rollo de papel higiénico, en homenaje a la temática. Como en todo museo, también hay una tienda de regalos o souvenirs, como los llaman en algunos países, donde las personas pueden adquirir réplicas de plástico de las esferas con caca y otros objetos.
En la web del museo se explica muy bien cómo las heces resultan curiosas para los más pequeños, y cómo aprendemos a rechazarlas y a no hablar sobre ella cuando estamos mayores.
Asimismo, recuerda que recientes estudios científicos han demostrado que las bacterias intestinales, que son desechadas a través de caños y alcantarillas del mundo entero, de hecho podrían ser importantes para lograr avances médicos.
El museo también asegura que, además de explorar el campo científico, su función es que evaluemos nuestra relación y cambiemos la forma de pensar sobre las heces, a las cuales califican como una “sustancia asombrosa”.
En Italia está ‘IL MUSEO DELLA MERDA’
Se podría pensar que el National Poo Museum es un sitio único, pero en Italia también existe otro museo cuyo tema principal es la caca. A más o menos 100 kilómetros de Millán, en el castillo medieval de Castelbosco, se inauguró en 2015 ‘IL MUSEO DELLA MERDA’ (Museo de la Mierda).
La idea de este sitio la tuvo un empresario agrícola llamado Gianantonio Locatelli. En su granja había unas 3.500 vacas productoras de leche, con la que se realiza el queso Grada Padano, que generaban toneladas de estiércol al año. Entonces a Locatelli se le ocurrió sacar provecho ecológico, productivo y cultural a las heces de sus animales y consiguió darle varias aplicaciones, como la de convertir la caca de sus más de tres mil vacas en una especie de biogás que sirve para calentar sus instalaciones, además de producir fertilizante.
Quizá el uso más excéntrico que dio Locatelli estos residuos animales fue el de crear un museo que exhibe fotografías, pinturas e ilustraciones inspiradas en los excrementos. Pero todo el asunto escatológico no termina allí, hay pinturas que incluso están fabricadas con excrementos, siendo más famosas las de Roberto Coda Zabetta, que mezcló sus pigmentos y resina con estiércol para pintarlas.
Finalmente, en su extravagante museo se llama la atención sobre los beneficios del excremento, que a lo largo de la historia se usó en el ámbito medicinal en combinación con plantas y hasta como material para la construcción.
